Cómo enlazar el contradictorio comportamiento con su mensaje cuando decía: “No soy de aquí ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad”. Qué decir ante tan profunda reflexión. Solo nos queda parafrasear su poema y decirle que ya no es ni de aquí ni de allá, ahora es de la eternidad.
Por: Enrique Benites Delgado
Miraba las noticias, temprano por la mañana, cuando una llamó poderosamente mi atención, no podía creerlo, habían asesinado a Facundo Cabral. A balazos, en una calle de Guatemala, a sus 74 años de vida y con muchos años por delante para seguir llevando sus poemas hechas canciones. Porqué tenían que matar al hombre que cantó a la vida, a la esperanza, a las buenas noticias, a todas las virtudes del alma, al hijo, al abuelo, a la mujer que ama.
Cómo explicar el comportamiento de los seres humanos, cómo explicar tan atroz y vil asesinato a alguien que no hacía mal a nadie, a quien ensalzó a la vida, al perdón, al tiempo. Cómo enlazar el contradictorio comportamiento con su mensaje cuando decía: “No soy de aquí ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad”. Qué decir ante tan profunda reflexión. Solo nos queda parafrasear su poema y decirle que ya no es ni de aquí ni de allá, ahora es de la eternidad.
Se nos fue el cantautor, se nos fue el trovador de las almas libres, la violencia nos quitó su cuerpo, la materia, pero... queda su palabra grabada como un tatuaje profundo, en lo más interior de nosotros, como cuando nos decía: " Cuando el mundo no me proteja del vacío, cuando el todo se aleje y se confunda en la nada. Cuando en la noche se refleje mi antigua duda y ya no vea en ella mis ojos, entonces cambiaré mi torpe cuerpo con las alas con las que entraré por las mañanas, más allá del despertar eterno”.
Con esas alas inmensas y doradas, cual Ave Fénix, volarás llevándote un retazo de nuestros corazones. Quién le dirá al hombre común de la calle que muchas veces se siente derrotado: “Si tienes un corazón como Jesús, un cerebro como Einstein, una voluntad como Moisés, caridad como la Madre Teresa o un alma como Gandhi… entonces cómo puedes sentirte pobre y desdichado”, ¡Sí señor! Escuchando sus palabras han pasado buenas tardes de mi existir, de él aprendí que… "Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo".
Quién nos hablará de Indira Gandhi o de la Madre Teresa, de tu abuelo y de mi madre. Quién de una flor en la mano o los rayos del sol en tu ventana. Quién nos traerá la fe de los hombres o la luna de las muchachas, la fuerza de la guitarra o el amor a los sueños. Facundo era un ciudadano del mundo, no se consideraba extranjero en ningún lugar, por ello decía: “No me llames extranjero piensa en tu hermano y el mío. El cuerpo lleno de balas besando de muerte el suelo, ellos no eran extranjeros se conocían de siempre, por la libertad eterna e igual de libres murieron”.
¿Presagió su muerte? La libertad, la esperanza, la vida misma, está de duelo, Facundo Cabral ha muerto. La violencia que se vive en Guatemala ha mostrado su más grande horror, no respeta nada ni a nadie. “Vengo de antes y de nunca, vengo de siempre y de ahora, vengo del tiempo infinito, de las piedras y de las olas, vengo de todas las cosas, vengo de la flor… ayayay”.
“Yo soy lo que canto y el canto es el viento, yo soy lo que amo y yendo me quedo. Yo vengo de la alegría, yo vengo de la libertad, del hijo del carpintero y del Padre de la Paz”. Con el estás ahora Facundo, le ayudarás a trabajar la madera y al Padre a construir la paz. Descansa por siempre. ¡Sí señor!
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