La estadística actual muestra que numerosas poblaciones, caracterizadas por un notable incremento demográfico, han salido de la pobreza. Este dato muestra claramente que habría recursos para resolver el problema de la indigencia, incluso con un crecimiento de la población.
1. El Papa ha emitido un mensaje titulado "Combatir la pobreza, construir la paz", para el nuevo año 2009 que comienza.
2. El Santo Padre dice que para que exista progreso y paz hay que combatir la pobreza, porque la pobreza se encuentra frecuentemente entre los factores que favorecen o agravan los conflictos y porque la desigualdad entre ricos y pobres se ha hecho más evidente, incluso en las naciones más desarrolladas económicamente. Se trata pues de un problema que se plantea a la conciencia de la humanidad.
3. En este contexto, combatir la pobreza implica considerar atentamente el fenómeno de la globalización, que es complejo, pues la globalización debería abarcar también la dimensión espiritual y moral, instando a mirar a los pobres desde la perspectiva de que todos comparten un único proyecto divino, el de la vocación de construir una sola familia en la que todos –personas, pueblos y naciones– se comporten siguiendo los principios de fraternidad y responsabilidad.
4. En esta perspectiva se ha de tener una visión amplia y articulada de la pobreza, pues sabemos que también hay pobrezas inmateriales, que no son consecuencia directa y automática de carencias materiales; existen fenómenos de marginación, pobreza relacional, moral y espiritual: se trata de personas desorientadas interiormente, aquejadas por formas diversas de malestar a pesar de su bienestar económico.
5. Por otro lado, es verdad que cualquier forma de pobreza (no asumida libremente) tiene su raíz en la falta de respeto por la dignidad trascendente de la persona humana.
6. Muchas veces, la pobreza se pone a menudo en relación con el crecimiento demográfico y de allí viene el exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza, que en realidad es la eliminación de los seres humanos más pobres.
7. La estadística actual muestra que numerosas poblaciones, caracterizadas por un notable incremento demográfico, han salido de la pobreza. Este dato muestra claramente que habría recursos para resolver el problema de la indigencia, incluso con un crecimiento de la población.
8. En otros términos, la población se está confirmando como una riqueza y no como un factor de pobreza.
9. Y en esta lucha contra la pobreza hay que poner especial atención a la pobreza de los niños, porque cuando la pobreza afecta a una familia, los niños son las víctimas más vulnerables: casi la mitad de quienes viven en la pobreza absoluta son niños.
10. Igualmente, cuando la familia se debilita los daños recaen inevitablemente sobre los niños y donde no se tutela la dignidad de la mujer y de la madre, los más afectados son principalmente los hijos.
11. De allí que la lucha contra la pobreza debe llevarnos a una solidaridad global. Una de las vías maestras para construir la paz es una globalización que tienda a los intereses de la gran familia humana. Es preciso un «código ético común», cuyas normas no sean sólo fruto de acuerdos, sino que estén arraigadas en la ley natural inscrita por el Creador en la conciencia de todo ser humano. Cada uno de nosotros ¿no siente acaso en lo recóndito de su conciencia la llamada a dar su propia contribución al bien común y a la paz social?
12. De todo esto se desprende que la lucha contra la pobreza requiere de cooperación tanto en el plano económico como en el jurídico; descubrir y poner en práctica soluciones coordinadas para afrontar los problemas, para luchar contra la criminalidad y para promover una cultura de la legalidad.
13. Por otro lado, es innegable que las políticas asistencialistas están en el origen de muchos fracasos en la ayuda a los pobres. Parece que, actualmente, el verdadero proyecto a medio y largo plazo sea el invertir en la formación de las personas y en desarrollar de manera integrada una cultura de la iniciativa.
14. Así, situar a los pobres en el primer lugar comporta que se les dé un espacio adecuado para una correcta lógica económica, una correcta lógica política por parte de los responsables institucionales y una correcta lógica participativa capaz de valorizar a la sociedad civil local, nacional e internacional.
15. En particular, la sociedad civil asume un papel crucial en el proceso de desarrollo, ya que el desarrollo es esencialmente un fenómeno cultural y la cultura nace y se desarrolla en el ámbito de la sociedad civil.
