El negocio, ubicado en el pasaje Los Rubíes 150 de la urbanización La Rinconada, tenía innumerables quejas de los vecinos del lugar, pues funcionaba como bar, restaurante y prostíbulo, en condiciones poco higiénicas y sin licencia municipal de funcionamiento.
El local comercial clandestino conocido por sus clientes como “Cama de piedra”, en la urbanización La Rinconada, fue clausurado definitivamente por la Municipalidad Provincial de Trujillo, el mediodía del martes, por carecer de licencia de funcionamiento y permitir en su interior el ejercicio de la prostitución. El negocio, ubicado en el pasaje Los Rubíes 150 de la urbanización La Rinconada, tenía innumerables quejas de los vecinos del lugar, pues funcionaba como bar, restaurante y prostíbulo, en condiciones poco higiénicas y sin licencia municipal de funcionamiento.
En dicho recinto se producían frecuentes grescas, escándalos y hasta se planeaban actos delictivos. Además, hace algunos meses había sido cerrado temporalmente 30 días por la Municipalidad Provincial de Trujillo, por similares razones, y a pesar del plazo que se le otorgó para que subsane las observaciones, su propietaria, Emelda Efigenia Araujo Villacorta, se negó a hacerlo. Aún sabiendo que su establecimiento funcionaba al margen de la ley y las normas municipales, Araujo Villacorta acudió al Poder Judicial para que le dé la razón, sin embargo, los jueces declararon infundada su demanda.
La clausura fue el epílogo de un largo proceso administrativo sancionador iniciado hace más de un año por la Subgerencia de Licencias y Autorizaciones de la Comuna local, a cargo de Jackeline Bustamante Fernández, y culminado por la Subgerencia de Ejecución Coactiva de la MPT, con el apoyo de efectivos de la Comisaría La Noria y agentes de la Gerencia de Seguridad Ciudadana. Al momento de la intervención, al menos media docena de parroquianos comían y bebían licor, acompañados de meretrices.
Al ser sorprendidos por policías y agentes de seguridad, los hombres huyeron a la calle y las mujeres subieron al segundo piso del inmueble, donde se refugiaron junto a la propietaria del local. Desde allí, con gritos, insultos, objetos y agua caliente arrojados a los policías y agentes, las féminas trataban de impedir que estos se lleven mesas, sillas, tarimas, colchones, sábanas, frazadas, bebidas alcohólicas y alimentos que se usaban en el lugar.
El abogado Marco Rodríguez Río, ejecutor coactivo de la Municipalidad Provincial de Trujillo y encargado de la clausura, estuvo atento a todos los detalles de este desenlace, verificó la retención de bienes del establecimiento, supervisó el sellado con soldadura eléctrica de las puertas y rejas del negocio y la instalación de los afiches indicando la decisión municipal.
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