miércoles, 25 de septiembre de 2013

AVANCES INSUFICIENTES EN COMPETITIVIDAD AFECTAN CRECIMIENTO Y DESARROLLO DEL PAÍS

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A pesar de esfuerzos del Concejo Nacional de Competitividad, el Perú todavía mantiene un déficit preocupante. La capacidad para sortear crisis y reducir pobreza depende de la competitividad. En ese sentido, los resultados obtenidos son absolutamente incompatibles con la necesidad y posibilidad de mantener un crecimiento sostenido.

En una reciente presentación sobre los avances en materia de competitividad, el ministro de Economía y Finanzas, Luis Miguel Castilla, mostró los progresos en la agenda de trabajo del Consejo Nacional de Competitividad (CNC) y una mejora relativa respecto a la situación de hace cinco años, sin embargo, lo cierto es que según el ranking de competitividad del World Economic Forum  2013-2014, estamos en la posición 61 de 148 países; es decir, estamos en la misma ubicación del año pasado.

La Asociación de Exportadores -ADEX- refirió que según el ranking del WEF mostrado por el ministro Castilla, existen varios factores críticos en lo que estamos por encima de la posición 100, es el caso de: Confianza en los políticos (131), Protección de la Propiedad Intelectual (120), Crimen Organizado (137), Calidad del Sistema Educativo (134) y Calidad de la Infraestructura (101), entre otros.

Panorama similar se observa en el reporte 2012-2013 del ranking Doing Business del Banco Mundial en el que estamos en la posición 43 (de un total de 185) con varios factores claves en los que estamos en una muy mala situación: Demora en Procedimientos para el pago de impuestos (133), número de procedimientos para resolver una disputa comercial  (125) y Alto Costo del Proceso (133).

El presidente del gremio exportador, Eduardo Amorrortu Velayos, opinó que esos indicadores permite compararnos con los demás países, de modo tal que, al margen de lo mucho o lo poco que se haga internamente, el estar en la mitad inferior de la tabla significa que tenemos una débil posición frente a nuestros competidores en el mercado internacional.

En ese sentido, los resultados obtenidos son absolutamente incompatibles con la necesidad y posibilidad de mantener un crecimiento sostenido a tasas de alrededor del 6% anual, a fin de ofrecer mejores oportunidades para todos, generar empleo y reducir la pobreza de manera significativa y acelerada, como es el deseo de todos. “La sostenida caída de las exportaciones, la muy alta deserción de empresas, en particular de las pymes y la desaceleración del crecimiento de la economía, se explican en parte, por estos pobres indicadores de competitividad”, refirió.

Añadió que el principal mensaje que hace falta subrayar en la mente de las autoridades públicas es que la competitividad es y tiene que ser un esfuerzo de todos. De nada sirve que 2 o 3 ministerios y un equipo reducido de técnicos hagan esfuerzos denodados por mejorar la competitividad si el resto de sectores no acompaña ese esfuerzo y, a veces, obstaculiza el trabajo.

“Si miramos los puntajes obtenidos por el Perú en los últimos cinco años, comprobamos que hemos avanzado de 4 puntos a 4.3 puntos y que en los dos últimos años nuestra calificación ha mejorado en 0.1. En esos términos, nos preocupa que en los dos últimos años hayamos bajado nuestra calificación en ocho de los 12 pilares de la competitividad”, añadió. Consideró también que si el puntaje más alto es siete, no hay razón alguna para sentirnos satisfechos con un 4.3 pues si se pone esa cifra en una escala de 0 a 20, tenemos un modesto 12.3.

Mencionó que nuestra mayor fortaleza está en el entorno macroeconómico en el que hemos mejorado 9 décimas para tener una nota equivalente a un respetable 17, pero estamos desaprobados con 08 en innovación y estamos en una situación similar en materias como Instituciones, Infraestructura y tecnología. “Con toda esta información debemos hacernos varias preguntas: Si es tan obvia la importancia de la competitividad ¿por qué no somos capaces de emprender una cruzada por la competitividad para lograr una mejora sustancial? ¿Qué nos impide hacer eso?”.

Añadió que la experiencia de otros países, es el caso de los asiáticos, nos señala que partieron de niveles de ingresos muy bajos hace algunas décadas y ahora están al nivel de países desarrollados o están  en vías de serlo, lo que nos indica que el proceso de mejorar la competitividad y alcanzar altos niveles de desarrollo, debe ser una tarea liderada al más alto nivel político.

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