Barack Obama devolvió todas las pelotas que, con efecto, le lanzaba el senador de Arizona y descalificó la propuesta global de McCain en materia económica por considerarla un seguidismo de la impopular administración de Bush. "Continuar con la misma política no es la mejor manera de sacar al país del actual desastre", afirmó
New York.- En el último debate electoral, el candidato republicano a la presidencia de EEUU, John McCain, ofreció su mejor y más agresiva versión. No le sirvió de nada. No logró la victoria contundente que necesitaba para cambiar la orientación de unas encuestas que hoy le son claramente desfavorables. Barack Obama mantuvo la serenidad en todo momento y recondujo la conversación al problema fundamental del país: la economía. El senador de Arizona atacó repetidamente a Obama en los dos flancos supuestamente vulnerables: su política fiscal -le acusó de querer subir los impuestos y aumentar el gasto- y sus amistades peligrosas.
Desde luego, si hubo un ganador del debate éste fue "Joe, the plumber" (Joe, el fontanero), señalaban con ironía los comentaristas políticos, citado por McCain exactamente 20 veces con el objetivo último de señalar los supuestos perjuicios que la política económica del candidato demócrata causaría en la clase media. "Obama subirá los impuestos y destruirá empleo", aseguró McCain. "Joe the plumber" es Joe Wurzelbacher, un fontanero que esta semana en un acto de Obama en Toledo (Ohio), dijo al candidato demócrata a la Casa Blanca que si subía mucho los impuestos no podría comprar el negocio para el que actualmente trabaja.
Obama rápidamente mostró durante el debate la preocupación por este personaje y aseguró que la subida de impuestos sólo afectaría a aquellos contribuyentes con ingresos superiores a 250,000 dólares anuales y el resto de la población, el 95%, se beneficiaría de las rebajas fiscales. Obama devolvió todas las pelotas que, con efecto, le lanzaba el senador de Arizona y descalificó la propuesta global de McCain en materia económica por considerarla un mero seguidismo de la impopular administración de George Bush. "Continuar con la política de estos últimos ocho años no es la mejor manera de sacar al país del actual desastre", afirmó Obama.
A ello respondió McCain con la declaración que, de forma más contundente, marca distancias con la actual administración de su propio partido. "Senador Obama yo no soy Bush", dijo McCain a su rival mirándole cara a cara, "si usted quería competir contra el presidente Bush tendría que haberse presentado hace cuatro años..." Obama admitió que McCain había tenido algunas posiciones distintas a las de Bush en algunos aspectos pero subrayó que sus posiciones eran las mismas en lo que respecta a la economía.
"En el campo de la política económica, sus posiciones han sido sólo un vigoroso apoyo a Bush. Usted propone ocho años más de lo mismo", dijo Obama. "Necesitamos un nuevo rumbo", sentenció el candidato demócrata. El formato del debate, desarrollado en la Universidad de Hofstra, en Hempstead (Nueva York), en el que por primera vez los candidatos estaban sentados uno al lado del otro a pocos metros, permitió a McCain ser más agresivo que en ocasiones anteriores, y reiterar algunas de las descalificaciones que había mencionado en sus últimos días de campaña.
La relación de Obama con el profesor universitario William Ayers, vinculado en los años sesenta a un grupo terrorista anti guerra de Vietnam, fue la fundamental. McCain mencionó también el apoyo que Obama recibe de la organización ACORN, que está siendo investigada por algunos supuestos fraudes en el registro de votantes. Una vez más, el senador de Illinois se defendió con aplomo de estas acusaciones y declaró en relación con Ayers que "no está implicado en mi campaña ni lo ha estado nunca ni va a formar parte de mi equipo en la Casa Blanca".
