Con 1.80 m de estatura, de carácter jovial y muy sociable, Romina Ivana Itzkovich Sacco participa desde los 11 años en los JDEN y en el año 2017 obtuvo la medalla de oro en los 50 metros estilo mariposa y representó al Perú en los Juegos Escolares Sudamericanos que se realizaron en Cochabamba ese año.
De las cálidas tierras de Piura llegó la nadadora Romina Ivana Itzkovich Sacco, de 16 años de edad, estudiante del colegio particular Vallesol, para participar en la XXVII edición de los Juegos Deportivos Escolares Nacionales (JDEN) que se desarrolló en Lima. Romina es hija de la arquitecta y Miss Perú 1996 Natali Sacco y del economista Boris Itzkovich, quienes desde los cinco años inculcaron en ella la práctica de la natación, tanto así que desplazó al tenis, el deporte favorito de la familia.
Con 1.80 m de estatura, de carácter jovial y muy sociable, Romina participa desde los 11 años en los JDEN y en el año 2017 obtuvo la medalla de oro en los 50 metros estilo mariposa y representó al Perú en los Juegos Escolares Sudamericanos que se realizaron en Cochabamba ese año. “No siempre se gana pero siempre se aprende. Este deporte es de constancia y de perseverancia porque es un camino largo”, dice Romina luego de una agotadora jornada de entrenamiento en el Centro Acuático de la Videna, en San Luis.
Para ella, la natación “es un estilo de vida que demanda sacrificios y sacarse la mugre todos los días para lograr las metas”, lo que implica levantarse a las 4 y 45 a.m. para entrenar, dejar de ir a fiestas o reuniones y ponerse al día en los estudios los fines de semana con la mente puesta en competir en las Olimpiadas 2024. Romina, que tiene al ceviche como su plato favorito, aunque asegura que come de todo, aspira a ingresar en la universidad para convertirse en nutricionista o psicóloga deportiva, dos áreas que le gustan, al igual que las matemáticas y la educación física.
Gracias a los valores que aprendió en su hogar, es una joven sensible y con sus compañeras de colegio participa y apoya varios proyectos sociales en su ciudad natal. Aunque en una época practicó gimnasia, considera que no es muy buena para los deportes de tierra. Su engreído es su hermano Boris, de 5 años, a quien le encantan todas las disciplinas deportivas. “Quiero agradecerle a mis padres por todos los sacrificios que hacen para que yo esté bien y en las mejores condiciones para competir. Con su apoyo, puedo ir al nutricionista, a la psicóloga, y viajar a Lima todos los meses, porque mi entrenador está en esta ciudad”, remarca Romina.
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