jueves, 11 de diciembre de 2014

“MATARON” AL BALLET MUNICIPAL DE TRUJILLO

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Fundado hace veinticinco años y con un significativo prestigio a su favor, este ballet sobrevive pese a contar con un presupuesto que es casi una dádiva: S/ 1,200 nuevos soles para cada una de las temporadas de gala programadas en el año. Este año se programaron tres, entonces hablamos de S/ 3.600 nuevos soles anuales.

Por: Guillermo Rebaza Jara

“El ballet está de luto… MATARON al Ballet Municipal”. Esto estaba escrito en una de las pancartas que un indignado padre de familia agitaba frente al palacio municipal de Trujillo, hace unas semanas, tras la insólita decisión de la alcaldesa de dar la estocada final al ballet municipal. Lejos de cargar tintas contra la señora Gloria Montenegro, esta medida es en realidad el corolario de ocho años de farragosa gestión municipal, donde la deficiente administración de los recursos y un estado de orfandad cultural –particularmente en la cúspide del poder municipal– confabularon contra uno de los ámbitos que mejor ha identificado a Trujillo, al menos en el imaginario nacional. Me refiero, qué duda cabe, a la cultura.

Fundado hace veinticinco años y con un significativo prestigio a su favor, este ballet sobrevive pese a contar con un presupuesto que es casi una dádiva: S/ 1,200 nuevos soles para cada una de las temporadas de gala programadas en el año. Este año se programaron tres, entonces hablamos de S/ 3.600 nuevos soles anuales. Si este “presupuesto” lo comparamos con lo que invierte la Municipalidad Metropolitana de Lima en su ballet, ardemos de envidia. Para la temporada “El Lago de los Cisnes” ha contado con S/ 88.450 nuevos soles, unas 74 veces más de lo que la comuna trujillana destinó para la última temporada local.
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Cierto es que el presupuesto que maneja la MML es varias veces superior al de cualquier otra municipalidad, pero que el gobierno de la segunda (o tercera) ciudad en importancia del país manifieste tamaño desprecio por la cultura es, por lo menos, vergonzoso. En tales condiciones, solo el compromiso de sus integrantes y el apoyo de entidades particulares pueden explicar que, hasta el pasado mes de octubre, sin más dinero que el mencionado, la compañía municipal de ballet de Trujillo haya cumplido con veintisiete presentaciones públicas. ¡Veintisiete! Más del ochenta por ciento de su actividad anual ya venía desarrollándose gracias a una dinámica colectiva ajena a la municipalidad.

No era de sorprenderse entonces el desplome que ha sufrido este importante elenco, hoy símbolo del fracaso de la era Acuña en política cultural. No obstante, sobreponiéndose a esta bárbara política de despidos, ahora nos enteramos –con regocijo– que el sábado 13 de diciembre estos bravos chicos ofrecerán “La Bella Durmiente”, un clásico con música de Chaikovski y que siempre resulta inolvidable. No les dejará plata como cancha en sus bolsillos, pero al menos les permite cerrar el año en olor de dignidad.

Lejos de desaparecer una compañía artística con su trayectoria, las nuevas autoridades deberían generar las condiciones para fortalecerla mediante un proceso de reorganización general que pasa, entre otros aspectos, por asegurar laboralmente el grupo humano básico que ha venido trabajando, gestionar cooperación técnica, mejorar la infraestructura que usan, dotarles de implementos modernos, etc. En suma, brindarle el respaldo institucional que ahora, lamentablemente, no existe.

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