A eso ha llegado, lamentablemente, el lanzamiento de César Acuña como candidato a la presidencia de la república, la búsqueda de un motivo (la fundación de la ciudad) para que disimule la invitación de 14 alcaldes provinciales y los demás actos, como parte de su lanzamiento para que no le cueste ni un nuevo sol.
Por: Enrique Benites Delgado
El problema de la ambición no está en el deseo de prosperar, dentro de unos límites razonables. La ambición sin freno, la ambición como conducta y estilo de vida puede llegar a empobrecer y destruir el corazón del hombre y sus más nobles sentimientos, he allí el problema. “…La ambición desmedida, viene marcada y definida por el egoísmo y el afán sin medida de acaparar riquezas, honores y poder para sí, no importa por qué medios, admitiendo engaños, sobornos, injusticias, aprovechamiento indebido de las oportunidades que se le presentan”, dice el sociólogo Dandy Ángel Sánchez (2001).
A eso ha llegado, lamentablemente, el lanzamiento de César Acuña como candidato a la presidencia de la república, la búsqueda de un motivo (la fundación de la ciudad) para que disimule la invitación de 14 alcaldes provinciales por la Municipalidad Provincial de Trujillo, y los demás actos, como parte de su lanzamiento para que no le cueste ni un nuevo sol, manejando en forma descarada los recursos municipales para beneficio propio. Además, llamar “elogios” a las rechiflas y silbidos de miles de jóvenes en la Plaza de Armas durante el concierto, del que se quiso aprovechar políticamente, le salió el tiro por la culata.
Querer utilizar a la Asociación de Municipalidades del Perú para su apoyo político; querer convertir a la Municipalidad en su “bunker”, a los trabajadores contratados como sus militantes y a la ciudad de Trujillo como su partido; el echar permanentemente la culpa a otros de su incapacidad para hacer obras de envergadura ahora que tienen grandes cantidades de dinero provenientes del canon minero (13 millones) y FONCOMUN (29 millones de soles) en los dos primeros años”, pintan de cuerpo entero esta mala gestión.
“Por una parte, la cobardía que desconfía de las posibilidades del otro y que seca toda motivación, porque la voluntad no se educa mediante la repetición machacona de actos, (esto podría ser simple amaestramiento), sino con ideas claras que se convierten en profundas convicciones, en ideales” dice Ángel Sánchez, esto cae a perilla ante las “consultas” para que no dejen al teniente alcalde en reemplazo de Acuña cuando tenga que irse; las acusaciones irresponsables de una regidora de sus filas sobre un manejo corrupto del festival de la marinera sin prueba alguna.
Pero aún hay más, la actitud complaciente y burlona de Acuña en la sesión de concejo cuando insultaban al regidor Burmester en vez de parar ese bochornoso incidente; suspender la “bullanguera” sanción de 30 días anunciada con bombos y platillos por el gerente Municipal Llempén, ahora “candidazo” al gobierno regional, contra la empresa ÏCARO, a pesar de haber asesinado a dos niños, dejado sin brazo a otra persona y heridas a dos más. ¿Esto tiene nombre? No seguimos con más porque no nos alcanzaría este espacio. Acuña ofreció “el Gran Cambio” pero, con lo visto hasta el día de hoy, lo que existe es una “involución”, se ha retrocedido.
Se ha regresado a la vieja práctica del “pan y la Butifarra” para “matar el hambre y adormecer al pueblo”, costumbre de los peores políticos que han existido. No se llega a la población con cultura, conocimiento, eso no da réditos políticos, más fácil es regalar que enseñar a trabajar. Comprar la conciencia con un plato de comida es más fácil. ¿No han visto el triste espectáculo en la gloriosa Plaza de Armas convertida en un chupódromo, con meaderos portátiles, cantinas rodantes y destrozo de las áreas verdes? Además de hacer colas por un poco de comida. ¿Cuándo se ha avisto eso en nuestra querida ciudad que se precia de culta? ¿Todo por una candidatura nonata?
Por: Enrique Benites Delgado
El problema de la ambición no está en el deseo de prosperar, dentro de unos límites razonables. La ambición sin freno, la ambición como conducta y estilo de vida puede llegar a empobrecer y destruir el corazón del hombre y sus más nobles sentimientos, he allí el problema. “…La ambición desmedida, viene marcada y definida por el egoísmo y el afán sin medida de acaparar riquezas, honores y poder para sí, no importa por qué medios, admitiendo engaños, sobornos, injusticias, aprovechamiento indebido de las oportunidades que se le presentan”, dice el sociólogo Dandy Ángel Sánchez (2001).
A eso ha llegado, lamentablemente, el lanzamiento de César Acuña como candidato a la presidencia de la república, la búsqueda de un motivo (la fundación de la ciudad) para que disimule la invitación de 14 alcaldes provinciales por la Municipalidad Provincial de Trujillo, y los demás actos, como parte de su lanzamiento para que no le cueste ni un nuevo sol, manejando en forma descarada los recursos municipales para beneficio propio. Además, llamar “elogios” a las rechiflas y silbidos de miles de jóvenes en la Plaza de Armas durante el concierto, del que se quiso aprovechar políticamente, le salió el tiro por la culata.
Querer utilizar a la Asociación de Municipalidades del Perú para su apoyo político; querer convertir a la Municipalidad en su “bunker”, a los trabajadores contratados como sus militantes y a la ciudad de Trujillo como su partido; el echar permanentemente la culpa a otros de su incapacidad para hacer obras de envergadura ahora que tienen grandes cantidades de dinero provenientes del canon minero (13 millones) y FONCOMUN (29 millones de soles) en los dos primeros años”, pintan de cuerpo entero esta mala gestión.
“Por una parte, la cobardía que desconfía de las posibilidades del otro y que seca toda motivación, porque la voluntad no se educa mediante la repetición machacona de actos, (esto podría ser simple amaestramiento), sino con ideas claras que se convierten en profundas convicciones, en ideales” dice Ángel Sánchez, esto cae a perilla ante las “consultas” para que no dejen al teniente alcalde en reemplazo de Acuña cuando tenga que irse; las acusaciones irresponsables de una regidora de sus filas sobre un manejo corrupto del festival de la marinera sin prueba alguna.
Pero aún hay más, la actitud complaciente y burlona de Acuña en la sesión de concejo cuando insultaban al regidor Burmester en vez de parar ese bochornoso incidente; suspender la “bullanguera” sanción de 30 días anunciada con bombos y platillos por el gerente Municipal Llempén, ahora “candidazo” al gobierno regional, contra la empresa ÏCARO, a pesar de haber asesinado a dos niños, dejado sin brazo a otra persona y heridas a dos más. ¿Esto tiene nombre? No seguimos con más porque no nos alcanzaría este espacio. Acuña ofreció “el Gran Cambio” pero, con lo visto hasta el día de hoy, lo que existe es una “involución”, se ha retrocedido.
Se ha regresado a la vieja práctica del “pan y la Butifarra” para “matar el hambre y adormecer al pueblo”, costumbre de los peores políticos que han existido. No se llega a la población con cultura, conocimiento, eso no da réditos políticos, más fácil es regalar que enseñar a trabajar. Comprar la conciencia con un plato de comida es más fácil. ¿No han visto el triste espectáculo en la gloriosa Plaza de Armas convertida en un chupódromo, con meaderos portátiles, cantinas rodantes y destrozo de las áreas verdes? Además de hacer colas por un poco de comida. ¿Cuándo se ha avisto eso en nuestra querida ciudad que se precia de culta? ¿Todo por una candidatura nonata?
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