martes, 30 de septiembre de 2014

HISTORIA DE CAMBIO CLIMÁTICO EN TRUJILLO Y LA LIBERTAD: A 16 AÑOS DE UN “NIÑO” Y SU COSTOSA “TRAVESURA”

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En Trujillo, el desborde del mampuesto originó más de 10 millones de dólares en pérdidas, parte en infraestructura destruida y otra en agricultura, comercio, industria, etc. ¡Se viene la Mochica¡ ¡Se rompió el mampuesto¡ fueron los gritos que corrían con la fuerza del viento generado por el arrastre del tremendo potencial de agua embalsada.

Por: Manuel M. Alvarado Calderón

En Trujillo, departamento La Libertad, la palabra mampuesto tiene tres acepciones: es el nombre de un caserío en el distrito Florencia de Mora de Sandoval, originariamente agrícola, atravesado por dos acequias preincaicas-cultura Mochica- distantes a poco menos de cuatro kilómetros de la plaza de armas de la “Capital de la eterna primavera “. También es el calificativo del más grande y antiguo cementerio popular de esta ciudad fundada por Diego de Almagro en 1534. Pero ambas denominaciones vienen de la existencia de un parapeto o fortaleza de construcción, a base de sacos de arena y piedras en terraplenes, que data de casi un siglo, cuyo originario nombre es mampuesto.

Fue construido y reconstruido hace innumerables años como primera medida de prevención ante un potencial embalse de aguas de intensas lluvias procedentes de las quebradas cercanas, entre ellas las del conjunto sur ( La encantada, León y San Idelfonso) como lo cataloga el “Mapa de peligros de la ciudad de Trujillo y zonas aledañas” (Edic. INDECI-UNT). En sí, algo que siempre estuvo en mente de los trujillanos nativos, como las que registran pasajes históricos de viejas crónicas escritas historiadores localistas desde el siglo XVII; entre ellos el religioso Antonio de Saavedra y Leiba, juez de aguas de Trujillo en 1,700.

Asimismo, los cronista de la Colonia y República Baltazar Martínez de Compañón y Feijóo de Sosa, así como los contemporáneos Jorge Zevallos Quiñones, Cristóbal Campana Delgado, Miguel de Vega Cárdenas y otros. Un antecedente necesario: “ … el fenómeno El Niño irrumpió en la costa norte. Hubo ‘grandes aguaceros’ perdiéndose una tercera parte de la cosecha de trigo, y después sobrevino una plaga de grillos que lo que se sembró lo comían y fue necesario tornallo (sic) a resembrar”: Crónica de sesión de Cabildo de Trujillo del 11 de diciembre del año 1608. Aquí radica el más remoto acontecimiento que por generaciones mantuvo el temor de una réplica, lo que a la vez indujo a una prevención que a la postre no funcionó.

Desde el cuarto trimestre de 1997 ya se propalaban por todos los medios los anuncios acerca del peligro que significaba la quebrada San Ildefonso en las primeras estribaciones andinas de la provincia. Y lo que no ocurrió en siglos se produjo un 11 de febrero de 1998 cuando a las 9.45 de la mañana la fuerza acumulada de 200 mil metros cúbicos de agua estancada en el camposanto- que hacía de presa o inmensa laguna- rompió el dique y por el gigantesco boquerón la avalancha se desplazó como un huayco seguido de un delta que halló desfogue en las principales calles y avenidas de la también conocida como “Capital de la marinera”.

Así tenemos que en Miraflores, Ejército, España, Santa, Independencia, San Martín, Zepita, así como urbanizaciones, parques, plazuelas, el caos y la desesperación se apoderaron de miles de familias que veían las inundaciones en sus viviendas. “El agua recorrió 14 kilómetros en busca del mar” dice una de las líneas del diario La Industria el día siguiente del suceso climático en Trujillo; es decir un  capítulo, aislado de un contexto que empezó a gestarse en 1996 con fuertes lluvias en Tumbes y Piura, y después en todo el territorio nacional. Es que lo del 98, se ha considerado como uno de los más catastróficos de nuestra historia y causante de graves daños en muchos lugares del mundo, según Wikipedia, la enciclopedia libre.

