“No pensemos que el amor es solamente cortejar a la pareja, enviar flores y tarjetas de felicitación. El amor no sólo es eros. El amor auténtico es caridad y servicio. Porque amar es sobre todo servir a los demás; amar al prójimo como a uno mismo, según el mandato de Dios”, declaró el sacerdote franciscano Abel Pacheco Sánchez.
Aunque tradicionalmente se asocia el 14 de febrero, Día de San Valentín, solamente como el Día de los Enamorados, es necesario recordar que el amor por el que luchó este santo –de quien se afirma casaba a las parejas en secreto- es especialmente el amor cristiano. Al referirse a esta fecha del calendario católico, el director del Archivo San Francisco de Lima fray Abel Pacheco Sánchez comentó que, tal como se aprecia hoy en día, dicha festividad se ha desvirtuado e incluso mercantilizado porque se está enfocando únicamente el amor de pareja, “que no es el único ni el más trascendente tipo de amor”.
“No pensemos que el amor es solamente cortejar a la pareja, enviar flores y tarjetas de felicitación. El amor no sólo es eros. El amor auténtico es caridad y servicio. Porque amar es sobre todo servir a los demás; amar al prójimo como a uno mismo, según el mandato de Dios”, declaró el sacerdote franciscano. En la dimensión auténtica del amor, sostuvo que la caridad representa salir de la cárcel del egoísmo y del individualismo –generalmente exacerbados por la sociedad de consumo masivo-, para abrirse hacia “el otro”. En ese sentido el amor a Dios es el fundamento de la vida.
Inclusive, al comentar el amor de pareja –consagrado por la Iglesia en el sacramento del matrimonio-, fray Pacheco recomendó a las parejas a no dejarse llevar por la publicidad engañosa o por el mercantilismo sexista, y examinar “qué tipo de amor están construyendo”. Señaló que las parejas deben forjar el amor como base de la familia. “El amor de pareja es sagrado siempre y cuando sea un amor edificante para ambos y para los hijos del matrimonio”, opinó.
Sobre el personaje histórico de San Valentín no hay una certeza absoluta. Según datos históricos de la Enciclopedia Católica, San Valentín fue posiblemente uno de los tres mártires que ejecutados en el año 270 d.c durante el reinado del Emperador Claudio II: Un médico romano que se hizo sacerdote y que casaba a los soldados, a pesar de que ello estaba prohibido por el emperador Claudio "El Gótico", quien ordenó decapitarlo; un obispo de la ciudad de Interamna (hoy Terni, Italia), donde se encuentran sus restos en la homónima basílica, o un mártir fallecido durante la conquista romana de África.
Cabe señalar que San Valentín es también el santo patrono de la ciudad de Trujillo, fiesta patronal que tras varios años de olvido ha vuelto a celebrarse desde el año 2007 por iniciativa del Arzobispo de esa ciudad, monseñor Miguel Cabrejos Vidarte. La ciudad de Trujillo sufrió un terremoto, quizás el más nefasto de toda su historia. Era miércoles de ceniza, 14 de febrero de 1619, día de san Valentín a las 11.30 a .m. El Cabildo Secular de la Municipalidad de Trujillo en 1627 propuso que se jurase y tomase por patrón de la ciudad a San Valentín por haber sido en su día la ruina de esta ciudad y por haberles protegido de daños mayores.
A partir de dicha fecha, el cabildo dispuso que cada 14 de febrero se celebrase con suntuosidad la festividad de san Valentín. En 1667 se nombró una comisión para la festividad de san Valentín a quien se le denomina el “patrón de los temblores”, preparando procesiones, altares, fuegos y demás ceremonias. Como patrón de la ciudad tuvo su propio retablo en la Catedral. Cuando en el último tercio del siglo XVII los retablos rococó desplazaron a los barrocos la imagen de san Valentín se trasladó hacia el retablo mayor.
