lunes, 3 de noviembre de 2014

PAOLO VIGO EXPONDRÁ EN EL CULTURAL SUS OBRAS PLÁSTICAS

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La primera de ellas se titula “Children” y está centrada en el tema de la infancia. La serie cuestiona y desarma el trillado estereotipo de la “edad de la inocencia”, muestra su fragilidad y sus miserias propias de la realidad actual. Si la infancia es la metáfora del futuro de la humanidad, aquí el futuro viene cargado con el agobiante peso del pasado.

Paolo Vigo, pintor trujillano residente en Lima, después de cuatro años bastante exitosos, pasados en la capital, decidió volver a su tierra natal para mostrar sus recientes trabajos. Su exposición “Infancia etc.” se inaugurará en la Galería Impromptu, El Cultural, Centro Peruano Norteamericano de Trujillo este jueves 13 de noviembre (7:30 p.m.) y va hasta al 5 de diciembre. El proyecto “Infancia etc.” reúne dos series, creadas y presentadas en Lima bajo la curaduría de Valeria Quintana Revoredo en los años 2011 y 2012, que reflejan una continuidad y al mismo tiempo un antagonismo.

La primera de ellas se titula “Children” y está centrada en el tema de la infancia. La serie cuestiona y desarma el trillado estereotipo de la “edad de la inocencia”, muestra su fragilidad y sus miserias propias de la realidad actual. Si la infancia es la metáfora del futuro de la humanidad, aquí el futuro viene cargado con el agobiante peso del pasado. Los sueños, tan difíciles de erradicar en el comienzo de la vida, si bien subsisten tenazmente aquí, están teñidos de unos matices de amargura. Pequeñas y solitarias figuras oscuras sobre vastas extensiones de texturas acolchadas, que usó Vigo como base para sus cuadros, enfatizan el conflicto.

La segunda serie se llama “Horror vacui” y está dedicada a los tormentos y las metamorfosis del espíritu humano. Los múltiples cuerpos, etéreos y desdibujados, no son más que  sombras de las complejas peripecias de las caóticas almas que los habitan. Las figuras se entrelazan, se superponen, producen múltiples rostros, se desintegran, desvanecen, explotan. Aquí, después de un estilo más gráfico y concreto de la serie “Children”, Vigo vuelve a la sutileza y el sfumato característicos de la pintura trujillana.

Las dos secuencias de obras son notablemente contrastantes, pero, al mismo tiempo complementario, mostrando dos fases y dos facetas de la existencia humana, en las que las apariencias revelan y ponen de manifiesto las tensiones de la esencia. Entre las ciudades peruanas, Trujillo se destaca claramente por haber creado una sólida y reconocible escuela artística, y Vigo sin duda sigue siendo parte de ella, a pesar de haber transitado por los absorbentes remolinos del mundo cultural de la metrópoli.

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