Esta fuente dice que en el período 97-98 se afectaron 41 países, 22 de ellos con sequías, 19 por inundaciones. En Trujillo, el desborde del mampuesto originó más de 10 millones de dólares en pérdidas, parte en infraestructura destruida y otra en agricultura, comercio, industria, etc. ¡Se viene la Mochica¡ ¡Se viene la Mochica¡!Se rompió el mampuesto¡ fueron gritos que corrían con la fuerza del viento generado por el arrastre del tremendo potencial de agua embalsada (más de 200 mil metros cúbicos). El agua de la quebrada San Ildefonso había descendido de los cerros San Ildefonso y el Alto, con cauce estrecho y una pendiente de aproximadamente 6 por ciento.

Atravesó la zona de depósitos aluviales erosionables hasta llegar a zona urbana de El Porvenir donde su cauce natural se encontraba ocupado y urbanizado en el sector llamado Río Seco. El torrente de la quebrada desembocaba en el cementerio de Mampuesto hasta que su fuerza rompió el dique de tierra, el antiguo mampuesto de cinco metros de altura a base de piedra, tierra bolsas de arena que en una época reforzaron los solados del cuartel cercano. La fuerza del desembalse arrancó de la tierra cientos de féretros que con la avalancha soltaban sus cadáveres para volver a flotar y discurrir como canoas.
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Otros cuerpos se atascaban en las avenidas y algunos llegaron hasta la plaza de armas, cubierta de agua a medio metro de altura, donde eran contenidos por socorristas a fin de atenuar el macabro espectáculo en la señorial y prosaica urbe de balcones coloniales y templos de todas las órdenes religiosas. La ciudad de Trujillo era un caos. En otros lugares, hacia el oeste, mayormente en el distrito de Huanchaco, y al nor-este, sector distrital de La Esperanza, la alarma llegó con su embajador de miedo y desesperación. Las quebradas del León y Caballo Muerto habían hecho su “faena” aparte al precipitarse sus aguas contenidas mayormente a los campos de cultivo de las zonas rurales de Huanchaco, El Milagro y Huanchaquito. El aeropuerto Martínez de Pinillos parecía más un embarcadero acuático.

Dos días después, durante un recorrido por los predios de Valvidia, un campesino y dirigente comunero contemplaba absorto sus campos ahora “sembrados” de piedras sobre lo que horas antes habían sido sus plantaciones casi para cosecha. Fuera de su desolación ese agricultor decía estar ajeno al origen de su desgracia y lejos de saber lo que sería una evaluación de daños en el país: 1 800 millones de dólares, cifra que se hubiera incrementado considerablemente si el Estado no hubiera actuado en la etapa de prevención, como lo registra el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) y 1,200 millones de dólares en el sector económico, según el Instituto Nacional de Estadística (NEI).

La fase preventiva había sido vulnerada, las acciones en emergencia oportunas y la rehabilitación prolongada, pero valiosa la experiencia para haber trabajado seriamente en el Plan director de Trujillo, revisado y actualizado en el 2003 por la Municipalidad Provincial de Trujillo y el Instituto Nacional de Defensa Civil. (La parcela de ese campesino comunero ha de haber sido para él tan significativa en su producción destruida, como para toda una nación  los 701 millones de dólares por afectación del fenómeno El Niño a la infraestructura básica de la agricultura, lo que a la vez es parte de los 3,607 millones de nuevos soles de afectación a la infraestructura básica de todos los ministerios (Educación, Salud, Transportes, Energía, Pesquería, etc.).

