Esta forma de adecuarse a la vida en sociedad no tiene que generar envidias de nadie por logros de metas alcanzada porque no todos somos iguales, hay personas más trabajadoras, también viven los haraganes que buscan lo fácil, pero son los resultados tangibles del trabajo desarrollado y la austera vida que precede a los éxitos, los que prevalecen.
Por: Amaro Rodríguez Santillán
Cada vez crece más en la conciencia cívica decir basta a la corrupción, al conocer que el año pasado 2019 las mafias corruptas y otros enquistados en todos los niveles de gobierno y en otras instituciones, lograron robar unos 23,000 millones de soles al Estado, según la Controlaría General de la República, hoy esperamos que la juventud con valores y adultos preparados y honestos, revertir este flagelo que lo exige un 90% del pueblo, que aplaudió la disolución del Congreso por su mayoría corrupta.
Sin embargo reflexionando, ninguna persona está exenta de cometer errores en la ejecución de diferentes actos encaminados alcanzar metas fijadas de antemano, por la superación permanente para lograr de posesionarse de un honroso lugar en nuestra sociedad, por el éxito alcanzado a base de sacrificio, si cometió errores no intencionados los corrige y aprende de esos errores, los supera y logra llegar a la ansiada meta.
Esta forma de adecuarse a la vida en sociedad no tiene que generar envidias de nadie por logros de metas alcanzada porque no todos somos iguales, hay personas más trabajadoras, también viven los haraganes que buscan lo fácil, pero son los resultados tangibles del trabajo desarrollado y la austera vida que precede a los éxitos, los que prevalecen. Las personas desarrollan normales actividades productivas en el marco de una sociedad, que respeta los derechos ajenos, pero en sociedades híbridas teñidas de sombras que camuflan a gentes de mal vivir como la nuestra.
Debemos tener cuidado con políticos que utilizan una dolosa demagogia, para identificarlos y mantener alerta pública por el inmoral accionar de esos individuos con delictuosas intenciones. El escenario político no escapa a este inminente riesgo, esta vez esperamos equivocarnos lo mínimo, al elegir nuestros parlamentarios y Presidente de la República en las elecciones generales del 2021, eclipsado por la resplandeciente corrupción en los Poderes del Estado Ejecutivo, Legislativo y Poder Judicial y en los gobiernos Regionales y Municipales.
Tengamos presente que la autoridad encargada por elección se gana con el ejemplo, con el trabajo honesto y los políticos que utilicen una dolosa demagogia política, para alcanzar ser electos y continuar depredando la conciencia cívica de los electores pierden esa autoridad, el merecido respeto, para convertirse en simples pobres diablos. A los políticos corruptos no les valdrá exhibir lustrosos títulos, o grandes fortunas, porque automáticamente perderán esa autoridad.
Ni siquiera el elemental respeto porque lo echarán por los suelos, y vivirán de conciencia como vulgares pobres diablos, con el agravante de desprestigiar a las instituciones a los cobijan. En estos casos de oficio la Fiscalía les abriría una investigación encaminada a la sanción penal a cumplirse en los penales del INPE.
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