
Cuando la empresa Casa Grande era cooperativa, los funcionarios de ese entonces otorgaron a un grupo de jóvenes trabajadores un local de 35 mil metros cuadrados, ubicado entre la prolongación de la avenida Tren y la calle Miguel Arriaga, para que se dediquen a actividades de cultivo de legumbres y hortalizas para uso particular. Al darse la Reforma Agraria, ese terreno se adjudicó al Ministerio de Agricultura, las aproximadamente cincuenta personas que tenían a cargo ese local, en su mayoría familiares de los ocupantes originales, entablaron un juicio para tratar de apoderarse del predio en mención.
A pesar que era incierta la propiedad de este local, también conocido como Club agrícola CIPA, los precarios ocupantes, construyeron ilegalmente un cerco perimétrico sin autorización municipal, por lo que la comuna azucarera procedió a la demolición de aproximadamente cinco metros de cerco por tratarse de una construcción clandestina y que se habían salido de su línea perimetral. Después de un tiempo, los ocupantes de este terreno han reiniciado la construcción del muro.

“En los planos que presentan a la municipalidad pidiendo licencia de construcción para el cerco perimétrico, señalan que base y sobre base serán de concreto ciclópeo, lo cual es correcto, pero en la realidad las están construyendo de adobe, por lo que cualquier avenida de agua o movimiento sísmico traería abajo esta construcción, por lo que se ha ordenado la paralización de la obra pero siguen construyendo haciendo caso omiso a la disposición municipal”, advirtió el funcionario.