Se debe exigir que los gerentes de los programas sociales obligadamente, en su perfil profesional, deben ser personas con vocación de servicio y no simples tecnócratas. Los planes de trabajo de lucha contra la violencia a las mujeres, deben ser fácilmente medibles en términos cuantitativos y cualitativos, para saber cuánto avanzamos.
Por: Amaro Rodríguez Santillán
En el año 1960 las Naciones Unidas institucionaliza y reconoce el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, señalando como fecha el 25 de noviembre de cada año, porque en esa fecha tres mujeres hermanas, luchadoras sociales en la República Dominicana, por decisión de la dictadura del Presidente Rafael Leonidas Trujillo, fueron brutalmente violadas, torturadas y asesinadas motivando el repudio continental.
Hasta ahora en las instancias de los Gobiernos Municipales y del Gobierno Regional de La Libertad, tibiamente se implementan políticas sociales para alcanzar la equidad de género y con menos énfasis para contener la violencia contra la mujer que llega al feminicidio. Las autoridades competentes locales y regionales no solo deben adecuar las políticas nacionales de lucha contra la violencia hacia la mujer que nos dio la vida.
Se debe exigir que los gerentes de los programas sociales obligadamente, en su perfil profesional, deben ser personas con vocación de servicio y no simples tecnócratas. Los planes de trabajo de lucha contra la violencia a las mujeres, deben ser fácilmente medibles en términos cuantitativos y cualitativos, para saber cuánto avanzamos teniendo presente la existencia de indicadores que deben alcanzarse y evaluarse semestralmente.
En la ciudad metropolitana de Trujillo, con un millón de habitantes, groseramente se dejó pasar años y no se implementó proyectos; por lo menos, destinados a paliar la violencia contra la mujer, y por el contrario aumentaron los casos de violencia femenina, solo se reacciona cuando se conoce mayor número de casos. En nuestra ciudad durante la gerencia de los programas sociales de la MPT, a cargo de Tania Baca Romero, se intentó contar con una casa refugio para las mujeres víctimas de violencia, pero el inmueble antiguo no permitió aliviar la angustia de las mujeres.
Esperamos el 2019 para que el alcalde de Trujillo que políticamente habla el mismo idioma que el Gobernador Regional, puedan concretar la construcción de un moderno y gran albergue para las mujeres víctimas de la violencia. La MPT cede el terreno y el GRLL financia la construcción, así Isabel Botton Panta del CEM y la representante del Ministerio Público, no prediquen en el desierto.
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