Los últimos accidentes de aviación, atentados en Asia, incendios forestales, suicidas, los novísimos “kamikazes” españoles, abusos policiales, etc., todo ha sido registrado por vecinos o viandantes que de un momento a otro asumieron el viejo oficio de los periodistas de recoger información, procesarla y difundirla.
Por: Juan Gaugurevich Regal
Ese maravilloso artilugio llamado Celular en el Perú y Móvil en otros países, parece haber desatado una verdadera fiebre periodística, pues apenas sucede algo, en especial en las ciudades, decenas de personas desenfundan sus aparatos y fotografían o filman, adelantándose de manera espectacular al periodismo profesional. Lo normal es que trasladen o envíen las fotos o vídeos a Internet, ya sea a sus propios blogs o sencillamente a sus amigos.
No faltará alguno que lo reenviará a alguna redacción y así, en pocos minutos y a veces en segundos, la imagen del suceso estará dando la vuelta al mundo. Los últimos accidentes de aviación, atentados en Asia, incendios forestales, suicidas, los novísimos “kamikazes” españoles (esos bárbaros que corren marcha atrás), abusos policiales, etc., todo ha sido registrado por vecinos o viandantes que de un momento a otro asumieron el viejo oficio de los periodistas de recoger información, procesarla y difundirla.
Eso no los convierte en periodistas, como disparar eventualmente no transforma en militar a nadie ni en bombero al que apaga un amago de incendio. Son tareas ocasionales de colaboración con los profesionales. Pero el uso sistemático de blogs no empresariales que recogen y difunden información ha promovido ya una discusión que ha llegado al Congreso norteamericano. Se está debatiendo allá si una ley que debe proteger legalmente a los periodistas debe alcanzar, en sus beneficios, a los blogueros (“bloggers”).
Lo que ha llevado nuevamente a discutir acerca de la necesidad de contar con una buena definición de lo que es realmente un periodista. Los blogueros del Norte defienden su condición de periodistas alegando que fueron reconocidos por el equipo de campaña de Barack Obama, que les extendió credenciales para cubrir las elecciones e incluso entrar en la Casa Blanca.
Los partidarios de la expresión libérrima apuestan por el reconocimiento a los blogs pensando en aquellos solitarios contestatarios de Cuba, China y otros países en los que efectivamente la Internet es una vía de expresión periodística estimable. Y en nuestro medio criollo mismo, varios blogs han difundido informes que luego, recogidos por los medios masivos, se han convertido en noticias importantes. Esos blogueros criollos ¿son reconocidos por las autoridades? Es, en fin, un debate que recién comienza.
Por: Juan Gaugurevich Regal
Ese maravilloso artilugio llamado Celular en el Perú y Móvil en otros países, parece haber desatado una verdadera fiebre periodística, pues apenas sucede algo, en especial en las ciudades, decenas de personas desenfundan sus aparatos y fotografían o filman, adelantándose de manera espectacular al periodismo profesional. Lo normal es que trasladen o envíen las fotos o vídeos a Internet, ya sea a sus propios blogs o sencillamente a sus amigos.
No faltará alguno que lo reenviará a alguna redacción y así, en pocos minutos y a veces en segundos, la imagen del suceso estará dando la vuelta al mundo. Los últimos accidentes de aviación, atentados en Asia, incendios forestales, suicidas, los novísimos “kamikazes” españoles (esos bárbaros que corren marcha atrás), abusos policiales, etc., todo ha sido registrado por vecinos o viandantes que de un momento a otro asumieron el viejo oficio de los periodistas de recoger información, procesarla y difundirla.
Eso no los convierte en periodistas, como disparar eventualmente no transforma en militar a nadie ni en bombero al que apaga un amago de incendio. Son tareas ocasionales de colaboración con los profesionales. Pero el uso sistemático de blogs no empresariales que recogen y difunden información ha promovido ya una discusión que ha llegado al Congreso norteamericano. Se está debatiendo allá si una ley que debe proteger legalmente a los periodistas debe alcanzar, en sus beneficios, a los blogueros (“bloggers”).
Lo que ha llevado nuevamente a discutir acerca de la necesidad de contar con una buena definición de lo que es realmente un periodista. Los blogueros del Norte defienden su condición de periodistas alegando que fueron reconocidos por el equipo de campaña de Barack Obama, que les extendió credenciales para cubrir las elecciones e incluso entrar en la Casa Blanca.
Los partidarios de la expresión libérrima apuestan por el reconocimiento a los blogs pensando en aquellos solitarios contestatarios de Cuba, China y otros países en los que efectivamente la Internet es una vía de expresión periodística estimable. Y en nuestro medio criollo mismo, varios blogs han difundido informes que luego, recogidos por los medios masivos, se han convertido en noticias importantes. Esos blogueros criollos ¿son reconocidos por las autoridades? Es, en fin, un debate que recién comienza.
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