Afirma subgerente regional de Gestión Ambiental, Eduardo Solís Ramírez, durante su participación en el 2° Foro de Gestión Integral de Residuos Sólidos y Fiscalización de Aguas No Domésticas, organizado por la CCPLL. Un botadero no debería ser un destino final de los residuos sólidos”, enfatizó el funcionario.
Pese al sostenido crecimiento económico y poblacional que ha experimentado Trujillo durante los últimos años, poco se ha hecho durante este mismo periodo en materia de gestión ambiental. Prueba de ello es que hasta el momento no contamos con un relleno sanitario con la capacidad y las condiciones para recepcionar las aproximadamente 600 toneladas diarias de residuos sólidos producimos, sostiene el subgerente regional de Gestión Ambiental, Sr. Eduardo Solís Ramírez.
“Ese conglomerado termina siendo un pasivo ambiental demasiado grande para la ciudad y que tiene que ser visto necesariamente con urgencia. Estamos jugando contra la salud, estamos jugando contra el medio ambiente. No olvidemos que la Ley General de Residuos Sólidos, que establece el adecuado manejo de estos productos, fue dada en el 2000; es decir que durante 13 años la estamos incumpliendo”, enfatizó el subgerente durante su participación en el 2° Foro de Gestión Integral de Residuos Sólidos y Fiscalización de Aguas No Domésticas, organizado por la Cámara de Comercio y Producción de La Libertad (CCPLL).
Un botadero no debería ser un destino final de los residuos sólidos, pues se propician las condiciones para que se produzcan miles de contaminaciones. Por ejemplo, los productos lixiviados pueden ingresar con facilidad al subsuelo y podrían ocasionar problemas con el nivel de la napa freática que es en sí mismo un problema en la región, al estar demasiado cerca a la superficie. También podrían suscitarse diversos inconvenientes por la proliferación de roedores, eso sólo por citar algunos casos probables, indicó Solís Ramírez.
“Desde 1987, año en que se estableció el botadero de El Milagro, éste no ha sufrido ningún tipo de mejora. Si a esto sumamos el hecho de que ahora no se encuentra alejado de la ciudad, debido al vertiginoso crecimiento poblacional, nos damos cuenta de que la situación es más grave de lo que se piensa”, acotó el funcionario público. Otro aspecto que se debe optimizar es el tratamiento de los residuos hospitalarios que generan tanto las postas, como los hospitales públicos, las clínicas privadas y los laboratorios. Son justamente a estos centros a los que les corresponde el manejo de sus desechos a través de sus propios operadores.
“A pesar de que muchas municipalidades continúan recogiendo tanto residuos domésticos como no domésticos, según la Ley de Residuos Sólidos, esto no debería ser así, pues se trata de una responsabilidad de cada centro de salud”, precisa Solís Ramírez. Por su parte, la coordinadora de supervisión a entidades fiscalizadoras ambientales del OEFA (Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental), informó que desde el próximo año, la entidad a la que representa, comenzará con exhaustivas labores de supervisión a las instituciones públicas regionales y locales que tienen la potestad de fiscalizar el manejo de los residuos hospitalarios, para garantizar el tratamiento adecuado.
Durante los dos días que duró el foro, diversos expertos hicieron importantes aportes, entre ellos: Edinho Chávez Coronado, jefe del Área de Residuos Promas; Félix Aguilar Ylaquijo, representante de la Autoridad Nacional del Agua (Ana) y Kenny Heredia García, gerente de Gestión Ambiental del Segat.
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