Los más afectados son los que escasamente tienen el dinero para vivir el día a día, los que no pueden aprovisionarse de víveres por no tener el dinero con que comprarlos, estas personas empobrecidas requieren el apoyo directo del gobierno central, mientras que poco a poco se logre mejorar las condiciones de vida de la mayoría desprotegida.
Por: Amaro Rodríguez Santillán
Los momentos de desgracias para la humanidad como la que estamos afrontando con mucho temor y riesgo, para evitar que el coronavirus llegue a nuestros hogares y amenace la vida de nuestros familiares, en este tétrico escenario humano aparecen como destacados actores, con mentalidad voraz para de tratar de enriquecerse con la desgracia de otros hermanos peruanos, quienes en condiciones desiguales tratan de sobrevivir.
Es cierto que hay muchos peruanos que tienen ocasión de demostrar su solidaridad con los más vulnerables, pero también hay otros muy lúcidos como inescrupulosos comerciantes, sin el mínimo sentimiento humano se dan maña para lucrar, groseramente sin ninguna justificación elevan los precios de los productos de primera necesidad con un alza entre el 100% y 200%.
Esta clase de individuos que se mimetizan en los estratos sociales, son las aves de carroña que aparecen en situaciones de catástrofes naturales, o artificiales para lucrar con la vida y muerte de las personas, mientras que el verdadero productor con tanto sacrificio labra la tierra, siembra, cultiva y cosecha esos productos, pero sigue en la misma situación de pobreza.
Los más afectados son los que escasamente tienen el dinero para vivir el día a día, los que no pueden aprovisionarse de víveres por no tener el dinero con que comprarlos, estas personas empobrecidas requieren el apoyo directo del gobierno central, mientras que poco a poco se logre mejorar las condiciones de vida de la mayoría desprotegida.
Ahora que el Presidente de la República Martin Vizcarra Cornejo, anunció la entrega de un bono de 380 soles a las familias de las que nos referimos, seamos vigilantes para que ese dinero no sea recibido por personas solventes económicamente, como ocurren casos en los programas sociales, como Pensión 65, Juntos, programas vaso de leche, comedores populares.
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