Ese pedazo de tierra en el distrito litoral y marino a 14 kilómetros de Trujillo, arrasado por la avenida de aguas el 98, fue parte de las 73 mil hectáreas de cultivo destruidas, 131 mil hectáreas de cultivo afectadas y 1,836 cabezas de ganado perdidas). De otro lado, la modesta vivienda de la familia X, invadida por el agua del mampuesto ese 11 de febrero de 1998 es una de las 42,342 viviendas destruidas en todos los 23 departamentos afectados, donde se registraron 108 mil viviendas afectadas. La escuelita destruida en el valle Chicama, provincia de Ascope en La Libertad, o en Piura, o en cualquier ciudad del Perú, es uno de los 2 873 locales escolares afectados.

Y José, el niño que perdió sus clases porque sus padres lo habían perdido todo, es uno de los 130 mil alumnos que fueron perjudicados en sus labores. A 16 años de un “Niño” y su costosa “travesura”, unas 17 mil familias han repoblado los lechos de los ríos secos por donde vinieron las aguas de las quebradas del León y San Ildefonso en los distritos El Porvenir, Huanchado y La Esperanza. Es que han olvidado la lección del cambio climático y más bien deben estar muy agradecidos de la indolencia e indiferencia de las autoridades que lo permitieron, en primera línea las edilicias. No obstante ello, hay quienes parecen estar preocupados.

Tal vez porque se enteraron de esto: “El fenómeno El Niño será más fuerte a fines del 2014”. Lo dijo el especialista Paúl Beckwith, profesor de la Universidad de Otawa, en Canadá, y obvio, por ahora, repetir lo que otros organismos también se refieren a los pronósticos. Y mientras el camposanto de Mampuesto también se repuebla de cadáveres, y el dique ya está reconstruido, los medios de prensa traen al recuerdo el suceso más reciente y más trágico ocurrido en Trujillo. El diario Correo, edición regional del 11 de septiembre 2014 titula a dos páginas interiores: “Mampuesto: el desastre continúa a los 16 años de El Niño”.

Con escaso texto y variadas fotografías dice en un párrafo: “Las aguas se llevaron todo consigo, incluyendo los innumerables cadáveres del cementerio del sector. También se refiere al repoblamiento, contaminación ambiental e inminente peligro. Por su parte el diario La Industria, vicedecano de la prensa nacional en Trujillo editó hace 2 años, el mismo 11 de febrero, una página con titular e impactantes fotos, “Cuando los muertos llegaron a la plaza”. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

HOY SI ESTO FUERA DIFUNDIDO Y APLICADO POR NUESTRAS AUTORIDADES Y ENTIDADES COMPETENTES
A LA SOCIEDAD CIVIL,BAS DE PREVENCIÓN PARA HOY LO QUE ESTAMOS PASANDO LOS DESASTRES ANTE LA INCOMPETENCIA DE TODOS LOS ACTORES QUE DEBIERON PREVENIR .HOY QUIEN DICE REALMENTE LA TRAGEDÍA Y CRÍSIS QUE ESTA AFECTANDO A LAS FAMILIAS TRUJILLANAS,URGE DESDE NUESTRAS AUTORIDADES QUE SEAN ENTRENADOS EN EDUCACIÓN AMBIENTAL.

arquímedes veneros salinas dijo...

Agrego, como complemento a la información difundida, un elemento importante a considerar para comprender por qué, el agua acumulada en el Cementerio, invadió la ciudad. Este factor, que no aparece en el informe, lo considero MUY IMPORTANTE... porque está relacionado con el Corte inoportuno que,las autoridades de esa época, le hicieron a la Muralla o Dique de Mampuesto. Dicho corte fue para colocar un tubo de desfogue (incrustado en un cubo de concreto) hacia la ya canalizada Acequia "La Mochica" - Alta. Esta obra "preventiva", la realizaron un par de semanas antes de la avenida de los huaicos... en tal sentido la Muralla/Dique de Mampuesto fue debilitada en su base, los costados del cubo de concreto se humedecieron y remojaron por todos los lados hasta ceder a la presión del agua acumulada. Lo vi con mis propios ojos cuando ese cubo fue arrastrado por el agua... como lo hizo con algunos ataúdes que viajaron por la ciudad.

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