lunes, 29 de septiembre de 2008

MÁS TURISMO, PERO CON SEGURIDAD…

Debemos coincidir que no sólo es suficiente tener qué visitar, sino garantizar la permanencia de los foráneos desde que llegan hasta que se retiran de nuestro territorio. Recordemos que ellos son los mejores promotores de las riquezas que poseemos o de los problemas que padecemos.

Por: Freddy Gálvez Delgado

Hace unos días se efectúo una ceremonia en la capital con ocasión del Día Mundial del Turismo. En su intervención, el primer mandatario de la República manifestó que el Perú es una nación abierta al turismo proveniente de todas partes del orbe. Destacó la voluntad de la ciudadanía para recibir con generosidad y afecto a los visitantes interesados en conocer la riqueza cultural y milenaria de nuestro territorio.

Hizo mención a algunos de los numerosos monumentos arqueológicos que poseemos como Machu Picchu, la ciudad pétrea de Kuelap, las Líneas de Nazca y el Museo de Sipán. Además, se refirió al turismo ecológico y gastronómico orientado a personas con gustos particulares. No se equivocó. El Perú es todo aquello que mencionó y mucho más.

Sin embargo, en tan importante conmemoración, olvidó aludir a la seguridad que ofrecemos a quienes escogen el Perú como destino turístico. Empezando por la efectividad en el resguardo de las carreteras para contrarrestar a los piratas que asaltan los ómnibus interprovinciales y desvalijan a los pasajeros. Son numerosos los extranjeros que han sufrido en carne propia los estragos de los delincuentes que incluso siguen operando.

Y lo que es peor, no se han radicalizado las sanciones contra quienes son detenidos y sentenciados como culpables. Los turistas también son víctimas de robos de distinta modalidad en las propias ciudades a causa de su extrema confianza o inocencia. En España, donde la principal fuente de ingresos de la nación es el turismo, la policía acompaña a los turistas para brindarles protección en todo instante.

Si en nuestro medio no se puede hacer lo mismo, por lo menos es conveniente endurecer las penas para atenuar la acción de la gente de mal vivir. Debemos coincidir que no sólo es suficiente tener qué visitar, sino garantizar la permanencia de los foráneos desde que llegan hasta que se retiran de nuestro territorio. Recordemos que ellos son los mejores promotores de las riquezas que poseemos o de los problemas que padecemos.

Si a alguna persona le robaron sus pertenencias en el Perú, hablará mal de nosotros y perderemos turistas, incluso antes de comprar su pasaje. No olvidemos que en la catalogación de destinos turísticos mundiales, el Perú tiene la calificación de país de riesgo o peligro. Reforcemos la seguridad y endurezcamos las leyes. Sólo así podremos decir verdaderamente que el Perú es un país abierto al turismo mundial…

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