La Solemne Eucaristía, concelebrada por sacerdotes de la Arquidiócesis de Trujillo, congregó a religiosas, grupos pastorales, seminaristas y fieles en general. Durante su homilía, el pastor de la grey trujillana remarcó que “Ser persona humana significa ser guardianes los unos de los otros”.
Haciendo referencia a la violencia del mundo, en particular por la situación que afronta Siria, el Arzobispo Metropolitano de Trujillo, Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, O.F.M., recordó a todos los fieles que la paz solo se podrá obtener con el “arma de la oración”. Fue durante la Misa por la Paz en la hermana nación de Siria que presidió el prelado trujillano en la Basílica Catedral, en respuesta al llamado que hizo Su Santidad el Papa Francisco, quién convocó a la Iglesia Universal a celebrar un acto litúrgico por la no violencia del mundo, en especial por los conflictos en Oriente Medio.
La Solemne Eucaristía, concelebrada por sacerdotes de la Arquidiócesis de Trujillo, congregó a religiosas, grupos pastorales, seminaristas y fieles en general. Durante su homilía, el pastor de la grey trujillana remarcó que “Ser persona humana significa ser guardianes los unos de los otros”. En otro momento, citando las palabras del Sumo Pontífice, exclamó: ¡Cómo quisiera que por un momento todos los hombres y las mujeres de buena voluntad mirasen la Cruz! Allí se puede leer la respuesta de Dios, allí a la violencia no se ha respondido con violencia, a la muerte no se ha respondido con el lenguaje de la muerte”, expresó, monseñor Cabrejos Vidarte.
“En el silencio de la cruz calla el fragor de las armas y habla el lenguaje de la reconciliación, del perdón, del diálogo, de la paz”, agregó el prelado. Finalmente, el Arzobispo de Trujillo dirigió una plegaria al Señor para que cese también la violencia en el Perú y, de modo particular en Trujillo, lugares que no son ajenos a esta triste realidad. La Arquidiócesis de Trujillo también se unió a esta intención con una Hora Santa con cantos Eucarísticos y alabanza a los pies del Santísimo Sacramento y de la Virgen María Reina de la Paz, en su Fiesta de Natividad.
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