"Podemos seguir discutiendo sobre diferencias comprensibles en una campaña dura pero creo que lo importante para el público son los problemas económicos a los que cada día tiene que hacer frente", dijo. Hubo varios momentos que McCain parecía perder los nervios, parpadeaba profusamente, frente a la serenidad con la que Obama -huyendo del estereotipo del "angry black"- recibía sus ataques. McCain, tras esbozar una forzada sonrisa, llegó a decir en tono irónico: "Admiro tanto la elocuencia de Obama".
El debate abordó temas como el libre comercio de EEUU y la diferencia que ambos candidatos tienen sobre ese tema, especialmente sobre el Tratado de Libre Comercio con Colombia, sobre el que McCain reprochó a Obama haberse opuesto a su aprobación en el Congreso. "No permite un tratado con nuestro principal aliado, como es Colombia, y está dispuesto a sentarse sin condiciones previas con Chávez". Obama explicó que no se opone a los tratados si no que exige condiciones de respeto a los derechos de los trabajadores, que a veces estos tratados no contemplan.
Respecto a sus compañeros de campaña, Obama dijo que Joe Biden tiene las mejores credenciales en política exterior. "Biden se ha equivocado en cuestiones sobre política y seguridad nacional", criticó McCain. Respecto a Sarah Palin, defendida a capa y espada por el candidato republicano, Obama consideró que "el pueblo estadounidense decidirá si está capacitada". Los dos candidatos discreparon también sobre el seguro de salud, la política educativa y la política energética.
Pero el enfrentamiento más directo se produjo al abordarse el tema del aborto. Mientras Obama defendió Roe versus Wade, la sentencia del Supremo que garantiza el derecho al aborto, McCain no quiso comprometerse a mantener el derecho a la interrupción del embarazo. McCain terminó el debate apelando a su compromiso de lealtad al país y a la larga tradición de su apellido al servicio a la nación. Obama en su intervención final aludió a la necesidad de cambio y a su capacidad de aunar voluntades, tanto de demócrata y republicanos como independientes. (Agencias)
New York.- En el último debate electoral, el candidato republicano a la presidencia de EEUU, John McCain, ofreció su mejor y más agresiva versión. No le sirvió de nada. No logró la victoria contundente que necesitaba para cambiar la orientación de unas encuestas que hoy le son claramente desfavorables. Barack Obama mantuvo la serenidad en todo momento y recondujo la conversación al problema fundamental del país: la economía. El senador de Arizona atacó repetidamente a Obama en los dos flancos supuestamente vulnerables: su política fiscal -le acusó de querer subir los impuestos y aumentar el gasto- y sus amistades peligrosas.
Desde luego, si hubo un ganador del debate éste fue "Joe, the plumber" (Joe, el fontanero), señalaban con ironía los comentaristas políticos, citado por McCain exactamente 20 veces con el objetivo último de señalar los supuestos perjuicios que la política económica del candidato demócrata causaría en la clase media. "Obama subirá los impuestos y destruirá empleo", aseguró McCain. "Joe the plumber" es Joe Wurzelbacher, un fontanero que esta semana en un acto de Obama en Toledo (Ohio), dijo al candidato demócrata a la Casa Blanca que si subía mucho los impuestos no podría comprar el negocio para el que actualmente trabaja.
Obama rápidamente mostró durante el debate la preocupación por este personaje y aseguró que la subida de impuestos sólo afectaría a aquellos contribuyentes con ingresos superiores a 250,000 dólares anuales y el resto de la población, el 95%, se beneficiaría de las rebajas fiscales. Obama devolvió todas las pelotas que, con efecto, le lanzaba el senador de Arizona y descalificó la propuesta global de McCain en materia económica por considerarla un mero seguidismo de la impopular administración de George Bush. "Continuar con la política de estos últimos ocho años no es la mejor manera de sacar al país del actual desastre", afirmó Obama.
A ello respondió McCain con la declaración que, de forma más contundente, marca distancias con la actual administración de su propio partido. "Senador Obama yo no soy Bush", dijo McCain a su rival mirándole cara a cara, "si usted quería competir contra el presidente Bush tendría que haberse presentado hace cuatro años..." Obama admitió que McCain había tenido algunas posiciones distintas a las de Bush en algunos aspectos pero subrayó que sus posiciones eran las mismas en lo que respecta a la economía.
