Y cuáles son los laboratorios que vuelven a entrar en escena para vender su famoso “tamiflú” (antiviral); acertaron: Roche y Relenza, que son una verdadera pandemia pero sembrando pánico por una enfermedad perfectamente controlable en nuestros tiempos.
Por: Ramón Requena Guerrero.
Desde que los diarios locales nos contagiaron con su “gripe porcina”, me sonó a cuento. Yo estaba en Francia cuando explotó la “gripe aviar” del 2005 en el sur de Asia, y las autoridades ordenaban a diestra y siniestra matar los pollos y todo tipo de aves por sospecha de un contagio que nunca se confirmó a nivel de pandemia. Piña, porque yo tenía dos pollos, mejor dicho una gallina y un vistoso gallo enano en mi jardín de mil 500 metros cuadrados, Lucrecia y Felipe, que eran la atracción del barrio y mi adoración.
Lucrecia me dejaba dos huevos diarios en su nido antes del mediodía mientras Felipe cuidaba la entrada al pequeño corral. Era verano y yo estaba feliz con mis aves que me regaló una buena amiga, y por supuesto no iba a permitir que nadie toque mis mascotas por más autoridad que fuera. Lo cierto es que mi casa estaba rodeada de aves, Montussan está en el campo, a menos de media hora a las afueras de Bordeaux, la tierra del mejor vino, y desde que amanecía hasta el anochecer, tenía pájaros de todos los colores y tamaños por los cuatro puntos cardinales.
Nunca se enfermaron mis engreídos y tampoco pude ver aves salvajes muertas o cosa parecida. Es mas, a mis picos dorados no los mató ni la nieve del crudo invierno que siguió al poco tiempo. Así que esa experiencia me hizo recapacitar sobre la verdadera peligrosidad de la famosa “gripe aviar” que al final de cuentas el Colegio Imperial de Londres y la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos, confirmaron que era imposible que se propague entre humanos porque la temperatura al interior de la nariz humana es demasiado fría para mantener vivo al elemento contagiante (patógeno).
Así que la amenazante pandemia de gripe aviar que se pronosticó mundialmente, resultó un fraude que sólo mató a 250 personas en todo el mundo. Normal. La “gripe común”, la del resfriado que todos hemos sufrido alguna vez, mata medio millón de personas por año a nivel mundial. Esta falsa alarma le permitió a Roche y Relenza, dos grandes laboratorios transnacionales, vender antivirales por miles de millones de dólares. Tres años después la historia se repite con la “gripe porcina” pues hasta donde se sabe, mas es la bulla que la pandemia que empieza a desinflarse.
Y cuáles son los laboratorios que vuelven a entrar en escena para vender su famoso “tamiflú” (antiviral); acertaron: Roche y Relenza, que son una verdadera pandemia pero sembrando pánico por una enfermedad perfectamente controlable en nuestros tiempos. Pues si realmente fuera una crisis, por qué la Organización Mundial de la Salud no ordena la producción masiva de antivirales genéricos para combatirla y se reparten gratuitamente, sobre todo para la gente pobre como la de nuestra sierra, cuyos niños, literalmente se están muriendo de neumonía por el friaje desatado en el sur.
En el mundo cada año mueren dos millones de personas por la malaria que se podría prevenir con un mosquitero y dos millones de niños mueren al año con diarrea, que se podría curar con un suero que vale casi nada, pero de eso, los grandes medios de comunicación, no dicen nada. Los grandes laboratorios tampoco.
Por: Ramón Requena Guerrero.
Desde que los diarios locales nos contagiaron con su “gripe porcina”, me sonó a cuento. Yo estaba en Francia cuando explotó la “gripe aviar” del 2005 en el sur de Asia, y las autoridades ordenaban a diestra y siniestra matar los pollos y todo tipo de aves por sospecha de un contagio que nunca se confirmó a nivel de pandemia. Piña, porque yo tenía dos pollos, mejor dicho una gallina y un vistoso gallo enano en mi jardín de mil 500 metros cuadrados, Lucrecia y Felipe, que eran la atracción del barrio y mi adoración.
Lucrecia me dejaba dos huevos diarios en su nido antes del mediodía mientras Felipe cuidaba la entrada al pequeño corral. Era verano y yo estaba feliz con mis aves que me regaló una buena amiga, y por supuesto no iba a permitir que nadie toque mis mascotas por más autoridad que fuera. Lo cierto es que mi casa estaba rodeada de aves, Montussan está en el campo, a menos de media hora a las afueras de Bordeaux, la tierra del mejor vino, y desde que amanecía hasta el anochecer, tenía pájaros de todos los colores y tamaños por los cuatro puntos cardinales.
Nunca se enfermaron mis engreídos y tampoco pude ver aves salvajes muertas o cosa parecida. Es mas, a mis picos dorados no los mató ni la nieve del crudo invierno que siguió al poco tiempo. Así que esa experiencia me hizo recapacitar sobre la verdadera peligrosidad de la famosa “gripe aviar” que al final de cuentas el Colegio Imperial de Londres y la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos, confirmaron que era imposible que se propague entre humanos porque la temperatura al interior de la nariz humana es demasiado fría para mantener vivo al elemento contagiante (patógeno).
Así que la amenazante pandemia de gripe aviar que se pronosticó mundialmente, resultó un fraude que sólo mató a 250 personas en todo el mundo. Normal. La “gripe común”, la del resfriado que todos hemos sufrido alguna vez, mata medio millón de personas por año a nivel mundial. Esta falsa alarma le permitió a Roche y Relenza, dos grandes laboratorios transnacionales, vender antivirales por miles de millones de dólares. Tres años después la historia se repite con la “gripe porcina” pues hasta donde se sabe, mas es la bulla que la pandemia que empieza a desinflarse.
Y cuáles son los laboratorios que vuelven a entrar en escena para vender su famoso “tamiflú” (antiviral); acertaron: Roche y Relenza, que son una verdadera pandemia pero sembrando pánico por una enfermedad perfectamente controlable en nuestros tiempos. Pues si realmente fuera una crisis, por qué la Organización Mundial de la Salud no ordena la producción masiva de antivirales genéricos para combatirla y se reparten gratuitamente, sobre todo para la gente pobre como la de nuestra sierra, cuyos niños, literalmente se están muriendo de neumonía por el friaje desatado en el sur.
En el mundo cada año mueren dos millones de personas por la malaria que se podría prevenir con un mosquitero y dos millones de niños mueren al año con diarrea, que se podría curar con un suero que vale casi nada, pero de eso, los grandes medios de comunicación, no dicen nada. Los grandes laboratorios tampoco.
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