En Santiago de Lomas fueron halladas paredes de adobe y tapial -la más grande de ellas medía 25 metros de largo por un metro de ancho-, dos torres, al parecer, de un templo, un reservorio de agua protegido por piedra caliza, huellas de calles y pasadizos, y cerca de 20 cráneos humanos.Bagua.- Vestigios de una ciudadela que habría florecido entre los siglos XVI y XIX fueron descubiertos en la provincia selvática de Bagua (Amazonas) por una expedición integrada por miembros de la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo (Dircetur) y el comité consultivo de turismo de dicha jurisdicción. Los expedicionarios informaron a la agencia Andina que la ciudadela se encuentra ubicada en el sector denominado Santiago de Lomas, en medio de una montaña espesa cercana a la cordillera de Colán y a unos cinco minutos del caserío de Mel, en el distrito de La Peca, el descubrimiento fue realizado la semana pasada.
La citada expedición estuvo conformada por el bachiller en arqueología Elvis Chugna Véliz, el periodista Braulio Rojas Núñez, el licenciado César Garay Chávez; el alcalde delegado de Mel, Tomás Izquierdo; así como profesores y otros ciudadanos de la zona. En Santiago de Lomas fueron halladas paredes de adobe y tapial -la más grande de ellas medía 25 metros de largo por un metro de ancho-, dos torres, al parecer, de un templo, un reservorio de agua protegido por piedra caliza, huellas de calles y pasadizos, y cerca de 20 cráneos humanos.
Por su cercanía a la cordillera de Colán, en la zona existe una vistosa variedad de flora y fauna. Asimismo, desde un cerro del lugar se aprecia el pongo de Rentema, en el que confluyen los ríos Marañón, Utcubamba y Chinchipe. Tras el descubrimiento, las autoridades de Mel solicitan la puesta en valor y promoción turística de la ciudadela, así como el mejoramiento de la carretera de acceso a este caserío, a fin de que los turistas no tengan dificultades en arribar a la zona desde Bagua.
Para Elvis Chugna, uno de los expedicionarios, los pobladores de dicha ciudadela tenían origen andino, vestían prendas de lana y algodón, llevaban el cabello largo y suelto, y disponían de armas como lanzas, macanas y puñales de hueso. “Hablaban otra lengua, sus casas eran de dos tipos: unas cubiertas de techo de paja para protegerse de la lluvia y otras descubiertas, hechas como ramadas para aliviar el calor. Con la llegada de los españoles el pueblo fue obligado a pagar tributos al rey en monedas o especies en las fiestas de San Juan y Navidad”, explicó. (Andina)
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