Cuándo será el día en que demostremos que hemos madurado, no solo genealógicamente, sino como ciudadanos de un mundo civilizado que constantemente se innova con políticas dirigidas hacías las clases sociales que durante siglos han permanecido excluidas y que reclaman su inmediata inclusión.
Por: José Alayo Chinchayán.
La reciente Cumbre de América Latina, El Caribe y la Unión Europea (ALC-UE), que se desarrolló la semana pasada en nuestro país, nos ha dejado una lección de pensamiento y acciones en beneficio del bien común. En este aspecto debemos de reconocer el importante papel desarrollado por el Jefe de Estado, Dr. Alan García Pérez, quien acertadamente planteó la necesidad de abordar temas de interés social y preservación del medio ambiente, que son los que mayormente aquejan a esta parte del planeta y; por lo tanto, nos corresponde a todos abordarlos con responsabilidad y planteamientos concretos.
Por ejemplo, la necesidad de incrementar en un 2% la producción de alimentos a nivel mundial, con la intención de asegurar un mejor futuro a las nuevas generaciones y evitar una hambruna que ya se cierne amenazadoramente sobre algunos de los países excluidos (ya sea del África o Asía), o la de incentivar las inversiones en minería, petróleo y gas sin descuidar el cuidado y preservación del medio ambiente, particularmente los consideró planteamientos serios que debemos de asumir de manera inteligente, sin apasionamientos, ni falsas posturas principistas que ahuyenten las divisas del exterior, tan necesarias hoy.
Sin embargo, tampoco podemos dejar pasar por alto un hecho importante que se desarrolló paralelamente, la llamada “Cumbre de los Pueblos” en donde los principales lideres populares intentaron hacerse escuchar, y en cierto modo lo lograron, aunque no con la contundencia que hubieran deseado, el motivo: el haber permitido que este evento sea manipulado políticamente por la llamada izquierda radical (conocida por algunos como caviar), aquella que ahora se alía con tiranos como Hugo Chávez y alienta a los terroristas de las FARC, la misma que, lamentablemente, solo se queda en la protesta y no ofrece alternativas serias.
Sino sería bueno que respondan a una sencilla pregunta: ¿Cuáles han sido las conclusiones de la llamada Cumbre de los Pueblos y cuántas de ellas proponen alternativas viables, especialmente en materia de Derechos Humanos, políticas de salud y educación para los excluidos o preservación del medio ambiente sin enfrentamientos con las empresas inversionistas?. En estos días, ya se ha vuelto común que las llamadas rondas campesinas intenten tomar por asalto los campamentos mineros, so pretexto de defender a las comunidades, sin embargo, lejos de hacerlo pacíficamente, son ellos mismos los que los empujan a la violencia.
Ejemplos tenemos a montones en Cajamarca, Piura, en la misma selva central y norte del país, donde los campesinos son azuzados por los mal llamados dirigentes ronderos -en complicidad con ciertas ONG’s ambientalistas- para enfrentarse con las fuerzas del orden, muchas veces con saldos trágicos que después ninguno de estos “dirigentes ambientalistas” quiere asumir. Eso, lo único que logra es influir temor en los inversionistas y condenar a una miseria permanente a los pueblos del ande. Seamos claros, aquí no podemos escudarnos en el cuidado y la preservación de nuestros recursos naturales, pues de ser así ¿Por qué se permite la informalidad?
Resulta ilógico el hecho de asumir que solo las grandes empresas mineras son las que contaminan, pero aquellos que se hacen llamar “mineros artesanales” no causan contaminación alguna. En mi modesta opinión, la verdadera contaminación del medio ambiente se da en este sector informal que no solo contamina, sino que incluso explota niños y mujeres obligándolos a trabajar en canteras sin ningún tipo de protección; sin embargo, para los lideres ambientalistas, esto no debería significar motivo de alarma, porque –según ellos- son personas que por iniciativa propia se ofrecen para trabajar en condiciones inhumanas y salvajes.
En fin, habría mucho que tratar sobre este tema, sin embargo, no debemos perder la perspectiva de la reciente Cumbre del ALC-UE en la cual se ha dejado abierta la posibilidad de empezar a instaurar políticas responsables a favor de las clases excluidas. Esto significa actuar con madures y responsabilidad social; por lo tanto, debemos felicitarnos por ello. Cuándo llegará el día que demostremos nuestra madurez, no solo genealógicamente, sino como ciudadanos de un mundo civilizado que constantemente se innova con políticas dirigidas hacías las clases sociales que durante siglos han permanecido excluidas y que reclaman su inmediata inclusión.
La solución está en cada uno de nosotros, comencemos por casa, preocupémonos en conocer si nuestro núcleo familiar está funcionando realmente bien, si los integrantes de nuestra familia tienen claras sus perspectivas hacía futuro o aún no han definido nada sobre el particular. En la medida en que apliquemos correctamente estas medidas en nuestro entorno, podremos ir madurando planteamientos que se irán ampliando en beneficio del bien común. Acostumbrémonos a exigir civilizadamente, sin violencia; pero también a plantear soluciones porque los problemas son complejos y nos corresponde a todos solucionarlos. Actuemos en común y el mundo será grande.
