viernes, 30 de enero de 2009

EL SILENCIO DEL MICRO…

Guardo aún en el disco duro del ordenador, las palabras que pronunció en la presentación de un trabajo casi polémico que me animé a publicar. Es que Samuel, con su potente voz, cumplía también con éxito las labores de maestro de ceremonias de las más importantes instituciones, incluyendo a la Municipalidad Provincial de Trujillo.

Por: Freddy Gálvez Delgado

El periodismo, como la mayoría de profesiones, tiene diversas formas y especialidades. Primero apareció el escrito, tan pronto se inventó la imprenta. Luego sucedieron el radial, televisivo y ahora, el virtual. Dentro del periodismo radiofónico uno de los que más preferencias logró en Trujillo el siglo pasado fueron los dedicados a relatar las incidencias de las actividades deportivas.

Nacieron así varios programas entre los que destacó “Clarín Deportivo” que tuvo como director a Samuel Cabrera Arqueros. Alegre y bonachón, como siempre lo conocimos, tenía una particularidad especial para describir con gran fidelidad las competencias. Debido a esa especial particularidad pronto se ganó un lugar expectante en la atención del aficionado trujillano.

Por razones profesionales, muchas veces tuve la oportunidad de compartir con Samuel. Incluso alternamos en la cabina del estadio Mansiche. Era la época de las añoradas campañas en el fútbol profesional del Alfonso Ugarte de Chiclín, con Larios y el “Chicamero” Quispe y el Carlos A. Mannucci con “Chupón” Carrión y el arquero argentino Sanguinetto, entre otros.

Guardo aún en el disco duro del ordenador, las palabras que pronunció en la presentación de un trabajo casi polémico que me animé a publicar. Es que Samuel, con su potente voz, cumplía también con éxito las labores de maestro de ceremonias de las más importantes instituciones, incluyendo a la Municipalidad Provincial de Trujillo. Hubo un momento en la historia de Satélite que le correspondió desempeñar un papel fundamental.

Corría el año 1969, según recuerda su sobrino Eduardo. Ocurrió con ocasión de la primera edición de la Gran Maratón organizada por este vespertino en homenaje al diario La Industria de Trujillo. A bordo de su Volvo verde fungió de liebre, guiando la ruta a seguir por los atletas, acompañado del jefe de deportes de entonces, colega Elder Lázaro Villacorta.

Clara muestra que ninguna competencia podía quedar lejos del fiel cumplimiento de su labor de informar, incluso siendo copartícipe. También fue forjador de nuevas oleadas de periodistas deportivos. Muchos de los jóvenes que compartieron con él son ahora aplicados discípulos y siguen sus huellas. Samuel Cabrera ha apagado su voz. Puso el botón en off. El micro está en silencio…

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