Ha sido una decisión errada del Presidente Martin Vizcarra de haber otorgado su confianza encargándole la cartera de Justicia y Derechos Humanos, en momentos que la clase política y los corruptos funcionarios en diferentes niveles, han conducido a la sociedad peruana a un peligroso inicio de una anarquía, que nos hace daño a todos.
Por: Amaro Rodríguez Santillán.
Si hay voluntad política de empezar a enmendar la corrupción y fortalecer la moral pública, de ninguna manera el Presidente de la República, debió nombrar como Ministro de Justicia y Derechos Humanos a Vicente Zeballos, quien en su trayectoria ciudadana incumplió un deber moral y obligación de reconocer la paternidad de una hija, solo lo hizo tras 24 años, demostrando así fehacientemente, que no tiene calidad moral y se burló de la justicia.
Todos los individuos que nieguen cobardemente la paternidad de sus hijos, no les pasen pensión alimentaria y tengan en abandono moral y material a sus madres, no merecen ostentar cargos públicos, por constituir una afrenta a la moral de todo el pueblo peruano y todavía se da el antagónico caso de ser encargado del Ministerio de Justicia, sin saber respetarla, es como dejar a un roedor con el cargo de despensero.
Ha sido una decisión errada del Presidente Martin Vizcarra de haber otorgado su confianza encargándole la cartera de Justicia y Derechos Humanos, en momentos que la clase política y los corruptos funcionarios en diferentes niveles, han conducido a la sociedad peruana a un peligroso inicio de una anarquía, que nos hace daño a todos y frenaría los esfuerzos por mantenernos en continuo crecimiento económico.
De la misma manera, esta semana aciaga, se dio el caso de juramentar como Fiscal de la Nación, al Fiscal Pedro Chávarry, durante una apresurada ceremonia convocada por la Junta de Fiscales y en este caso, Chávarry deberá dar un paso al costado antes que nuevos audios lo delaten como cómplice de la mega corrupción.
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