Que camine por las calles, que visite los mercados, los estadios, los villorrios del país y todo escenario de los que los políticos tradicionales hablan, pero que ni siquiera conocen en fotografía. Castañeda tiene que sorprendernos, tiene la gran responsabilidad, de que las nuevas generaciones quieran imitarlo.
Por: Américo Solis
Primero fueron los dardos con poco veneno de Pepe Barba enfilados contra quien probablemente sea el próximo presidente de la República, Luis Castañeda Lossio. El ex congresista, quien tras retornar de Panamá luego de dejar el cargo de embajador en ese país, dijo que cumpliría labores de asesor en Solidaridad Nacional, seguro sin que nadie lo invitara y ahora dice haber renunciado a esta agrupación política acusando al actual burgomaestre de ser un “arrogante”.
Un argumento que no resiste mayor análisis conociendo la petulancia y arrogancia de este personaje que dice representar a un grupúsculo que él llama “cambio radical” ¿Alguien lo conoce? Barba no toma en cuenta el adagio que reza “no lances piedras si tienes techo de cristal”. Ahora gracias a su don de ubicuidad se pretende enrolar en la aventura política que ha iniciado el periodista y escritor Jaime Bayly, que difícilmente se dejará seducir por el poder dejando de lado su oficio de periodista provocador e irreverente y lo que mejor sabe hacer que es escribir. Sinceramente no lo vemos con la banda presidencial.
Sin embargo, conocemos algo a Jaime y de seguro que él ya interpretó el oportunismo de este político que lo único que busca es retornar al escenario político, por lo pronto ya lo dijo, nada que ver con “cambio radical”. Pero la cosa no queda ahí, acostumbrado a tener una fauna política que se saca los ojos cuando la oportunidad se presenta, gestos como el que tuvo el presidente García con ocasión de la ceremonia por el 475º aniversario de la fundación de Lima hacia su alcalde, ha sido suficiente argumento para que Augusto Álvarez Rodrich diga que es por lo más evidente que el líder de Solidaridad Nacional es el candidato del presidente Alan García.
Un razonamiento bastante simplón para uno que se dice analista y que tiene como especialidad denostar en la mayoría de los casos contra el primer mandatario. Pero estamos seguros que esto es solo el comienzo de una campaña en su contra que pretenderá a toda costa hacerle daño con la finalidad de que llegue magullado a las elecciones del próximo año. La diferencia entre Castañeda y sus eventuales contrincantes es que él no es un político tradicional sino es un constructor de realidades.
A primera vista observamos los que transitamos por calles y plazas, que hoy su gestión ha trasformado, convirtiendo a Lima en una ciudad que ya destaca en la región. Obviamente falta mucho por hacer pero no podemos ser mezquinos y no reconocer que Castañeda, así como le cambió la cara a la Seguridad Social trabajando con cariño, dedicación y acompañado de un equipo ad hoc, hoy busque hacer lo propio con una empresa más compleja como es la capital del Perú.
Castañeda tiene en todo caso que hilar fino en su estrategia de campaña, trabajando con humildad y contando con un equipo de técnicos y especialistas que tracen la hoja de ruta de su programa de gobierno que debe por encima de todas las cosas ser de paz y reconciliación que le permita alcanzar los objetivos más importantes que se plantee incidiendo en las obras sociales y viendo al Perú de dentro para fuera para que no se repitan episodios como el ocurrido en nuestra Amazonía.
Su gobierno no debe ser de fanfarria y fuegos artificiales sino de acción, trabajo desde el primer día, responsabilidad y lucha contra la corrupción en todos los niveles. Si quiere realmente trasformar la nación y que la gente de a pie tenga mayores posibilidades de cambiar su calidad de vida tiene que escuchar a todos. Que nadie se sienta fuera, que se olvide del día a día y que trabaje en forma planificada como él lo sabe hacer. Que no se rodee de políticos tránsfugas y adulones que sólo ven en él la oportunidad de salir de la sombra para alcanzar un cargo político.
Que camine por las calles, que visite los mercados, los estadios, los villorrios del país y todo escenario de los que los políticos tradicionales hablan, pero que ni siquiera conocen en fotografía. Castañeda tiene que sorprendernos, tiene la gran responsabilidad, de que las nuevas generaciones quieran imitarlo. El alcalde de Lima aún no ha confirmado su decisión de lanzar su candidatura, sin embargo, es evidente que tarde o temprano lo hará, espero que cuando suceda tenga la convicción de que los que lo apoyen lo harán apostando por el progreso y el desarrollo dejando de lado las propuestas de resentimiento y conflicto que promulgan otros.
