Pese a
ser productores, consumimos carnes que llegan de Chile y Argentina. La Libertad
es una de las regiones del país con alta producción de aves, pero muchas
avícolas no cumplen con las condiciones de zonificación o de sanidad. No hay
registros oficiales de producción, pero se estima unas 100 mil toneladas al año.
El mayor porcentaje de
carnes de bovino, ovino, cerdo y aves que consumimos proviene de camales
clandestinos y no tiene sello municipal sanitario lo que pone en serio riesgo
la salud de la población en general. El tema fue abordado en reunión del
vicegobernador regional Ever Cadenillas Coronel
con directivos de Colegio Médico
Veterinario Departamental de La Libertad, para exponer la situación crítica
en que está la salud de la comunidad.
Ante esta alerta
sanitaria, Cadenillas propuso una nueva reunión de trabajo con representantes
del Servicio Nacional de Seguridad
Alimentaria (Senasa) para que expongan al respecto, pidiendo un informe
relacionado al nivel de atención que se ofrece en los camales de La Libertad y
sobre las actividades de fiscalización, control y vigilancia sanitaria que
realizan. Similar información se solicitará a las municipalidades y a las
empresas privadas que están a cargo de camales.
Los directivos del
colegio, liderados por su decano, Doménico
Sáenz Cieza, señalaron que la nueva pandemia para la salud pública lo
constituirá la venta indiscriminada de carnes sin certificar, provenientes de
camales clandestinos, casas o la que se beneficia en mercados como La Hermelinda, sin cumplir con los
mínimos requisitos sanitarios o de infraestructura. Demandaron luego que se
elabore un proyecto para contar con un gran camal. Al respecto, Ever Cadenillas
precisó que, tratándose de una competencia edil, cualquier iniciativa debe
nacer en los municipios.
“La mayor parte de los
que hay son privados, pero se puede trabajar en un proyecto en asociación
público privada”, puntualizó. La Libertad es una de las regiones del país con
alta producción de aves, pero muchas avícolas no cumplen con las condiciones de
zonificación o de sanidad. No hay registros oficiales de producción, pero se
estima unas 100 mil toneladas al año y mucho más que no se sabe cómo salen y
provienen de canales clandestinos.
En el caso de los
cerdos, por ejemplo, los benefician en el interior, principalmente en Otuzco, y llegan a Trujillo como jamón
o embutidos. Los directivos manifestaron su preocupación recordando que hasta
hace algunos años se tenía un registro de que 5 a 6 chanchos llegaban cada día
a los camales con cisticercosis (triquina) o parasitosis y ahora solo uno cada
mes. “Eso es muy sospechoso”, dijeron.
Respecto a la carne de
pollo, indicaron que aproximadamente el 90% de la producción que llega a los
mercados o puntos de venta no cuenta con certificación sanitaria porque se
beneficia en camales clandestinos. “Hemos venido a tocar puertas como Colegio
para generar un informe o estudio que involucre a las universidades, para
planificar y proyectar acciones concretas”, dijo el decano de los médicos
veterinarios.
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