Históricamente, la caída de la presión tributaria está asociada a periodos de corrupción y debilitamiento institucional que generan una crisis de desconfianza e insatisfacción en el ciudadano en general y en el contribuyente en específico. Juan Varilias Velásquez dijo que presión tributaria de 12.6% complica seriamente el manejo de los recursos fiscales.
Una presión tributaria de 12.6% estimada para este año obliga al Ministerio de Economía y Finanzas a adoptar medidas importantes con la intención de reducir la evasión y la elusión tributaria, sin embargo, se debe considerar que el efecto no será inmediato, menos aún si en el actual contexto se observa una suerte de rechazo del ciudadano a la administración pública y a los políticos, manifestó el presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX), Juan Varilias Velásquez.
“Preocupa que el esfuerzo técnico del MEF, sin la lectura política e institucional correspondiente, genere un mayor descontento y desaceleración de la economía. Existe una necesidad desbordada de cambios estructurales pues el país está a la espera de reformas institucionales desde hace 10 años sin que haya mayores avances en la materia”, dijo. Expresó que la presión tributaria de 12.6% complica seriamente el manejo de los recursos fiscales y la política de gastos e inversiones del gobierno.
“Lo que uno debería esperar de una coyuntura internacional positiva, en términos de crecimiento económico y mejores precios de los minerales, es que la recaudación aumente y que se eleve la presión tributaria, pero esto no sucede en la práctica: La crisis política está complicando el panorama económico”, comentó. Varilias Velásquez dijo que si se mira la historia económica desde 1970, Perú tuvo tres momentos en los que la presión tributaria estuvo por debajo del 13%. La primera vez fue entre 1987 y 1993, que abarcó los tres últimos años del primer gobierno del expresidente Alan García y los tres primeros de las reformas económicas de Alberto Fujimori.
El segundo episodio se registró en el período 2000-2002 que coincide con la grave crisis política e institucional que condujo a la caída de Fujimori. Finalmente, estamos en una situación crítica similar desde el año pasado. “No es difícil encontrar el común denominador en estos tres episodios: la caída de la presión tributaria está asociada a periodos de escándalos de corrupción y debilitamiento institucional profundos que generan una crisis de desconfianza e insatisfacción en el ciudadano en general y en el contribuyente en específico”, comentó.
En la primera (crisis de 1987 a 1993) Perú demoró tres años para mejorar la presión tributaria. El segundo episodio se gesta en el último año de Fujimori y se extiende hasta el segundo año de Alejandro Toledo. Por lo tanto, si partimos del hecho que la crisis institucional actual lleva ya dos años, es probable que mantengamos esta debilidad tributaria por dos años más e incluso hasta después de las elecciones del 2021, concluyó.
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