16. Por ello, hay que superar el escándalo de la desproporción existente entre los problemas de la pobreza y las medidas que los hombres adoptan para afrontarlos. La desproporción es de orden cultural y político, así como espiritual y moral, sin hacer referencia a las que están en el corazón humano, como la avidez y la estrechez de horizonte.
17. La lucha contra la pobreza dice el Papa, necesita hombres y mujeres que vivan en profundidad la fraternidad y sean capaces de acompañar a las personas, familias y comunidades en el camino de un auténtico desarrollo humano.
18. En la Encíclica Centesimus annus, Juan Pablo II advirtió sobre la necesidad de «abandonar una mentalidad que considera a los pobres –personas y pueblos– como un fardo o como molestos e importunos, ávidos de consumir lo que los otros han producido». «Los pobres exigen el derecho de participar y gozar de los bienes materiales y de hacer fructificar su capacidad de trabajo, creando así un mundo más justo y más próspero para todos»
19. Siguiendo la reflexión, la globalización pone de manifiesto más bien una necesidad: la de estar orientada hacia un objetivo de profunda solidaridad, que tienda al bien de todos y cada uno. En este sentido, hay que verla como una ocasión propicia para realizar algo importante en la lucha contra la pobreza y para poner a disposición de la justicia y la paz recursos hasta ahora impensables.
20. "Dadles vosotros de comer» (Lc 9,13), fue la frase de Cristo a los Apóstoles. Por ello, fiel a esta exhortación de su Señor, la comunidad cristiana no dejará de asegurar a toda la familia humana su apoyo a las iniciativas de una solidaridad creativa, no sólo para distribuir lo superfluo, sino para cambiar «sobre todo los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad».
21. Es una invitación a cada discípulo de Cristo, así como a toda persona de buena voluntad, para que ensanche su corazón hacia las necesidades de los pobres, haciendo cuanto le sea, concretamente, posible para salir a su encuentro, porque es inestimable que si queremos el progreso, la paz, el bienestar, tenemos que luchar para erradicar la pobreza.
1. El Papa ha emitido un mensaje titulado "Combatir la pobreza, construir la paz", para el nuevo año 2009 que comienza.
2. El Santo Padre dice que para que exista progreso y paz hay que combatir la pobreza, porque la pobreza se encuentra frecuentemente entre los factores que favorecen o agravan los conflictos y porque la desigualdad entre ricos y pobres se ha hecho más evidente, incluso en las naciones más desarrolladas económicamente. Se trata pues de un problema que se plantea a la conciencia de la humanidad.
3. En este contexto, combatir la pobreza implica considerar atentamente el fenómeno de la globalización, que es complejo, pues la globalización debería abarcar también la dimensión espiritual y moral, instando a mirar a los pobres desde la perspectiva de que todos comparten un único proyecto divino, el de la vocación de construir una sola familia en la que todos –personas, pueblos y naciones– se comporten siguiendo los principios de fraternidad y responsabilidad.
4. En esta perspectiva se ha de tener una visión amplia y articulada de la pobreza, pues sabemos que también hay pobrezas inmateriales, que no son consecuencia directa y automática de carencias materiales; existen fenómenos de marginación, pobreza relacional, moral y espiritual: se trata de personas desorientadas interiormente, aquejadas por formas diversas de malestar a pesar de su bienestar económico.
5. Por otro lado, es verdad que cualquier forma de pobreza (no asumida libremente) tiene su raíz en la falta de respeto por la dignidad trascendente de la persona humana.
6. Muchas veces, la pobreza se pone a menudo en relación con el crecimiento demográfico y de allí viene el exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza, que en realidad es la eliminación de los seres humanos más pobres.
7. La estadística actual muestra que numerosas poblaciones, caracterizadas por un notable incremento demográfico, han salido de la pobreza. Este dato muestra claramente que habría recursos para resolver el problema de la indigencia, incluso con un crecimiento de la población.
8. En otros términos, la población se está confirmando como una riqueza y no como un factor de pobreza.
9. Y en esta lucha contra la pobreza hay que poner especial atención a la pobreza de los niños, porque cuando la pobreza afecta a una familia, los niños son las víctimas más vulnerables: casi la mitad de quienes viven en la pobreza absoluta son niños.
