Numerosos edificios del casco histórico han sufrido daños, como la catedral, y otros se han derrumbado, entre ellos parte de un instituto llamado la Casa del Estudiante y la torre de la iglesia de Alma Santa. Muy cerca de allí, el pequeño municipio de Onna, el más próximo al epicentro, ha desaparecido entre los escombros.
Las horas pasan y los equipos de rescate intensifican la búsqueda de supervivientes bajo vastas extensiones de escombros en la región rural de los Abruzos, en el centro de Italia, sacudida en la madrugada de este lunes por un terremoto de magnitud 6,3 en la escala de Richter. El panorama es desolador: casas derrumbadas, coches volcados, carreteras rajadas por la mitad. Según los últimos datos oficiales, más de 150 personas han perdido la vida, 1,500 han resultado heridas y más de 70,000 han perdido sus casas.
Así lo ha confirmado el primer ministro del país, Silvio Berlusconi, durante una intervención en la televisión italiana Canal 5, en la que además aseguró que se destinarán 30 millones de euros de ayudas de forma inmediata para los damnificados. "Hemos aconsejado a la gente que se traslade a casa de amigos y familires" en caso de que sus domicilios hayan resultado dañados, dijo Berlusconi, que además informó de que se ha "previsto llevar a personas a hoteles de la costa, donde hay disponibles entre 15,000 y 20,000 camas".
Tras el peor seísmo registrado en Italia en las últimas décadas, los equipos de salvamento han levantado tiendas de campaña para resguardar a los cientos de damnificados que lo han perdido prácticamente todo y para quienes temen volver a sus casas por las réplicas que se han sentido a lo largo del día. Las tareas de rescate se han visto además entorpecidas por una lluvia persistente que ha obligado a muchos evacuados a resguardarse en sus coches o en las tiendas de campaña que se han instalado en dos centros deportivos.
El epicentro del seísmo, que se pudo sentir en Roma, se registró en torno a las 3:30 horas de este lunes a cinco kilómetros de profundidad en un punto cercano a la localidad de L'Aquila, ciudad medieval levantada en el siglo XIII y capital de los Abruzos. Con unos 70,000 habitantes y situada a unos 85 kilómetros al noreste de Roma, L'Aquila se caracteriza por sus calles estrechas y edificios antiguos del renacimiento. Los testimonios de los propios vecinos de la localidad hablan de escenas de horror.
Numerosos edificios del casco histórico han sufrido daños, como la catedral, y otros se han derrumbado, entre ellos parte de un instituto llamado la Casa del Estudiante y la torre de la iglesia de Alma Santa. Muy cerca de allí, el pequeño municipio de Onna, el más próximo al epicentro, ha desaparecido entre los escombros. Sólo bomberos y personal de rescate permanecen en la localidad, y las autoridades han desalojado a los periodistas ante el temor a que se produzcan nuevas réplicas del seísmo.
Durante todo el día, en el que se han producido pequeños movimientos en la zona, 39 cadáveres han sido rescatados de entre las ruinas. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha cancelado su viaje a Moscú para desplazarse hasta la ciudad de L'Aquila. Berlusconi, que decretó el estado de emergencia nacional, que la preocupación es enfocarse en las labores de rescate. "Después podemos discutir acerca de si los terremotos se pueden predecir", dijo Berlusconi en referencia a la polémica desatada por un sismólogo que advirtió de que se produciría un gran seísmo en esta zona por estas fechas y que fue desautorizado por el Gobierno.
El Consejo de Ministros italiano no ha especificado la fecha de las exequias dado que aún se desconoce con exactitud el número de muertos, heridos y desaparecidos. La sacudida fue tan fuerte que todavía se desconoce el alcance real del seísmo. Los Abruzos es una región de más de un millón de habitantes, lleno de pequeños pueblos con casas viejas y medios rurales. Los medios de comunicación hablan de que hasta 26 de estas localidades han quedado muy dañadas y pintan una situación aún más preocupante.
En este sentido, las palabras del portavoz de la Cámara baja italiana, Gianfranco Fini, son ilustrativas: "Algunos de los pueblos en el área están virtualmente destruidos en su totalidad", dijo tras un minuto de silencio en honor a las víctimas. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el terremoto alcanzó una magnitud de 6,3 en la escala de Richter, mientras que los datos ofrecidos por la Protección Civil italiana hablan, en cambio, de una magnitud de 5,8. Otras fuentes elevan la intensidad del temblor hasta una magnitud de 6,7.
Desde primera hora de la mañana de este lunes, las carreteras de acceso a la zona quedaron cortadas en medio del caos. Alrededor de 15.000 usuarios se han quedado sin electricidad en toda la región, según informó la empresa Enel al departamento de protección civil. En Roma, el temblor hizo crujir las antiguas casas del centro histórico e incluso las termas de Caracalla han sufrido desperfectos. Muchos vecinos también salieron a las calles a la espera de una réplica, aunque pasados unos minutos fueron volviendo a sus casas.
