
La Fuerza Aérea israelí ha vuelto a bombardear hoy Gaza, apuntando a infraestructuras del movimiento islamista Hamás, así como lanzaderas de cohetes y carreteras, en la segunda jornada de ofensiva sobre la franja que vivió este sábado uno de los días más sangrientos de los 60 años del conflicto israelí-palestino. El bombardeo masivo ha dejado más de 280 muertos y unos 900 heridos, principalmente en la ciudad de Gaza, aún en estado de shock por un ataque condenado por el mundo árabe y que algunos países occidentales han considerado "desproporcionado".
Esta tarde, aviones israelíes han bombardeado más de 40 túneles que comunican el territorio palestino con el desierto del Sinaí, en Egipto, según fuentes militares israelíes, que han explicado que el ataque ha tenido como objetivo la Ruta Philadelphi, en la región de Rafah, donde cientos de subterráneos son utilizados para introducir en la franja suministros y armas. Por el momento se desconoce si hay víctimas por esta nueva ofensiva. El primer ministro israelí, Ehud Olmert, ha asegurado hoy que su Gobierno manejará la situación "con sensatez, paciencia y firmeza" hasta "alcanzar los resultados deseados".
Aunque ha advertido de que la ofensiva "puede prolongarse durante mucho tiempo". Por su parte, el ministro de Defensa, Ehud Barak, ha dicho que el Ejército ha desplegado en torno a Gaza a cientos de soldados de infantería y cuerpos acorazados ante una invasión terrestre, pues Israel "profundizará y ampliará su operación lo que sea necesario". Barak ya dijo ayer que la ofensiva "no será fácil y no será breve". Es por ello, que el consejo de ministros israelí de hoy ha aprobado la llamada a filas de unos 6,500 reservistas en preparación a una eventual incursión militar terrestre en la franja de Gaza.
Ataque destructivo

Sin embargo, las bombas no discriminan y algunas han caído en viviendas civiles y hospitales de la sobrepoblada y emprobrecida franja, ya agobiada por un bloqueo israelí. Algunos medios occidentales califican el ataque del sábado como el más sangriento ocurrido en un sólo día desde la Guerra de los Seis Días en 1967. El Consejo de Seguridad de la ONU, en una reunión de emergencia, ha pedido esta madrugada emprender las medidas necesarias para permitir la entrada de ayuda humanitaria en Gaza.
En una rueda de prensa, Olmert ha asegurado que "la operación en la franja de Gaza está destinada, ante todo, a mejorar la realidad de seguridad para los residentes del sur del país", en referencia a las localidades israelíes blanco de los proyectiles lanados por las milicias palestinas. "Esto llevará tiempo y cada uno de nosotros debe ser paciente de forma que podamos completar la misión", indicó el jefe del Ejecutivo. Por su parte, el movimiento islamista Hamás, que gobierna la franja de Gaza, se ha apresurado a clamar venganza.

"No abandonaremos nuestra tierra, no levantaremos banderas blancas y no nos arrodillaremos excepto frente a Dios", ha declarado Haniyeh. "Puede haber más mártires y puede haber más heridos pero Gaza jamás se romperán y nunca se rendirá". En tanto, hoy ha caído el proyectil más lejano lanzado hasta la fecha por las milicias desde Gaza, cerca de Ashadod, a unos 37 kilómetros de la franja y el puerto más importante de Israel, sin causar víctimas, según fuentes israelíes.
Por su parte, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, ha afirmado hoy que el responsable de la actual situación que vive Gaza es Hamás, al negarse a prorrogar el alto el fuego pactado con Israel hace seis meses. “Hablamos con ellos y les dijimos: Por favor, os pedimos que no terminéis la tregua, que siga en vigor y no acabe. Podríamos haber evitado lo que ha ocurrido", ha dicho Abbas desde El Cairo. Hamás, sin embargo, acusa a Israel de haber violado la tregua después de su finalización oficial el pasado 19 de diciembre. (Agencias)
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