10. Igualmente, cuando la familia se debilita los daños recaen inevitablemente sobre los niños y donde no se tutela la dignidad de la mujer y de la madre, los más afectados son principalmente los hijos.
11. De allí que la lucha contra la pobreza debe llevarnos a una solidaridad global. Una de las vías maestras para construir la paz es una globalización que tienda a los intereses de la gran familia humana. Es preciso un «código ético común», cuyas normas no sean sólo fruto de acuerdos, sino que estén arraigadas en la ley natural inscrita por el Creador en la conciencia de todo ser humano. Cada uno de nosotros ¿no siente acaso en lo recóndito de su conciencia la llamada a dar su propia contribución al bien común y a la paz social?
12. De todo esto se desprende que la lucha contra la pobreza requiere de cooperación tanto en el plano económico como en el jurídico; descubrir y poner en práctica soluciones coordinadas para afrontar los problemas, para luchar contra la criminalidad y para promover una cultura de la legalidad.
13. Por otro lado, es innegable que las políticas asistencialistas están en el origen de muchos fracasos en la ayuda a los pobres. Parece que, actualmente, el verdadero proyecto a medio y largo plazo sea el invertir en la formación de las personas y en desarrollar de manera integrada una cultura de la iniciativa.
14. Así, situar a los pobres en el primer lugar comporta que se les dé un espacio adecuado para una correcta lógica económica, una correcta lógica política por parte de los responsables institucionales y una correcta lógica participativa capaz de valorizar a la sociedad civil local, nacional e internacional.
15. En particular, la sociedad civil asume un papel crucial en el proceso de desarrollo, ya que el desarrollo es esencialmente un fenómeno cultural y la cultura nace y se desarrolla en el ámbito de la sociedad civil.
16. Por ello, hay que superar el escándalo de la desproporción existente entre los problemas de la pobreza y las medidas que los hombres adoptan para afrontarlos. La desproporción es de orden cultural y político, así como espiritual y moral, sin hacer referencia a las que están en el corazón humano, como la avidez y la estrechez de horizonte.
17. La lucha contra la pobreza dice el Papa, necesita hombres y mujeres que vivan en profundidad la fraternidad y sean capaces de acompañar a las personas, familias y comunidades en el camino de un auténtico desarrollo humano.
18. En la Encíclica Centesimus annus, Juan Pablo II advirtió sobre la necesidad de «abandonar una mentalidad que considera a los pobres –personas y pueblos– como un fardo o como molestos e importunos, ávidos de consumir lo que los otros han producido». «Los pobres exigen el derecho de participar y gozar de los bienes materiales y de hacer fructificar su capacidad de trabajo, creando así un mundo más justo y más próspero para todos»
19. Siguiendo la reflexión, la globalización pone de manifiesto más bien una necesidad: la de estar orientada hacia un objetivo de profunda solidaridad, que tienda al bien de todos y cada uno. En este sentido, hay que verla como una ocasión propicia para realizar algo importante en la lucha contra la pobreza y para poner a disposición de la justicia y la paz recursos hasta ahora impensables.
20. "Dadles vosotros de comer» (Lc 9,13), fue la frase de Cristo a los Apóstoles. Por ello, fiel a esta exhortación de su Señor, la comunidad cristiana no dejará de asegurar a toda la familia humana su apoyo a las iniciativas de una solidaridad creativa, no sólo para distribuir lo superfluo, sino para cambiar «sobre todo los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad».
21. Es una invitación a cada discípulo de Cristo, así como a toda persona de buena voluntad, para que ensanche su corazón hacia las necesidades de los pobres, haciendo cuanto le sea, concretamente, posible para salir a su encuentro, porque es inestimable que si queremos el progreso, la paz, el bienestar, tenemos que luchar para erradicar la pobreza.
Feliz año 2009
+Héctor Miguel Cabrejos Vidarte, OFM
Arzobispo Metropolitano de Trujillo
Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana
Arzobispo Metropolitano de Trujillo
Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana
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