Durante Conferencia Magistral, experto reveló que en nuestro país existen muchas pequeñas empresas que se contentan con vender y con lo que ganan vuelven a comprar, pero jamás ahorran, ni reinvierten. La informalidad es su característica y no crecen, en cambio en el extranjero el fenómeno es distinto.
En términos simples, el tantas veces mentado marketing, constituye el puente o nexo entre el productor y el consumidor, declaró el experto Guillermo Cabanillas Holguín al abordar el tema “¿Cómo elaborar el plan de negocios”, ante los participantes del curso Escuela para Líderes que se desarrolla en la Cooperativa de Ahorro y Crédito León XIII de Trujillo. Agregó que, en sentido amplio, comprende desde la concepción del producto o servicio, hasta la venta, incluyendo la post venta, que determina si se ha logrado la aceptación o no. En ambos casos, el foco es el cliente.
Explicó que el éxito de la comercialización reside en el instante que se efectúa la re-venta, pues es cuando recién se pueden medir los verdaderos resultados, que en un primer momento corren el riesgo de resultar incompletos. Descartó de plano la apreciación de algunas personas que consideran al marketing como “el arte de engañar a la gente”. Eso es una aberración, anotó. Cabanillas Holguín precisó que antes de emprender un negocio es fundamental efectuar la investigación del aspecto cultural y costumbrista del consumidor, pues si se carece de la información completa en este aspecto, podemos equivocarnos.
Remarcó que el estudio y conocimiento de la cultura y preferencias del cliente es fundamental, mucho más si se tiene la intención de vender en el extranjero. La falla de una empresa puede constituir el éxito de otra, sobre la base de la investigación de las costumbres, anotó. En otro momento de su exposición indicó que en el Perú existe la triste tradición de las tres generaciones respecto a los negocios en el sentido que la primera la suda, la segunda la trabaja y la tercera la despilfarra. Concluyó diciendo que los estudios demuestran que casi siempre las empresas familiares fracasan.
Reveló que en nuestro país existen muchas pequeñas empresas que se contentan con vender y con lo que ganan vuelven a comprar, pero jamás ahorran, ni reinvierten. La informalidad es su característica y no crecen. En cambio en el extranjero el fenómeno es distinto. La mayoría de negocios nacen pequeños, pero vuelven a invertir y se van desarrollando en forma paulatina hasta convertirse en verdaderos monstruos o consorcios financieros que tiene al cliente como un comprador de beneficios.
Explicó que el éxito de la comercialización reside en el instante que se efectúa la re-venta, pues es cuando recién se pueden medir los verdaderos resultados, que en un primer momento corren el riesgo de resultar incompletos. Descartó de plano la apreciación de algunas personas que consideran al marketing como “el arte de engañar a la gente”. Eso es una aberración, anotó. Cabanillas Holguín precisó que antes de emprender un negocio es fundamental efectuar la investigación del aspecto cultural y costumbrista del consumidor, pues si se carece de la información completa en este aspecto, podemos equivocarnos.
Remarcó que el estudio y conocimiento de la cultura y preferencias del cliente es fundamental, mucho más si se tiene la intención de vender en el extranjero. La falla de una empresa puede constituir el éxito de otra, sobre la base de la investigación de las costumbres, anotó. En otro momento de su exposición indicó que en el Perú existe la triste tradición de las tres generaciones respecto a los negocios en el sentido que la primera la suda, la segunda la trabaja y la tercera la despilfarra. Concluyó diciendo que los estudios demuestran que casi siempre las empresas familiares fracasan.
Reveló que en nuestro país existen muchas pequeñas empresas que se contentan con vender y con lo que ganan vuelven a comprar, pero jamás ahorran, ni reinvierten. La informalidad es su característica y no crecen. En cambio en el extranjero el fenómeno es distinto. La mayoría de negocios nacen pequeños, pero vuelven a invertir y se van desarrollando en forma paulatina hasta convertirse en verdaderos monstruos o consorcios financieros que tiene al cliente como un comprador de beneficios.
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