Por: Américo Solis
Primero fueron los dardos con poco veneno de Pepe Barba enfilados contra quien probablemente sea el próximo presidente de la República, Luis Castañeda Lossio. El ex congresista, quien tras retornar de Panamá luego de dejar el cargo de embajador en ese país, dijo que cumpliría labores de asesor en Solidaridad Nacional, seguro sin que nadie lo invitara y ahora dice haber renunciado a esta agrupación política acusando al actual burgomaestre de ser un “arrogante”.
Un argumento que no resiste mayor análisis conociendo la petulancia y arrogancia de este personaje que dice representar a un grupúsculo que él llama “cambio radical” ¿Alguien lo conoce? Barba no toma en cuenta el adagio que reza “no lances piedras si tienes techo de cristal”. Ahora gracias a su don de ubicuidad se pretende enrolar en la aventura política que ha iniciado el periodista y escritor Jaime Bayly, que difícilmente se dejará seducir por el poder dejando de lado su oficio de periodista provocador e irreverente y lo que mejor sabe hacer que es escribir. Sinceramente no lo vemos con la banda presidencial.
Sin embargo, conocemos algo a Jaime y de seguro que él ya interpretó el oportunismo de este político que lo único que busca es retornar al escenario político, por lo pronto ya lo dijo, nada que ver con “cambio radical”. Pero la cosa no queda ahí, acostumbrado a tener una fauna política que se saca los ojos cuando la oportunidad se presenta, gestos como el que tuvo el presidente García con ocasión de la ceremonia por el 475º aniversario de la fundación de Lima hacia su alcalde, ha sido suficiente argumento para que Augusto Álvarez Rodrich diga que es por lo más evidente que el líder de Solidaridad Nacional es el candidato del presidente Alan García.
Un razonamiento bastante simplón para uno que se dice analista y que tiene como especialidad denostar en la mayoría de los casos contra el primer mandatario. Pero estamos seguros que esto es solo el comienzo de una campaña en su contra que pretenderá a toda costa hacerle daño con la finalidad de que llegue magullado a las elecciones del próximo año. La diferencia entre Castañeda y sus eventuales contrincantes es que él no es un político tradicional sino es un constructor de realidades.
A primera vista observamos los que transitamos por calles y plazas, que hoy su gestión ha trasformado, convirtiendo a Lima en una ciudad que ya destaca en la región. Obviamente falta mucho por hacer pero no podemos ser mezquinos y no reconocer que Castañeda, así como le cambió la cara a la Seguridad Social trabajando con cariño, dedicación y acompañado de un equipo ad hoc, hoy busque hacer lo propio con una empresa más compleja como es la capital del Perú.
Castañeda tiene en todo caso que hilar fino en su estrategia de campaña, trabajando con humildad y contando con un equipo de técnicos y especialistas que tracen la hoja de ruta de su programa de gobierno que debe por encima de todas las cosas ser de paz y reconciliación que le permita alcanzar los objetivos más importantes que se plantee incidiendo en las obras sociales y viendo al Perú de dentro para fuera para que no se repitan episodios como el ocurrido en nuestra Amazonía.
Su gobierno no debe ser de fanfarria y fuegos artificiales sino de acción, trabajo desde el primer día, responsabilidad y lucha contra la corrupción en todos los niveles. Si quiere realmente trasformar la nación y que la gente de a pie tenga mayores posibilidades de cambiar su calidad de vida tiene que escuchar a todos. Que nadie se sienta fuera, que se olvide del día a día y que trabaje en forma planificada como él lo sabe hacer. Que no se rodee de políticos tránsfugas y adulones que sólo ven en él la oportunidad de salir de la sombra para alcanzar un cargo político.
Que camine por las calles, que visite los mercados, los estadios, los villorrios del país y todo escenario de los que los políticos tradicionales hablan, pero que ni siquiera conocen en fotografía. Castañeda tiene que sorprendernos, tiene la gran responsabilidad, de que las nuevas generaciones quieran imitarlo. El alcalde de Lima aún no ha confirmado su decisión de lanzar su candidatura, sin embargo, es evidente que tarde o temprano lo hará, espero que cuando suceda tenga la convicción de que los que lo apoyen lo harán apostando por el progreso y el desarrollo dejando de lado las propuestas de resentimiento y conflicto que promulgan otros.
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