Tula Zegarra Samamé, dijo que la inmensa mayoría de las muertes maternas se evitarían si las mujeres tuvieran acceso a servicios de planificación familiar de calidad, atención competente durante el embarazo, el parto y el primer mes después del alumbramiento, o servicios de atención post-aborto.
Cada minuto, no menos de una mujer muere en el mundo como consecuencia de complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto; es decir, unas 529 mil mujeres al año según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, por cada mujer que muere al dar a luz, otras 20 sufren lesiones, infecciones o enfermedades (unos 10 millones de mujeres cada año). Según estas cifras, cinco complicaciones directamente relacionadas son responsables de más del 70% de las muertes maternas.
Entre estas tenemos: hemorragias (25%), infecciones (15%), abortos peligrosos (13%), eclampsia (hipertensión arterial pronunciada que provoca convulsiones - 12%), y parto obstruido (8%). La Decana del Colegio Regional de Obstetras III Lima – Callao (CRO III), Dra. Tula Zegarra Samamé dijo que si bien esas son las causas principales de mortalidad materna, la falta de cuidados o de acceso a los mismos, su elevado costo o su escasa calidad, son elementos determinantes.
Afirmó que estas causas perjudican el desarrollo y el bienestar social, y cada año dejan a un millón de niños huérfanos de madre. “Esos niños tienen 10 veces más probabilidades de morir durante los dos años siguientes a la muerte de sus madres que los demás”, enfatizó. “No hay razón para que las mujeres tengan que morir en el parto. Hay que proporcionar a las más jóvenes la información y el apoyo que necesitan para controlar su salud reproductiva, hay que prestarles apoyo durante el embarazo, y proporcionarles cuidados, a ellas y a sus hijos, hasta que esté bien avanzada la niñez”, subrayó.
Zegarra Samamé, dijo que la inmensa mayoría de las muertes maternas se evitarían si las mujeres tuvieran acceso a servicios de planificación familiar de calidad, atención competente durante el embarazo, el parto y el primer mes después del alumbramiento, o servicios de atención post-aborto y, donde esté permitido, servicios de aborto seguros. “Un 15% de los embarazos y los partos necesitan cuidados obstétricos de urgencia debido a riesgos difíciles de predecir. Un sistema de salud dotado de personal especializado es decisivo para salvar la vida de esas mujeres”, recalcó.
Recordó en ese sentido las 185 muertes maternas al año que registra el Ministerio de Salud y que ubican al Perú como el país con más elevada tasa de muertes maternas del continente. En ese sentido, dijo que el CRO III está comprometido en reducir la mortalidad materna con el aporte de obstetrices y obstetras, quienes a lo largo del país sensibilizan a la población acerca de la salud de la madre, del recién nacido y del niño. “Trabajamos en las más duras condiciones pero tenemos como prioridad la vida y salud de la familia”, afirmó.
Zegarra Samamé saludó a todos sus colegas que este lunes 31 celebran el Día Internacional del Obstetra y reconoció su enorme y valioso aporte en la lucha contra la mortalidad materna, así como su constante esfuerzo para fortalecer el núcleo de toda sociedad, la familia.
Cada minuto, no menos de una mujer muere en el mundo como consecuencia de complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto; es decir, unas 529 mil mujeres al año según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, por cada mujer que muere al dar a luz, otras 20 sufren lesiones, infecciones o enfermedades (unos 10 millones de mujeres cada año). Según estas cifras, cinco complicaciones directamente relacionadas son responsables de más del 70% de las muertes maternas.
Entre estas tenemos: hemorragias (25%), infecciones (15%), abortos peligrosos (13%), eclampsia (hipertensión arterial pronunciada que provoca convulsiones - 12%), y parto obstruido (8%). La Decana del Colegio Regional de Obstetras III Lima – Callao (CRO III), Dra. Tula Zegarra Samamé dijo que si bien esas son las causas principales de mortalidad materna, la falta de cuidados o de acceso a los mismos, su elevado costo o su escasa calidad, son elementos determinantes.
Afirmó que estas causas perjudican el desarrollo y el bienestar social, y cada año dejan a un millón de niños huérfanos de madre. “Esos niños tienen 10 veces más probabilidades de morir durante los dos años siguientes a la muerte de sus madres que los demás”, enfatizó. “No hay razón para que las mujeres tengan que morir en el parto. Hay que proporcionar a las más jóvenes la información y el apoyo que necesitan para controlar su salud reproductiva, hay que prestarles apoyo durante el embarazo, y proporcionarles cuidados, a ellas y a sus hijos, hasta que esté bien avanzada la niñez”, subrayó.
Zegarra Samamé, dijo que la inmensa mayoría de las muertes maternas se evitarían si las mujeres tuvieran acceso a servicios de planificación familiar de calidad, atención competente durante el embarazo, el parto y el primer mes después del alumbramiento, o servicios de atención post-aborto y, donde esté permitido, servicios de aborto seguros. “Un 15% de los embarazos y los partos necesitan cuidados obstétricos de urgencia debido a riesgos difíciles de predecir. Un sistema de salud dotado de personal especializado es decisivo para salvar la vida de esas mujeres”, recalcó.
Recordó en ese sentido las 185 muertes maternas al año que registra el Ministerio de Salud y que ubican al Perú como el país con más elevada tasa de muertes maternas del continente. En ese sentido, dijo que el CRO III está comprometido en reducir la mortalidad materna con el aporte de obstetrices y obstetras, quienes a lo largo del país sensibilizan a la población acerca de la salud de la madre, del recién nacido y del niño. “Trabajamos en las más duras condiciones pero tenemos como prioridad la vida y salud de la familia”, afirmó.
Zegarra Samamé saludó a todos sus colegas que este lunes 31 celebran el Día Internacional del Obstetra y reconoció su enorme y valioso aporte en la lucha contra la mortalidad materna, así como su constante esfuerzo para fortalecer el núcleo de toda sociedad, la familia.
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