Como la fiesta se dejó de celebrar por muchos años, en 1984 un grupo de trujillanos, en conjunto con el Arzobispado, se propusieron rescatar del olvido la celebración del santo patrono. En el 2007 se retomó la celebración realizándose una misa y procesión con la imagen.
Aunque tradicionalmente se asocia el 14 de febrero, Día de San Valentín, solamente como el Día de los Enamorados, es necesario recordar que el amor por el que luchó este santo –de quien se afirma casaba a las parejas en secreto- es especialmente el amor cristiano. Al referirse a esta fecha del calendario católico, el director del Archivo San Francisco de Lima fray Abel Pacheco Sánchez comentó que, tal como se aprecia hoy en día, dicha festividad se ha desvirtuado e incluso mercantilizado porque se está enfocando únicamente el amor de pareja, “que no es el único ni el más trascendente tipo de amor”.
“No pensemos que el amor es solamente cortejar a la pareja, enviar flores y tarjetas de felicitación. El amor no sólo es eros. El amor auténtico es caridad y servicio. Porque amar es sobre todo servir a los demás; amar al prójimo como a uno mismo, según el mandato de Dios”, declaró el sacerdote franciscano. En la dimensión auténtica del amor, sostuvo que la caridad representa salir de la cárcel del egoísmo y del individualismo –generalmente exacerbados por la sociedad de consumo masivo-, para abrirse hacia “el otro”. En ese sentido el amor a Dios es el fundamento de la vida.
Inclusive, al comentar el amor de pareja –consagrado por la Iglesia en el sacramento del matrimonio-, fray Pacheco recomendó a las parejas a no dejarse llevar por la publicidad engañosa o por el mercantilismo sexista, y examinar “qué tipo de amor están construyendo”. Señaló que las parejas deben forjar el amor como base de la familia. “El amor de pareja es sagrado siempre y cuando sea un amor edificante para ambos y para los hijos del matrimonio”, opinó.
Sobre el personaje histórico de San Valentín no hay una certeza absoluta. Según datos históricos de la Enciclopedia Católica, San Valentín fue posiblemente uno de los tres mártires que ejecutados en el año 270 d.c durante el reinado del Emperador Claudio II: Un médico romano que se hizo sacerdote y que casaba a los soldados, a pesar de que ello estaba prohibido por el emperador Claudio "El Gótico", quien ordenó decapitarlo; un obispo de la ciudad de Interamna (hoy Terni, Italia), donde se encuentran sus restos en la homónima basílica, o un mártir fallecido durante la conquista romana de África.
Cabe señalar que San Valentín es también el santo patrono de la ciudad de Trujillo, fiesta patronal que tras varios años de olvido ha vuelto a celebrarse desde el año 2007 por iniciativa del Arzobispo de esa ciudad, monseñor Miguel Cabrejos Vidarte. La ciudad de Trujillo sufrió un terremoto, quizás el más nefasto de toda su historia. Era miércoles de ceniza, 14 de febrero de 1619, día de san Valentín a las 11.30 a .m. El Cabildo Secular de la Municipalidad de Trujillo en 1627 propuso que se jurase y tomase por patrón de la ciudad a San Valentín por haber sido en su día la ruina de esta ciudad y por haberles protegido de daños mayores.
A partir de dicha fecha, el cabildo dispuso que cada 14 de febrero se celebrase con suntuosidad la festividad de san Valentín. En 1667 se nombró una comisión para la festividad de san Valentín a quien se le denomina el “patrón de los temblores”, preparando procesiones, altares, fuegos y demás ceremonias. Como patrón de la ciudad tuvo su propio retablo en la Catedral. Cuando en el último tercio del siglo XVII los retablos rococó desplazaron a los barrocos la imagen de san Valentín se trasladó hacia el retablo mayor.
Como la fiesta se dejó de celebrar por muchos años, en 1984 un grupo de trujillanos, en conjunto con el Arzobispado, se propusieron rescatar del olvido la celebración del santo patrono. En el 2007 se retomó la celebración realizándose una misa y procesión con la imagen.
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