“Vengo de uno y otro horizonte, vengo del norte del norte de donde vivo, vengo a visitar a mi gente, vengo porque necesito de los míos, vengo por la gente que quiero”, comienza diciendo Eduardo Gonzales Viaña en su disertación.
Por: Enrique Benites Delgado
Al llegar al local donde Eduardo Gonzáles Viaña, presentaba el libro sobre el otro Eduardo, Calderón, “El Tuno”, noté un lleno total del local; conversando con otros ciudadanos presentes surgió la pregunta ¿Cuál de los dos Eduardos había convocado a toda esta masa en los ambientes de la Casa de la Emancipación? La respuesta nos la dio el Doctor Cristóbal Campana, quien fue invitado para hacer la presentación del libro, al desarrollar la concepción de la dualidad del pensamiento andino.
“En el universo no existe nada único, todo es dual; no hay nada inseparable como el día y la noche, el sol y la luna, el tiempo y el espacio, hasta el mismo Dios se dio cuenta de ello al crear primero al hombre, para después corregirse creando a la mujer, no existe el uno sin el otro”. Y, así es, uno no puede ser sin el otro. Los dos Eduardos llenaron los ambientes donde hace dos siglos un grupo de ciudadanos marcharon a la plaza de Armas y pronunciaron el primer grito libertario del Perú.
Un Eduardo mágico y escritor que embelesa las almas; el otro Eduardo, también mágico y telúrico, invocando las fuerzas de los mochicas y los chimúes cautivando los espíritus. Uno, Gonzales Viaña, cura el alma y el pensamiento con su verbo, el otro, “el Tuno” Calderón, curaba los espíritus y los cuerpos con la magia heredada de sus antepasados. “Vengo de uno y otro horizonte, vengo del norte del norte de donde vivo, vengo a visitar a mi gente, vengo porque necesito de los míos, vengo por la gente que quiero”, comienza diciendo Eduardo Gonzales Viaña en su disertación.
Contó que en una oportunidad el “Tuno” le preguntó por qué iba a verlo…“porque sí” respondió, mientras el “Tuno” replicó: “nadie vive porque sí, a ti te trajo tu cerro, tus piedras, tu naturaleza, tu tierra mágica”. Claro que sí, es la fuerza de esta tierra cultivadora de la libertad, de los más grandes poetas, de los más grades pintores, de los más grandes políticos. “A lo largo del tiempo he venido, dice el creador de “Vallejo en los Infiernos”, esta es mi tierra mágica, aquí está entre nosotros desde el más allá el “Tuno”.
Aquí está César Vallejo, por aquí Víctor Raúl Haya de la Torre, por allí Ciro Alegría, más allá Lucho de la Puente Uceda, más cerca aún Julio garrido Malaver, más próximo a nosotros Miguel Angelats Quiroz, dice emocionado el integrante del grupo “Trilce”, grupo que juntara a escritores, poetas, políticos, pintores, y a todo aquel que quería sobrepasar la rutina monótona de la vida para trascender en el tiempo y en el espacio.
“Aquí está mi gente, aquí están los vivos y los muertos, maravillosa comunión de los que vivimos, de los que somos, de los que nos queremos, todos somos mágicos, todos debemos tocarnos, todos debemos decirnos…gracias, y yo también les digo gracias, muchas gracias, termina diciendo el Eduardo que nos envuelve en su emoción, para luego continuar hablando sobre el “Tuno”.
A quien también debemos decirle, gracias “Tuno”, pues sin él no hubiésemos tenido la oportunidad de tener entre nosotros a Eduardo Gonzales Viaña haciéndonos pasar una hermosa y bella noche llena de magia y de verbo, escucharlo hablar y hacernos sentir como si estuviésemos en el espacio sideral comunicándonos con todos aquellos pro-hombres que mencionó. Muchas gracias Eduardo escritor.
Por: Enrique Benites Delgado
Al llegar al local donde Eduardo Gonzáles Viaña, presentaba el libro sobre el otro Eduardo, Calderón, “El Tuno”, noté un lleno total del local; conversando con otros ciudadanos presentes surgió la pregunta ¿Cuál de los dos Eduardos había convocado a toda esta masa en los ambientes de la Casa de la Emancipación? La respuesta nos la dio el Doctor Cristóbal Campana, quien fue invitado para hacer la presentación del libro, al desarrollar la concepción de la dualidad del pensamiento andino.
“En el universo no existe nada único, todo es dual; no hay nada inseparable como el día y la noche, el sol y la luna, el tiempo y el espacio, hasta el mismo Dios se dio cuenta de ello al crear primero al hombre, para después corregirse creando a la mujer, no existe el uno sin el otro”. Y, así es, uno no puede ser sin el otro. Los dos Eduardos llenaron los ambientes donde hace dos siglos un grupo de ciudadanos marcharon a la plaza de Armas y pronunciaron el primer grito libertario del Perú.
Un Eduardo mágico y escritor que embelesa las almas; el otro Eduardo, también mágico y telúrico, invocando las fuerzas de los mochicas y los chimúes cautivando los espíritus. Uno, Gonzales Viaña, cura el alma y el pensamiento con su verbo, el otro, “el Tuno” Calderón, curaba los espíritus y los cuerpos con la magia heredada de sus antepasados. “Vengo de uno y otro horizonte, vengo del norte del norte de donde vivo, vengo a visitar a mi gente, vengo porque necesito de los míos, vengo por la gente que quiero”, comienza diciendo Eduardo Gonzales Viaña en su disertación.
Contó que en una oportunidad el “Tuno” le preguntó por qué iba a verlo…“porque sí” respondió, mientras el “Tuno” replicó: “nadie vive porque sí, a ti te trajo tu cerro, tus piedras, tu naturaleza, tu tierra mágica”. Claro que sí, es la fuerza de esta tierra cultivadora de la libertad, de los más grandes poetas, de los más grades pintores, de los más grandes políticos. “A lo largo del tiempo he venido, dice el creador de “Vallejo en los Infiernos”, esta es mi tierra mágica, aquí está entre nosotros desde el más allá el “Tuno”.
Aquí está César Vallejo, por aquí Víctor Raúl Haya de la Torre, por allí Ciro Alegría, más allá Lucho de la Puente Uceda, más cerca aún Julio garrido Malaver, más próximo a nosotros Miguel Angelats Quiroz, dice emocionado el integrante del grupo “Trilce”, grupo que juntara a escritores, poetas, políticos, pintores, y a todo aquel que quería sobrepasar la rutina monótona de la vida para trascender en el tiempo y en el espacio.
“Aquí está mi gente, aquí están los vivos y los muertos, maravillosa comunión de los que vivimos, de los que somos, de los que nos queremos, todos somos mágicos, todos debemos tocarnos, todos debemos decirnos…gracias, y yo también les digo gracias, muchas gracias, termina diciendo el Eduardo que nos envuelve en su emoción, para luego continuar hablando sobre el “Tuno”.
A quien también debemos decirle, gracias “Tuno”, pues sin él no hubiésemos tenido la oportunidad de tener entre nosotros a Eduardo Gonzales Viaña haciéndonos pasar una hermosa y bella noche llena de magia y de verbo, escucharlo hablar y hacernos sentir como si estuviésemos en el espacio sideral comunicándonos con todos aquellos pro-hombres que mencionó. Muchas gracias Eduardo escritor.
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