Karen Calvay estudió la Maestría en Biología Molecular en la Universidad de Queensland, Australia, tras ganar la Beca Presidente del Pronabec. Es un trabajo de veinticuatro horas y los siete días de la semana. Son profesionales de la salud que se van turnando en grupos de doce horas, pero todo este esfuerzo vale la pena si se trata de salvar vidas.
Una
vez que la muestra de un sospechoso por COVID-19
ingresa al Instituto Nacional de Salud
(INS) es codificada para ser procesada. Más de veinte profesionales
intervendrán para la detección del SARS-CoV-2 mediante una técnica de biología
molecular. Buscan la información del virus como si se tratara de encontrar una
sola palabra en un libro gigante. “Es un trabajo a mil por hora”, comenta Karen Calvay Sánchez, bióloga del
Laboratorio de Referencia Nacional de Virus Respiratorios del Centro Nacional
de Salud Pública del INS.
¿Es
realmente el COVID-19? Sí o no. Entonces, Karen responde esa pregunta, como
cuando era niña, en su natal Chiclayo, y había empezado a indagar el porqué de
los sucesos o de las enfermedades. “Es como ver más allá de lo que todo mundo
puede ver”, explica sobre esa vocación que la llevó a realizar la Maestría en
Biología Molecular en la Universidad de
Queensland, Australia, tras
ganar la Beca Presidente de la República,
que ofrece el Estado peruano, a través del Programa
Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación.
Es
un trabajo de veinticuatro horas y los siete días de la semana. Son
profesionales de la salud que se van turnando en grupos de doce horas, pero
todo este esfuerzo vale la pena si se trata de salvar vidas. “Es un equipo
humano que ha sellado su compromiso y ha puesto por delante su vocación para
apoyar a los que lo necesitan”, cuenta Karen. La talento del Pronabec, de
31 años de edad, quien estudió Microbiología y Parasitología en la Universidad Nacional de Trujillo,
reconoce a los profesionales que se encuentran detrás de esta gran labor: los
que dirigen, los que organizan y los que proporcionan los recursos y las
condiciones.
“Si
una parte falla, no funcionará. Todos estamos integrados, con el fin de vencer
al COVID-19”, dice. Karen Calvay recuerda que en el colegio le enseñaron
que Daniel Alcides Carrión es el
mártir de la medicina peruana. Él se había inoculado con sangre extraída de un
tumor verrucoso de un paciente para contraer la enfermedad denominada verruga
peruana y así poder estudiarla. Cuando ella ingresó al INS como practicante, en
agosto de 2012, conoció con mayor detalle sobre aquellos males que afectaban a
los peruanos, sobre todo a quienes se encuentran en condiciones más vulnerables.
“Me
interesé por la enfermedad de Carrión gracias a que oí a la doctora Giovanna Mendoza, responsable del
Laboratorio de Metaxénicas Bacterianas del INS. Supe que todavía afecta a
personas que viven en condiciones de extrema pobreza. Muchas veces acuden a un
centro de salud cuando ya está en riesgo su vida. Por eso, es imprescindible
buscar una solución a estos males”, enfatiza. Por esta razón, cuando
realizó su posgrado en Australia, como becaria del Estado, se empeñó en
ingresar como tesista al Laboratorio UQ Protein Expression Facility.
Allí
aprendió una tecnología que no había sido aplicada en el Perú para diagnosticar
la enfermedad de Carrión: las proteínas recombinantes producidas en células de
insecto, un procedimiento de intervención a nivel genético. Regresó al país y
también al INS para aplicar lo aprendido. El proyecto para mejorar el
diagnóstico de la enfermedad de Carrión en el Perú tiene el financiamiento del
Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec). “El
paciente ya no tendrá que esperar tanto tiempo para saber si tiene o no la
enfermedad y eso ayudará a darle el tratamiento adecuado”, explica.
La
pandemia ha hecho que Karen, así como todo el personal del INS, centre sus
esfuerzos en combatir al nuevo coronavirus, pero lo que persiste en ella es su
enfoque para ayudar a quien más lo necesita. “Tengo este compromiso
personal con mi trabajo. Quiero que se refleje en las personas que están en
condiciones desfavorables”, explica. También pone énfasis a la importancia de
la ciencia.
“En
estas situaciones difíciles vemos que la ciencia es una necesidad”. Por lo que
saludó que en el Perú se haya creado la Beca Mujeres en Ciencia, que inicia
inscripciones este 21 de agosto en la página web del Pronabec (www.pronabec.gob.pe)
para todas las estudiantes mujeres del quinto de secundaria. Así, muchas otras
historias como las de Karen se podrían repetir en beneficio de los más
necesitados.
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