"En el campo de la política económica, sus posiciones han sido sólo un vigoroso apoyo a Bush. Usted propone ocho años más de lo mismo", dijo Obama. "Necesitamos un nuevo rumbo", sentenció el candidato demócrata. El formato del debate, desarrollado en la Universidad de Hofstra, en Hempstead (Nueva York), en el que por primera vez los candidatos estaban sentados uno al lado del otro a pocos metros, permitió a McCain ser más agresivo que en ocasiones anteriores, y reiterar algunas de las descalificaciones que había mencionado en sus últimos días de campaña.
La relación de Obama con el profesor universitario William Ayers, vinculado en los años sesenta a un grupo terrorista anti guerra de Vietnam, fue la fundamental. McCain mencionó también el apoyo que Obama recibe de la organización ACORN, que está siendo investigada por algunos supuestos fraudes en el registro de votantes. Una vez más, el senador de Illinois se defendió con aplomo de estas acusaciones y declaró en relación con Ayers que "no está implicado en mi campaña ni lo ha estado nunca ni va a formar parte de mi equipo en la Casa Blanca".
Obama vencedor
Estos ataques no parecen haber modificado la opinión de los espectadores del debate. Según una encuesta de la cadena CNN, Obama venció por un 58% frente a un 31%, aunque esa cadena admitió que mientras el 40% de los encuestados se declaró demócrata sólo el 30% se definió votante republicano. Obama ganó por el 53% contra el 22%, según la cadena CBS. En todo momento, el candidato demócrata rehuyó el cuerpo a cuerpo que le planteó John McCain e recondujo la discusión hacia la maltrecha economía, el asunto que preocupa a la gran mayoría de los norteamericanos.
"Podemos seguir discutiendo sobre diferencias comprensibles en una campaña dura pero creo que lo importante para el público son los problemas económicos a los que cada día tiene que hacer frente", dijo. Hubo varios momentos que McCain parecía perder los nervios, parpadeaba profusamente, frente a la serenidad con la que Obama -huyendo del estereotipo del "angry black"- recibía sus ataques. McCain, tras esbozar una forzada sonrisa, llegó a decir en tono irónico: "Admiro tanto la elocuencia de Obama".
El debate abordó temas como el libre comercio de EEUU y la diferencia que ambos candidatos tienen sobre ese tema, especialmente sobre el Tratado de Libre Comercio con Colombia, sobre el que McCain reprochó a Obama haberse opuesto a su aprobación en el Congreso. "No permite un tratado con nuestro principal aliado, como es Colombia, y está dispuesto a sentarse sin condiciones previas con Chávez". Obama explicó que no se opone a los tratados si no que exige condiciones de respeto a los derechos de los trabajadores, que a veces estos tratados no contemplan.
Respecto a sus compañeros de campaña, Obama dijo que Joe Biden tiene las mejores credenciales en política exterior. "Biden se ha equivocado en cuestiones sobre política y seguridad nacional", criticó McCain. Respecto a Sarah Palin, defendida a capa y espada por el candidato republicano, Obama consideró que "el pueblo estadounidense decidirá si está capacitada". Los dos candidatos discreparon también sobre el seguro de salud, la política educativa y la política energética.
Pero el enfrentamiento más directo se produjo al abordarse el tema del aborto. Mientras Obama defendió Roe versus Wade, la sentencia del Supremo que garantiza el derecho al aborto, McCain no quiso comprometerse a mantener el derecho a la interrupción del embarazo. McCain terminó el debate apelando a su compromiso de lealtad al país y a la larga tradición de su apellido al servicio a la nación. Obama en su intervención final aludió a la necesidad de cambio y a su capacidad de aunar voluntades, tanto de demócrata y republicanos como independientes. (Agencias)
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