Por: José Alayo Chinchayán.
La reciente Cumbre de América Latina, El Caribe y la Unión Europea (ALC-UE), que se desarrolló la semana pasada en nuestro país, nos ha dejado una lección de pensamiento y acciones en beneficio del bien común. En este aspecto debemos de reconocer el importante papel desarrollado por el Jefe de Estado, Dr. Alan García Pérez, quien acertadamente planteó la necesidad de abordar temas de interés social y preservación del medio ambiente, que son los que mayormente aquejan a esta parte del planeta y; por lo tanto, nos corresponde a todos abordarlos con responsabilidad y planteamientos concretos.
Por ejemplo, la necesidad de incrementar en un 2% la producción de alimentos a nivel mundial, con la intención de asegurar un mejor futuro a las nuevas generaciones y evitar una hambruna que ya se cierne amenazadoramente sobre algunos de los países excluidos (ya sea del África o Asía), o la de incentivar las inversiones en minería, petróleo y gas sin descuidar el cuidado y preservación del medio ambiente, particularmente los consideró planteamientos serios que debemos de asumir de manera inteligente, sin apasionamientos, ni falsas posturas principistas que ahuyenten las divisas del exterior, tan necesarias hoy.
Sin embargo, tampoco podemos dejar pasar por alto un hecho importante que se desarrolló paralelamente, la llamada “Cumbre de los Pueblos” en donde los principales lideres populares intentaron hacerse escuchar, y en cierto modo lo lograron, aunque no con la contundencia que hubieran deseado, el motivo: el haber permitido que este evento sea manipulado políticamente por la llamada izquierda radical (conocida por algunos como caviar), aquella que ahora se alía con tiranos como Hugo Chávez y alienta a los terroristas de las FARC, la misma que, lamentablemente, solo se queda en la protesta y no ofrece alternativas serias.
Sino sería bueno que respondan a una sencilla pregunta: ¿Cuáles han sido las conclusiones de la llamada Cumbre de los Pueblos y cuántas de ellas proponen alternativas viables, especialmente en materia de Derechos Humanos, políticas de salud y educación para los excluidos o preservación del medio ambiente sin enfrentamientos con las empresas inversionistas?. En estos días, ya se ha vuelto común que las llamadas rondas campesinas intenten tomar por asalto los campamentos mineros, so pretexto de defender a las comunidades, sin embargo, lejos de hacerlo pacíficamente, son ellos mismos los que los empujan a la violencia.
Ejemplos tenemos a montones en Cajamarca, Piura, en la misma selva central y norte del país, donde los campesinos son azuzados por los mal llamados dirigentes ronderos -en complicidad con ciertas ONG’s ambientalistas- para enfrentarse con las fuerzas del orden, muchas veces con saldos trágicos que después ninguno de estos “dirigentes ambientalistas” quiere asumir. Eso, lo único que logra es influir temor en los inversionistas y condenar a una miseria permanente a los pueblos del ande. Seamos claros, aquí no podemos escudarnos en el cuidado y la preservación de nuestros recursos naturales, pues de ser así ¿Por qué se permite la informalidad?
Resulta ilógico el hecho de asumir que solo las grandes empresas mineras son las que contaminan, pero aquellos que se hacen llamar “mineros artesanales” no causan contaminación alguna. En mi modesta opinión, la verdadera contaminación del medio ambiente se da en este sector informal que no solo contamina, sino que incluso explota niños y mujeres obligándolos a trabajar en canteras sin ningún tipo de protección; sin embargo, para los lideres ambientalistas, esto no debería significar motivo de alarma, porque –según ellos- son personas que por iniciativa propia se ofrecen para trabajar en condiciones inhumanas y salvajes.
En fin, habría mucho que tratar sobre este tema, sin embargo, no debemos perder la perspectiva de la reciente Cumbre del ALC-UE en la cual se ha dejado abierta la posibilidad de empezar a instaurar políticas responsables a favor de las clases excluidas. Esto significa actuar con madures y responsabilidad social; por lo tanto, debemos felicitarnos por ello. Cuándo llegará el día que demostremos nuestra madurez, no solo genealógicamente, sino como ciudadanos de un mundo civilizado que constantemente se innova con políticas dirigidas hacías las clases sociales que durante siglos han permanecido excluidas y que reclaman su inmediata inclusión.
La solución está en cada uno de nosotros, comencemos por casa, preocupémonos en conocer si nuestro núcleo familiar está funcionando realmente bien, si los integrantes de nuestra familia tienen claras sus perspectivas hacía futuro o aún no han definido nada sobre el particular. En la medida en que apliquemos correctamente estas medidas en nuestro entorno, podremos ir madurando planteamientos que se irán ampliando en beneficio del bien común. Acostumbrémonos a exigir civilizadamente, sin violencia; pero también a plantear soluciones porque los problemas son complejos y nos corresponde a todos solucionarlos. Actuemos en común y el mundo será grande.
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