“El trabajo, como
dice el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, pertenece a la condición
originaria del hombre y precede a su caída; no es por ello ni un castigo ni una
maldición”, expresó el Monseñor Héctor Miguel Cabrejos Vidarte OFM.
Con
motivo de la fiesta de San Juan Bautista
y el Día del Campesino en el Perú,
el Arzobispo Metropolitano de Trujillo,
Mons. Miguel Cabrejos Vidarte OFM.,
expresa su cordial saludo a los hombres y mujeres de nuestra patria que dedican
su esfuerzo diario al trabajo del campo y que cada día contemplan el fruto de
su esfuerzo que, unido a la providencia Divina, se convierte en bendición
cuando la semilla que germina, se transforma hasta dar fruto.
El
prelado recordó que el trabajo dignifica al ser humano, lo eleva al poner de
manifiesto todas sus capacidades. “El trabajo, como dice el Compendio de
Doctrina Social de la Iglesia, pertenece a la condición originaria del hombre y
precede a su caída; no es por ello ni un castigo ni una maldición”, expresó. Del
mismo modo, Monseñor Cabrejos Vidarte hizo un llamado para que nuestros
hermanos campesinos, reciban de nuestra sociedad y de sus instituciones
tutelares, no sólo el reconocimiento por su papel silencioso en el desarrollo
de nuestra patria, sino el renovado compromiso por una justicia que los
alcance.
“Se
debe mejorar sus condiciones de vida, el valor de sus productos y les
posibilite mejores instrumentos para un trabajo más digno”, agregó. Finalmente,
pidió la intercesión de San Juan Bautista, para alcance para todos nuestros
hermanos campesinos la bendición abundante de Nuestro Señor y a todos los
peruanos nos conceda el renovado esfuerzo para hacer juntos, un Perú grande,
más solidario y progresista.
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