Está comprobado que un litro de aceite de cocina vertido en las alcantarillas contamina cerca de un millón de litros de agua. Esa cantidad es suficiente para el consumo del líquido elemento de una persona durante catorce años. La primera acción es esperar que el aceite recién usado se enfríe.
Por: Freddy Gálvez Delgado
Uno de los acuerdos trascendentales de la V Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea, recién concluido en Lima, Perú, se relaciona con la conservación del medio ambiente. Hay numerosas recomendaciones vertidas por entidades especializadas orientadas al cuidado de nuestro planeta dentro de las cuales extraemos una que consideramos importante.
Está vinculada directamente con el aceite que usamos en la cocina diaria, especialmente cuando se fríen huevos, carnes de todo tipo, tubérculos como la papa y similares. El consejo se concentra en el óleo que queda como residuo en el recipiente donde se cocinaron los alimentos. Sugiere jamás arrojarlo al desagüe por las desastrosas consecuencias que ocasiona.
Está comprobado que un litro de aceite de cocina vertido en las alcantarillas contamina cerca de un millón de litros de agua. Esa cantidad es suficiente para el consumo del líquido elemento de una persona durante catorce años. La primera acción es esperar que el aceite recién usado se enfríe. Luego de unos minutos, introducirlo en una botella de plástico que debe cerrarse con fuerza y colocarla en un lugar visible de la basura normal.
El rezago viscoso de la olla, sartén o lo que fuera, debe ser limpiado con un servilleta para evitar todo contacto con el agua. Recién entonces se procede a lavarla Es importante destacar que en otros países, el aceite de cocina empleado es recogido y transformado para fabricar combustible ecológico. Hay empresas que lo emplean como materia prima para convertirlo en biodiesel utilizado como carburante de vehículos.
Algo más, científicamente se ha probado que este aditivo genera menos emisiones de CO2, por lo que no contamina la atmósfera terrestre. La recomendación final es consumir menos frituras que, pese a ser muy sabrosas, resultan dañinas al organismo del ser humano. Sugiere, en cambio, familiarizarse en cocer alimentos a la parrilla o plancha, que no requieren de ninguna clase de grasa líquida.
Y, si es posible, acostumbrémonos paulatinamente a utilizar menos aceite, que cada vez se encarece más. Cuidemos nuestra salud. Sobre todo el medio ambiente de la Tierra. Las generaciones que nos sucedan, lo agradecerán de veras…
Por: Freddy Gálvez Delgado
Uno de los acuerdos trascendentales de la V Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea, recién concluido en Lima, Perú, se relaciona con la conservación del medio ambiente. Hay numerosas recomendaciones vertidas por entidades especializadas orientadas al cuidado de nuestro planeta dentro de las cuales extraemos una que consideramos importante.
Está vinculada directamente con el aceite que usamos en la cocina diaria, especialmente cuando se fríen huevos, carnes de todo tipo, tubérculos como la papa y similares. El consejo se concentra en el óleo que queda como residuo en el recipiente donde se cocinaron los alimentos. Sugiere jamás arrojarlo al desagüe por las desastrosas consecuencias que ocasiona.
Está comprobado que un litro de aceite de cocina vertido en las alcantarillas contamina cerca de un millón de litros de agua. Esa cantidad es suficiente para el consumo del líquido elemento de una persona durante catorce años. La primera acción es esperar que el aceite recién usado se enfríe. Luego de unos minutos, introducirlo en una botella de plástico que debe cerrarse con fuerza y colocarla en un lugar visible de la basura normal.
El rezago viscoso de la olla, sartén o lo que fuera, debe ser limpiado con un servilleta para evitar todo contacto con el agua. Recién entonces se procede a lavarla Es importante destacar que en otros países, el aceite de cocina empleado es recogido y transformado para fabricar combustible ecológico. Hay empresas que lo emplean como materia prima para convertirlo en biodiesel utilizado como carburante de vehículos.
Algo más, científicamente se ha probado que este aditivo genera menos emisiones de CO2, por lo que no contamina la atmósfera terrestre. La recomendación final es consumir menos frituras que, pese a ser muy sabrosas, resultan dañinas al organismo del ser humano. Sugiere, en cambio, familiarizarse en cocer alimentos a la parrilla o plancha, que no requieren de ninguna clase de grasa líquida.
Y, si es posible, acostumbrémonos paulatinamente a utilizar menos aceite, que cada vez se encarece más. Cuidemos nuestra salud. Sobre todo el medio ambiente de la Tierra. Las generaciones que nos sucedan, lo agradecerán de veras…
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