El suceso coincide con la ampliación, de un mes más, otorgada por la Municipalidad de Trujillo a los taxistas para que renueven su tarjeta de habilitación vehicular. Las facilidades se dan desde el año pasado. Se cumplirá el plazo y la mayoría de dueños de vehículos de servicio público, seguirán sin hacer el trámite respectivo
Por: Freddy Gálvez Delgado
La noticia vino de España. Resulta que en la norteña ciudad de Santander, una persona olvidó su celular en el asiento posterior de un taxi. El afectado hizo la denuncia policial respectiva y se dio con el chofer, quien confesó que guardó el pequeño aparato en la guantera. Incluso que, en lugar de devolverlo, lo llevó a su casa desde donde su esposa hizo dos llamadas.
Sometido a juicio, el tribunal acusó al piloto infractor de apropiación indebida y lo condenó a seis meses de prisión efectiva. Una decisión acertada y ejemplar para nosotros los peruanos. El suceso coincide con la ampliación, de un mes más, otorgada por la Municipalidad de Trujillo a los taxistas para que renueven su tarjeta de habilitación vehicular. Las facilidades se dan desde el año pasado.
Se cumplirá el plazo y la mayoría de dueños de vehículos de servicio público, seguirán sin hacer el trámite respectivo. La razón es obvia. La blandura que caracteriza a las disposiciones en el Perú, que jamás son tajantes. Siempre hay concesiones. Esta negativa actitud es muy bien conocida y aprovechada por los chóferes, como la mayoría de peruanos, caracterizados por el relajo con que tomamos nuestras obligaciones.
Y qué decir de las leyes penales. Demasiado benignas para casos menores o de regular envergadura. Tienen que robarte más de quinientos soles para sancionar al infractor. En caso contrario, al día siguiente puedes encontrarte nuevamente cara a cara con el ladrón. Ahí no queda todo. Existe una unidad de tratamiento post penitenciario que regala soya con chocolate a los presos de escasos recursos y sus hijos aunque no sea navidad. Con el dinero del pueblo.
Podrá haber muchos escuadrones de patrulleros y otros más de policías. Pero, con esta clase de trato paternal a quienes no respetan la ley, el problema seguirá y, peor aún, se acrecentará. Imitemos a los países desarrollados. Han llegado al pedestal que ocupan con trabajo, honestidad a todo nivel, responsabilidad y severidad en sus leyes. Si realmente queremos al Perú como se dice en los discursos de orden, las canciones y hasta en los comerciales, empecemos por reformar esta situación. Nadie más lo hará por nosotros….
Por: Freddy Gálvez Delgado
La noticia vino de España. Resulta que en la norteña ciudad de Santander, una persona olvidó su celular en el asiento posterior de un taxi. El afectado hizo la denuncia policial respectiva y se dio con el chofer, quien confesó que guardó el pequeño aparato en la guantera. Incluso que, en lugar de devolverlo, lo llevó a su casa desde donde su esposa hizo dos llamadas.
Sometido a juicio, el tribunal acusó al piloto infractor de apropiación indebida y lo condenó a seis meses de prisión efectiva. Una decisión acertada y ejemplar para nosotros los peruanos. El suceso coincide con la ampliación, de un mes más, otorgada por la Municipalidad de Trujillo a los taxistas para que renueven su tarjeta de habilitación vehicular. Las facilidades se dan desde el año pasado.
Se cumplirá el plazo y la mayoría de dueños de vehículos de servicio público, seguirán sin hacer el trámite respectivo. La razón es obvia. La blandura que caracteriza a las disposiciones en el Perú, que jamás son tajantes. Siempre hay concesiones. Esta negativa actitud es muy bien conocida y aprovechada por los chóferes, como la mayoría de peruanos, caracterizados por el relajo con que tomamos nuestras obligaciones.
Y qué decir de las leyes penales. Demasiado benignas para casos menores o de regular envergadura. Tienen que robarte más de quinientos soles para sancionar al infractor. En caso contrario, al día siguiente puedes encontrarte nuevamente cara a cara con el ladrón. Ahí no queda todo. Existe una unidad de tratamiento post penitenciario que regala soya con chocolate a los presos de escasos recursos y sus hijos aunque no sea navidad. Con el dinero del pueblo.
Podrá haber muchos escuadrones de patrulleros y otros más de policías. Pero, con esta clase de trato paternal a quienes no respetan la ley, el problema seguirá y, peor aún, se acrecentará. Imitemos a los países desarrollados. Han llegado al pedestal que ocupan con trabajo, honestidad a todo nivel, responsabilidad y severidad en sus leyes. Si realmente queremos al Perú como se dice en los discursos de orden, las canciones y hasta en los comerciales, empecemos por reformar esta situación. Nadie más lo hará por nosotros….
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