El obelisco se encuentra ubicado a 35 kilómetros de la ciudad de Ayacucho y a un kilómetro del histórico y típico pueblo de artesanos de Quinua. Donde la primera impresión es ver la majestuosidad de su diseño en un entorno paisajístico de la sierra ayacuchana.
Por: Alejandro Sullón Juarez.
Coloso de 44 metros de altura erguido en las pampas del distrito de Quinua en honor a los Héroes por la gesta gloriosa de la batalla de Ayacucho del 9 de diciembre de 1824, donde se selló definitivamente la libertad de esta parte sur del continente americano del dominio español, hoy su estructura sufre la inclemencia del tiempo y porque no decirlo el olvido de las autoridades responsables de vigilar los monumentos nacionales.
En este tiempo de peruanidad, que se vive al cumplir nuestro querido Perú 187 años de aniversario patrio es oportuna escuchar la voz de alarma de los ayacuchanos, como el del huamanguino Prospero Roca quién informó a periodistas de todo el país que asistieron a un taller sobre “Herramientas para una vigilancia ciudadana en el Sector Minero” en una visita in situ sobre el deterioro que viene sufriendo por el paso de los años y la falta de mantenimiento a este obelisco; símbolo que identifica a la región Ayacucho en el Perú y para el mundo.
El obelisco se encuentra ubicado a 35 kilómetros de la ciudad de Ayacucho y a un kilómetro del histórico y típico pueblo de artesanos de Quinua. Donde la primera impresión es ver la majestuosidad de su diseño en un entorno paisajístico de la sierra ayacuchana. Al mirar la cúspide de la estructura es donde empieza a notarse el deterioro en las planchas de travertino que cubren este monumento de estructura ciclópea.
Las grietas en la parte superior de la superficie son receptáculos de agua la misma que por acción del frió y la dilatación al congelarse terminará por despegar las planchas de travertino de sus lugares; quedando solo apoyadas por la inclinación de las paredes del obelisco. Estas grietas se han formando por las reiteradas descargas eléctricas, al carecer de un pararrayos que canalice la energía a tierra, por lo consiguiente esta afectando la estructura metálica y para llegar a ella destruyó varias planchas del enchape superior.
Esto ha dejado expuesto grietas por donde comenzó a filtrarse el agua de lluvia al interior; por lo tanto, no basta ser erudito en temas de conservación para entender que algunas planchas de travertino están sueltas, cuando se golpean con la mano y se escucha el sonido hueco. Una primera consecuencia del deterioro del monumento partiría de la cúspide al mostrar grietas por donde ingresa el agua y se filtra entre la estructura y los enchapes de travertino.
Al descender la temperatura a menos siete grados centígrados (-7ºC), ocurre el fenómeno físico característico en el cual el agua al solidificarse aumenta de volumen y genera una fuerza tan grande que puede romper paredes de acero. Este simple hecho lo podemos comprobar en casa al congelar un litro de agua hasta que se solidifique y se convierta en hielo, observaremos que su volumen aumentará hasta ocupar más de 1 litro (aproximadamente 1,1 litros).
Ahora no presenta una superficie libre horizontal como cuando era agua, sino que aparecen protuberancias en cada cubito de hielo. Esto es debido a que ha aumentado su volumen durante el cambio de estado y lo ha hecho por la superficie superior, ya que por las demás partes se encontraba con el sólido que lo rodeaba y que dificultaba la expansión. Y si el agua encuentra impedida la dilatación durante la solidificación por estar en un recipiente cerrado, desarrollará fuerza suficiente y completará su dilatación, aunque para ello deba romper el recipiente que lo contiene.
Quizá nos ha ocurrido alguna vez cuando congelamos una gaseosa y al día siguiente la encontramos rota. Ahora podemos entender lo que ocurre en las altas montañas al producirse el deshielo por efectos de los rayos del sol revientan las grandes rocas pudiendo formar verdaderos aludes de piedras. En el caso del obelisco tendríamos un alud de planchas de travertino, si no se toman medidas inmediatas.
Por: Alejandro Sullón Juarez.
Coloso de 44 metros de altura erguido en las pampas del distrito de Quinua en honor a los Héroes por la gesta gloriosa de la batalla de Ayacucho del 9 de diciembre de 1824, donde se selló definitivamente la libertad de esta parte sur del continente americano del dominio español, hoy su estructura sufre la inclemencia del tiempo y porque no decirlo el olvido de las autoridades responsables de vigilar los monumentos nacionales.
En este tiempo de peruanidad, que se vive al cumplir nuestro querido Perú 187 años de aniversario patrio es oportuna escuchar la voz de alarma de los ayacuchanos, como el del huamanguino Prospero Roca quién informó a periodistas de todo el país que asistieron a un taller sobre “Herramientas para una vigilancia ciudadana en el Sector Minero” en una visita in situ sobre el deterioro que viene sufriendo por el paso de los años y la falta de mantenimiento a este obelisco; símbolo que identifica a la región Ayacucho en el Perú y para el mundo.
El obelisco se encuentra ubicado a 35 kilómetros de la ciudad de Ayacucho y a un kilómetro del histórico y típico pueblo de artesanos de Quinua. Donde la primera impresión es ver la majestuosidad de su diseño en un entorno paisajístico de la sierra ayacuchana. Al mirar la cúspide de la estructura es donde empieza a notarse el deterioro en las planchas de travertino que cubren este monumento de estructura ciclópea.
