Cobra actualidad cuando él dice que para salir de la situación en que nos encontramos se necesita de “…una nueva cultura, desarrollada en un pensamiento creativo, con estética, con ética, que no sea solo filosófico” es decir, y como él lo hizo, actuar en política.Por: Enrique Benites Delgado
Una de las buenas cosas de la Feria Internacional del Libro es que en ella se han presentado escritores, poetas, intelectuales, músicos y, también, políticos. Es decir ha habido para todos los gustos. Dentro de este contexto, la presentación del libro sobre Antenor Orrego, editado por el Fondo Editorial del Congreso del Perú, prologado por el congresista Luis Alva Castro, nos ha hecho volver a leer algo sobre Orrego.
Cobra actualidad cuando él dice que para salir de la situación en que nos encontramos se necesita de “…una nueva cultura, desarrollada en un pensamiento creativo, con estética, con ética, que no sea solo filosófico” es decir, y como él lo hizo, actuar en política. Orrego fue un activista desde todo el sentido de la palabra: escritor brillante, crítico literario, fue un empedernido buscador de la belleza, como político defendió las causas justas de los necesitados, sufrió años de cárcel y destierro defendiendo su verdad.
Orrego fue un convencido de la necesidad prioritaria de buscar una América unida, libre y justa. “Somos certeramente libertos, dice, pero no hemos terminado de ser enteramente libres…sólo lo seremos cuando perdamos el temor al pensamiento autónomo, al pensamiento libre y creativo, seamos creadores de una nueva cultura”.
Otra importante frase, y actual, es: “Los hombres y los pueblos que viven mintiéndose a sí mismos acaban por creer en sus propias falacias… no hay peor desventura para los pueblos que las palabras no respondan a sus contenidos”. Cito esta frase por la forma de presentar una noticia ante un hecho ocurrido. Se “levanta” -argot periodístico- lo que se quiere, porque eso “vende” o porque se quiere minimizar algo.
Nos guste o no, la labor que realiza el doctor Luis Alva Castro difundiendo el pensamiento y obra de escritores, filósofos, políticos y poetas, es positivo y es digno resaltarlo. En esa camino, se presentó el libro “El Señor Asilo”, editado por el referido congresista, donde se recuerdan el asilo que sufrió Haya de la Torre en la embajada de Colombia, por cinco años, al ser perseguido por sus ideas libertarias durante la dictadura de aquel entonces.
Tampoco existe comentario alguno sobre la importancia de este hecho para la democracia y para la defensa de los derechos humanos. Para algunos, más “importante” fue la bulla de unos “familiares” de delincuentes prontuariados, asesinos por repetidas veces, que no tuvieron piedad ni misericordia por los ciudadanos que cayeron dentro de sus bajos instintos y fueron vilmente asesinados; estos asesinos cayeron abatidos enfrentándose con los hombres de la ley.
Ahora se quiere hacer aparecer a los miembros de la policía nacional como violadores de los derechos humanos, y se insulta y acusa a quienes tienen que imponer el orden y la ley, que chistoso y contradictorio, por decir lo menos. Dentro de la práctica de los hampones y delincuentes, tener estas primeras planas es un mérito y un “rango” más dentro de su peligrosidad.
A eso contribuye, lamentablemente, el “levantamiento” de estas noticias y no la importancia cultural que deberían haber tenido la difusión de los contenidos de los textos mencionados, y otros más por supuesto. Por eso termino citando a Orrego: “Esta desdicha, desde el punto de vista cultural y moral, cobra una potencia corruptora y corrosiva inaugural cuando el vocablo acaba por significar todo lo contrario de su correcta valoración. Esto ha ocurrido con las palabras justicia, democracia, gobierno, ley, y con tantas otras más”… “El pensamiento carece de sentido sino enriquece la vida”, dice. Contribuyamos, pues, a crear una cultura nueva.
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