El señor Calmet se salta a la torera una verdad de Perogrullo: “la distribución de la inteligencia en todas las poblaciones sigue una curva de campana exactamente simétrica”, es decir, tenemos la misma proporción de genios, normales, borderlines y morones que los norteamericanos, europeos o asiáticos.
Por: Juan Manuel Salinas Guerra
En una columna de opinión en el diario Correo de La Libertad (Edición Nº 10,653 del 8 de octubre de 2009), el señor José Calmet Wagner, afirma que nos hemos convertido en una sociedad de idiotas. Particularmente pienso que si el señor Calmet se considera un idiota (Según la Real Academia de la Lengua Española, este adjetivo proviene de idiocia: trastorno caracterizado por una deficiencia muy profunda de las facultades mentales, congénita o adquirida en las primeras edades de la vida), allá él, pero no tiene derecho a hacer generalizaciones, lo cual me parece un abuso y un insulto.
Según este señor en el “primer mundo” -¿todavía existen esas clasificaciones?- nos consideran con “coeficientes mentales que lindan con el retardo mental”. Bueno, los peruanos no seremos los más inteligentes del planeta, pero tampoco somos la última rueda del coche, además que el señor Calmet se salta a la torera una verdad de Perogrullo: “la distribución de la inteligencia en todas las poblaciones sigue una curva de campana exactamente simétrica”, es decir, tenemos la misma proporción de genios, normales, borderlines y morones que los norteamericanos, europeos o asiáticos.
El 7 de octubre del año en curso, BBC Mundo dio a conocer que la agencia estatal británica Consejo para la Enseñanza y las Destrezas (LSC por sus siglas en inglés) señala que nueve de cada diez adultos no pueden aprovechan las promociones que ofrecen los almacenes por falta de herramientas matemáticas elementales. El estudio determinó que sobre una base de mil adultos, el 87% no supo calcular cuál sería el ahorro resultante de la oferta en el que una barra de chocolate que normalmente costaba 2 libras esterlinas, era ofrecida en promoción a 3,45 libras esterlinas por dos unidades.
Casi el 57% de ellos tampoco pudo decir cuánto costaría un paquete de salchichas ofrecido con una rebaja de un tercio en su precio. Una encuesta realizada el 2006 por National Geographic entre jóvenes de 18 a 24 años., determinó que a pesar que los informativos de televisión en Estados Unidos bombardeaban con información sobre la guerra en Irak, tan sólo el 37% de ellos podía ubicar a Irak en el mapa, un país en el que se encuentran desplegados 120 mil soldados estadounidenses, lo que es peor, no saben ubicar Nueva York en el mapa.
Otra de las “taras” que don José nos endilga es la de ser conformistas. Nuevamente, como en toda sociedad existirá ese tipo de gente, lo cual intrínsecamente no es malo, pero no creo que la mayoría de peruanos y liberteños seamos así, en todo caso me gusta pensar que somos una sociedad tolerante. Una gran muestra del inconformismo trujillano es la oportunidad que se le otorgó a César Acuña Peralta de conducir los destinos de la ciudad. El trujillano no se conformó con los sucesivos gobiernos apristas.
Querido lector, ahora que he tratado de sacar cara por la inteligencia e inconformidad de los trujillanos, espero no me hagas quedar mal y me digas cuánto se ahorra al comprar las dos barras de chocolate en promoción a 3,45 libras esterlinas, siendo su precio normal, 2 libras por barra, ¿te animas? No creo que seas conformista como don José Calmet Wagner.
Por: Juan Manuel Salinas Guerra
En una columna de opinión en el diario Correo de La Libertad (Edición Nº 10,653 del 8 de octubre de 2009), el señor José Calmet Wagner, afirma que nos hemos convertido en una sociedad de idiotas. Particularmente pienso que si el señor Calmet se considera un idiota (Según la Real Academia de la Lengua Española, este adjetivo proviene de idiocia: trastorno caracterizado por una deficiencia muy profunda de las facultades mentales, congénita o adquirida en las primeras edades de la vida), allá él, pero no tiene derecho a hacer generalizaciones, lo cual me parece un abuso y un insulto.
Según este señor en el “primer mundo” -¿todavía existen esas clasificaciones?- nos consideran con “coeficientes mentales que lindan con el retardo mental”. Bueno, los peruanos no seremos los más inteligentes del planeta, pero tampoco somos la última rueda del coche, además que el señor Calmet se salta a la torera una verdad de Perogrullo: “la distribución de la inteligencia en todas las poblaciones sigue una curva de campana exactamente simétrica”, es decir, tenemos la misma proporción de genios, normales, borderlines y morones que los norteamericanos, europeos o asiáticos.
El 7 de octubre del año en curso, BBC Mundo dio a conocer que la agencia estatal británica Consejo para la Enseñanza y las Destrezas (LSC por sus siglas en inglés) señala que nueve de cada diez adultos no pueden aprovechan las promociones que ofrecen los almacenes por falta de herramientas matemáticas elementales. El estudio determinó que sobre una base de mil adultos, el 87% no supo calcular cuál sería el ahorro resultante de la oferta en el que una barra de chocolate que normalmente costaba 2 libras esterlinas, era ofrecida en promoción a 3,45 libras esterlinas por dos unidades.
Casi el 57% de ellos tampoco pudo decir cuánto costaría un paquete de salchichas ofrecido con una rebaja de un tercio en su precio. Una encuesta realizada el 2006 por National Geographic entre jóvenes de 18 a 24 años., determinó que a pesar que los informativos de televisión en Estados Unidos bombardeaban con información sobre la guerra en Irak, tan sólo el 37% de ellos podía ubicar a Irak en el mapa, un país en el que se encuentran desplegados 120 mil soldados estadounidenses, lo que es peor, no saben ubicar Nueva York en el mapa.
Otra de las “taras” que don José nos endilga es la de ser conformistas. Nuevamente, como en toda sociedad existirá ese tipo de gente, lo cual intrínsecamente no es malo, pero no creo que la mayoría de peruanos y liberteños seamos así, en todo caso me gusta pensar que somos una sociedad tolerante. Una gran muestra del inconformismo trujillano es la oportunidad que se le otorgó a César Acuña Peralta de conducir los destinos de la ciudad. El trujillano no se conformó con los sucesivos gobiernos apristas.
Querido lector, ahora que he tratado de sacar cara por la inteligencia e inconformidad de los trujillanos, espero no me hagas quedar mal y me digas cuánto se ahorra al comprar las dos barras de chocolate en promoción a 3,45 libras esterlinas, siendo su precio normal, 2 libras por barra, ¿te animas? No creo que seas conformista como don José Calmet Wagner.
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