¡Ay…! esos cuartitos serranos de Maestros de Escuelita Rural…En un rinconcito sobre un banco de eucalipto, veo tus libros y revistas…así como documentos y normas que te llegan de
Por: Víctor Manuel Sánchez Rodríguez
Un azul lejano envolvía cerros y potreros de la sierra; aquel día al amanecer… De las chozas cercanas, un humo cual cintas serpenteantes salían indicando el desayuno del poblador serrano: Chupe de papas… cancha tostada a callana… té de panizara…etc. Es que así es diariamente en la sierra, en el campo, donde el Maestro comulga con niños campesinos… niños como si fueran sus propios hijos, pero que están muy lejos de él… Sin embargo el maestro está allí, en ese pedazo de la sierra; en el Perú profundo.
Maestro:
¿Quién toma en cuenta tu sacrificio de vivir lejos de tu familia, desempeñándote, como maestro de escuelita rural…? Un día pase visitándote… ¿Te acuerdas?... allí te encontré en un cuartito humilde. “Cuartito de profesor de sierra” como dicen los viajeros que pasan cerca… Cuartito, donde los recuerdos duelen tanto… allí diariamente te preparas tus alimentos en un oxidado primus, que emite un sonido extraño, y que por momentos se apaga, pero te esfuerzas por encenderlo antes que el cuartito se llene de humo… y en medio de ese trajinar veo que apuras el desayuno, porque tus caritas rajadas te esperan en
¡Ay…! esos cuartitos serranos de Maestros de Escuelita Rural…En un rinconcito sobre un banco de eucalipto, veo tus libros y revistas…así como documentos y normas que te llegan de
Veo, también colgado en la pared, tu saco de vestir, ya desteñido por el tiempo…aunque solamente lo usas en la celebración de Fiestas Patrias y en el Aniversario de
Y ante todo esta realidad… y después de conocer tus niños…tu aula escolar donde diariamente vas pasando los años de tu vida… embargado en una nostalgia…salí… caminé cerca nomás…me senté en unas piedras al borde de la lomada; y ante mis ojos, me invadió la lejanía de la cordillera, el verdor de la pradera y la inmensidad del potrero, estábamos en el “Ururupa”; aquel cerro a cuatro mil m.a.s.n.m.; de donde veía la reserva de Calipuy… las jalcas de Wasochugo;
Y no te miento hermano; que los recuerdos me invadieron como un Tropel de ovejas… Recuerdos, como cuando yo también un tiempo fui maestro rural… Verdad, hermano… en ese momento la nostalgia como que me quitaba la respiración… pero la energía de los trigales; habas en flor…alberjas en chucar, me daban fuerza y una paz inmensa lleno mi existencia… Y no sabía qué hacer ese ratito… Nostalgias…penas…recuerdos de aquellos años…y ya no pude más… caminé un poquito más...me pare junto a una mata de ichus…y en un suspirar de mi conciencia…lloré…lloré y lloré, por los Maestros Rurales del Perú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario