
A sus escasos 23 años, ya sabe el significado de la palabra reto, porque justamente ese es uno de los objetivos que se ha planteado para demostrar que no existe nada imposible cuando existe la fuerza de voluntad y el deseo de superación. Su nombre es Alejandro Marco Sánchez Palomino y desde pequeño aprendió a codearse con las olas de su querido Huanchaco, el balneario trujillano que lo acogió desde muy pequeño, fue justamente en esas aguas marinas donde pasó los mejores años de su infancia y adolescencia, al lado de su inseparable tabla hawaiana e identificándose con la magia culinaria que caracteriza a esta zona del litoral norteño del Perú.
Aunque nació en Trujillo, se siente un Huanchaquero más, pues en este tradicional balneario aprendió los secretos de los antiguos cultores del famoso Caballito de Totora (que según el historiador Pedro Anhuaman Gordillo –en su libro “Cultura Viva Muchik-Chimor de la Costa Norte del Perú”- antiguamente eran conocidos como Balsillas de Totora), también aprendió la importancia que tiene el turista –especialmente foráneo- en el desarrollo de cualquier país, esa fue una de las razones por la que decidió estudiar en el ICPNA el idioma ingles, lo que a la postre le sirvió para recorrer todo el litoral peruano desempeñándose como guía turístico práctico e instructor de surfing.
A la par con estas labores, Alex (como le conocen sus familiares y amigos cercanos) también se dio tiempo para participar en competencias abiertas de Body Board, una especializada del surf, en las cuales llegó a obtener los primeros puestos a nivel nacional; sin embargo, a pesar de las muchas satisfacciones obtenidas a lo largo de su joven existencia, era conciente que se avecinaban nuevos retos y solo esperaba que se diera la gran oportunidad de poner a prueba el gran potencial que caracteriza a los jóvenes emprendedores peruanos en el exterior, y no estaba equivocado, porque a él también le llegó su gran día.
Los primeros intentos y una historia digna de contarse

Lo que Alex nunca imaginó, fue que esta primera travesía le tenía deparada una experiencia inolvidable que marcaría para siempre el real concepto de la palabra solidaridad, pues sin pensarlo se convirtió en uno de los protagonistas de una de las campañas mundiales de ayuda humanitaria más importantes de la última década. Según narra, su embarcación se vio obligada a permanecer en la ciudad de New Orleáns (Estado de Luisiana) para socorrer a los miles de damnificados del Huracán “Katrina” uno de los más mortíferos, destructivos y costosos huracanes que haya impactado a Estados Unidos en décadas.
En esta ciudad, que resultó ser la más afectada por el fenómeno natural (con un 70% de su población total por debajo del nivel del mar) tuvieron que permanecer por más de medio año, albergando y atendiendo a lo damnificados, muchos de los cuales lo habían perdido todo. Luego de esa inolvidable experiencia regresó al país en un merecido periodo de vacaciones reintegrándose a sus labores tres meses después. Motivos de fuerza mayor, lo obligaron a permanecer en tierra por casi medio año; pero sus perspectivas de superación apuntaban a dar un gran salto y toma la decisión de hacerlo.
El gran salto al Royal Caribbean

El trabajo de Alex a bordo de esta lujosa nave está enfocado en el área de Waiter Assister (Asistente de Sala), por lo tanto, de él depende en gran parte que los excursionistas se sientan satisfechos con el servicio prestado. Aunque la tarea no es fácil, está convencido de lograr sus objetivos con creces; además, también juega un papel importante el ambiente de familiaridad con los demás integrantes de la tripulación, quienes –al igual que él- buscan los mismos objetivos, triunfar en un trabajo difícil con la convicción de demostrar que los jóvenes son el verdadero potencial del mundo moderno. Suerte amigo, estamos seguros que lo lograras.
1 comentario:
has elejido bie felicidades poco apoco vas subiendo..felicidades..
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