En la primera final que ha jugado sano de las tres que ha ganado con el Real Madrid, el luso Cristiano Ronaldo fue el hombre del partido. Dos goles para dar al club de Chamartín, la Duodécima. La reedición de la final de 1998 empezó de la peor manera para el Real Madrid con dos oportunidades muy claras para la Juventus.
El Real Madrid hace historia en Cardiff y se convierte en el primer equipo en la era Champions en ganarla en dos años consecutivos tras vencer 4-1 a la Juventus de Turín. El 3 de junio de 2017 se recordará como el día en el que Cristiano Ronaldo ganó su quinto Balón de Oro. En la primera final que ha jugado sano de las tres que ha ganado con el Real Madrid, el luso fue el hombre del partido. Dos goles para dar al club de Chamartín, la Duodécima. La reedición de la final de 1998 empezó de la peor manera para el Real Madrid con dos oportunidades muy claras para la Juventus.
El portero ‘tico’, Keylor Navas, se reivindicó con dos buenas paradas, sobre todo la segunda con una gran estirada al lanzamiento de Gonzalo Higuaín, ávido de venganza madridista, que se colaba por el poste. Los primeros quince minutos, el equipo de Zidane no sabía si estaba en Cardiff o de vacaciones, sin asentarse en el terreno de juego no sabían cómo salir de la presión ‘juventina’. Alves pegado a Kroos en todo momento obstruía la salida del Real Madrid. A partir de ahí, el Real Madrid se desperezó un poco e hilvanó alguna jugada en el último tercio de campo.
Hasta que Toni Kroos decidió arrancar con fuerza y precisión quirúrgica para derrumbar al medio del campo italiano; pasó a Benzema que en dos toques cambió a Ronaldo, este esperó a Carvajal, que devolvió al luso y el resto, lo predecible: gol. Cristiano anotaba así el gol 500 del Real Madrid en la Champions League y se convertía en el primer jugador en anotar en tres finales de esta competición. Dos balones había tocado el portugués a estas alturas de final y uno estaba en la caja.
La Juve es como esos boxeadores cuya virtud es encajar golpe tras golpe y levantarse, y eso hizo la Vecchia Signora, levantarse. Se echó adelante en busca del empate y tardó menos de 10 minutos en conseguirlo, y ¡de qué manera!. Al borde de la media hora, Higuaín acomodó con el pecho un centro y decidió cederla en alto a Mario Mandzukic, que controló y firmó una obra de arte. Un lanzamiento de volea que se cuela por el ángulo derecho de Navas. El gol que todos querríamos firmar en un escenario tan magnifico.
Tras el empate, los ‘blancos’ -hoy de púrpura- se tambalearon y esperaron al descanso como si fuera una campana salvadora. Y llegaron vivos al intermedio. No sabemos qué diría Zidane en el vestuario, pero los segundos 45 minutos entran directamente en el panteón de las mayores exhibiciones del Real Madrid en una final. Lanzados a por la Juve, se sucedieron las ocasiones con tiros lejanos de Modric, Isco -sublime en este acto- y Marcelo. Pero fue un actor invitado, un hombre dedicado a labores oscuras quien certificó tanto dominio.
Tras un rechace, Casemiro lanzó con el alma desde fuera del área y tras toque en Khedira, el balón se envenenó y despistó a Buffon, quien no pudo hacer nada. 2-1 y esta vez, los blanquinegros no se levantarían de la lona. Por la derecha llegó el remate al sueño de Buffon. Pared entre Carvajal y Modric; el croata no dio por perdido un balón que se iba largo, y centró al área y allí, como si de un tiburón oliendo sangre apareció CR7 para convertir ese balón, en un balón de oro. 3-1 y partido acabado. Después, Cuadrado fue expulsado por una treta de Sergio Ramos, imperial todo el encuentro. Para finalizar, cerca del descuento Asensio ponía la guinda a la final soñada por el madridismo. (Tomado de Yahoo Deportes)
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