Las grietas en la parte superior de la superficie son receptáculos de agua la misma que por acción del frió y la dilatación al congelarse terminará por despegar las planchas de travertino de sus lugares; quedando solo apoyadas por la inclinación de las paredes del obelisco. Estas grietas se han formando por las reiteradas descargas eléctricas, al carecer de un pararrayos que canalice la energía a tierra, por lo consiguiente esta afectando la estructura metálica y para llegar a ella destruyó varias planchas del enchape superior.
Esto ha dejado expuesto grietas por donde comenzó a filtrarse el agua de lluvia al interior; por lo tanto, no basta ser erudito en temas de conservación para entender que algunas planchas de travertino están sueltas, cuando se golpean con la mano y se escucha el sonido hueco. Una primera consecuencia del deterioro del monumento partiría de la cúspide al mostrar grietas por donde ingresa el agua y se filtra entre la estructura y los enchapes de travertino.
Al descender la temperatura a menos siete grados centígrados (-7ºC), ocurre el fenómeno físico característico en el cual el agua al solidificarse aumenta de volumen y genera una fuerza tan grande que puede romper paredes de acero. Este simple hecho lo podemos comprobar en casa al congelar un litro de agua hasta que se solidifique y se convierta en hielo, observaremos que su volumen aumentará hasta ocupar más de 1 litro (aproximadamente 1,1 litros).
Ahora no presenta una superficie libre horizontal como cuando era agua, sino que aparecen protuberancias en cada cubito de hielo. Esto es debido a que ha aumentado su volumen durante el cambio de estado y lo ha hecho por la superficie superior, ya que por las demás partes se encontraba con el sólido que lo rodeaba y que dificultaba la expansión. Y si el agua encuentra impedida la dilatación durante la solidificación por estar en un recipiente cerrado, desarrollará fuerza suficiente y completará su dilatación, aunque para ello deba romper el recipiente que lo contiene.
Quizá nos ha ocurrido alguna vez cuando congelamos una gaseosa y al día siguiente la encontramos rota. Ahora podemos entender lo que ocurre en las altas montañas al producirse el deshielo por efectos de los rayos del sol revientan las grandes rocas pudiendo formar verdaderos aludes de piedras. En el caso del obelisco tendríamos un alud de planchas de travertino, si no se toman medidas inmediatas.
Se necesita un millón de nuevos soles para su mantenimiento
La alcaldesa del distrito, Otilia Martha Chávez Gutierrez, manifestó que se necesitan un millón de nuevos soles para su refaccionamiento y mantenimiento del monumento histórico y principal atractivo turístico del distrito de Quinua. Anunció que en los próximos días encargara el estudio de un proyecto de refaccionamiento para lo cual destinará 25 mil soles, la alcaldesa concluyó que las autoridades ayacuchanas tienen conocimiento del caso y hasta este momento no hay un pronunciamiento en relación al cuidado del obelisco.
“La región de Ayacucho cuenta con personal especializado, para hacer este tipo de trabajos. Solo se necesita gestionar para que vengan a realizar los estudios necesarios” manifestó Prospero Roca, huamanguino preocupado por el deterioro de los monumentos que simbolizan la libertad y el honor de los pueblos. Todo el Perú esta alertado por de lo que pasa en Ayacucho, si en Lambayeque se dio el primer grito libertario, que se remonta al 27 de diciembre de 1820 y concluyó con la batalla de Ayacucho cuatro años después en las pampas de Quinua un 9 de diciembre de 1824.
Es momento de lanzar un nuevo grito para que este obelisco erigido en memoria de aquellos héroes que ofrendaron su vida por la libertad de América el Sur este siempre presente en el corazón de todo latinoamericano y con mucha mayor razón y orgullo en todos los peruanos.
Las primeras medidas a tomar sería dotar al obelisco de un pararrayos para canalizar las descargas eléctricas y no ocurra el deterioro de las aristas del obelisco, por donde posteriormente una vez rota la plancha y destruida la fragua penetre el agua y comience con el ciclo de congelamiento dilatación y desprendimiento de las placas.
Otra medida sería recuperar el enchape de travertino, en lo mas que se pueda para no alterar su construcción original. Paralelamente se deberá de iniciar los trabajos de restauración de las escalinatas en piedra laja así como la reestructuración de los muros perimétricos que constituyen las barandas del conjunto.
“La región de Ayacucho cuenta con personal especializado, para hacer este tipo de trabajos. Solo se necesita gestionar para que vengan a realizar los estudios necesarios” manifestó Prospero Roca, huamanguino preocupado por el deterioro de los monumentos que simbolizan la libertad y el honor de los pueblos. Todo el Perú esta alertado por de lo que pasa en Ayacucho, si en Lambayeque se dio el primer grito libertario, que se remonta al 27 de diciembre de 1820 y concluyó con la batalla de Ayacucho cuatro años después en las pampas de Quinua un 9 de diciembre de 1824.
Es momento de lanzar un nuevo grito para que este obelisco erigido en memoria de aquellos héroes que ofrendaron su vida por la libertad de América el Sur este siempre presente en el corazón de todo latinoamericano y con mucha mayor razón y orgullo en todos los peruanos.
Las primeras medidas a tomar sería dotar al obelisco de un pararrayos para canalizar las descargas eléctricas y no ocurra el deterioro de las aristas del obelisco, por donde posteriormente una vez rota la plancha y destruida la fragua penetre el agua y comience con el ciclo de congelamiento dilatación y desprendimiento de las placas.
Otra medida sería recuperar el enchape de travertino, en lo mas que se pueda para no alterar su construcción original. Paralelamente se deberá de iniciar los trabajos de restauración de las escalinatas en piedra laja así como la reestructuración de los muros perimétricos que constituyen las barandas del conjunto.
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