Los hospitales de la zona se han visto superados por la tragedia. Protección civil ha tenido que habilitar hospitales de campaña mientras el ministro de Salud, Maurizio Sacconi, ha hecho un llamamiento a la población para que done sangre. Por su parte, el presidente de la región, Ganni Chiodi, ha reconocido que la situación es de extrema gravedad y ha pedido a los ciudadanos que se reúnan en estadios de fútbol o al aire libre para evitar más daños. (Agencias)
Las horas pasan y los equipos de rescate intensifican la búsqueda de supervivientes bajo vastas extensiones de escombros en la región rural de los Abruzos, en el centro de Italia, sacudida en la madrugada de este lunes por un terremoto de magnitud 6,3 en la escala de Richter. El panorama es desolador: casas derrumbadas, coches volcados, carreteras rajadas por la mitad. Según los últimos datos oficiales, más de 150 personas han perdido la vida, 1,500 han resultado heridas y más de 70,000 han perdido sus casas.
Así lo ha confirmado el primer ministro del país, Silvio Berlusconi, durante una intervención en la televisión italiana Canal 5, en la que además aseguró que se destinarán 30 millones de euros de ayudas de forma inmediata para los damnificados. "Hemos aconsejado a la gente que se traslade a casa de amigos y familires" en caso de que sus domicilios hayan resultado dañados, dijo Berlusconi, que además informó de que se ha "previsto llevar a personas a hoteles de la costa, donde hay disponibles entre 15,000 y 20,000 camas".
Tras el peor seísmo registrado en Italia en las últimas décadas, los equipos de salvamento han levantado tiendas de campaña para resguardar a los cientos de damnificados que lo han perdido prácticamente todo y para quienes temen volver a sus casas por las réplicas que se han sentido a lo largo del día. Las tareas de rescate se han visto además entorpecidas por una lluvia persistente que ha obligado a muchos evacuados a resguardarse en sus coches o en las tiendas de campaña que se han instalado en dos centros deportivos.
El epicentro del seísmo, que se pudo sentir en Roma, se registró en torno a las 3:30 horas de este lunes a cinco kilómetros de profundidad en un punto cercano a la localidad de L'Aquila, ciudad medieval levantada en el siglo XIII y capital de los Abruzos. Con unos 70,000 habitantes y situada a unos 85 kilómetros al noreste de Roma, L'Aquila se caracteriza por sus calles estrechas y edificios antiguos del renacimiento. Los testimonios de los propios vecinos de la localidad hablan de escenas de horror.
Numerosos edificios del casco histórico han sufrido daños, como la catedral, y otros se han derrumbado, entre ellos parte de un instituto llamado la Casa del Estudiante y la torre de la iglesia de Alma Santa. Muy cerca de allí, el pequeño municipio de Onna, el más próximo al epicentro, ha desaparecido entre los escombros. Sólo bomberos y personal de rescate permanecen en la localidad, y las autoridades han desalojado a los periodistas ante el temor a que se produzcan nuevas réplicas del seísmo.
Durante todo el día, en el que se han producido pequeños movimientos en la zona, 39 cadáveres han sido rescatados de entre las ruinas. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha cancelado su viaje a Moscú para desplazarse hasta la ciudad de L'Aquila. Berlusconi, que decretó el estado de emergencia nacional, que la preocupación es enfocarse en las labores de rescate. "Después podemos discutir acerca de si los terremotos se pueden predecir", dijo Berlusconi en referencia a la polémica desatada por un sismólogo que advirtió de que se produciría un gran seísmo en esta zona por estas fechas y que fue desautorizado por el Gobierno.
El Consejo de Ministros italiano no ha especificado la fecha de las exequias dado que aún se desconoce con exactitud el número de muertos, heridos y desaparecidos. La sacudida fue tan fuerte que todavía se desconoce el alcance real del seísmo. Los Abruzos es una región de más de un millón de habitantes, lleno de pequeños pueblos con casas viejas y medios rurales. Los medios de comunicación hablan de que hasta 26 de estas localidades han quedado muy dañadas y pintan una situación aún más preocupante.
En este sentido, las palabras del portavoz de la Cámara baja italiana, Gianfranco Fini, son ilustrativas: "Algunos de los pueblos en el área están virtualmente destruidos en su totalidad", dijo tras un minuto de silencio en honor a las víctimas. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el terremoto alcanzó una magnitud de 6,3 en la escala de Richter, mientras que los datos ofrecidos por la Protección Civil italiana hablan, en cambio, de una magnitud de 5,8. Otras fuentes elevan la intensidad del temblor hasta una magnitud de 6,7.
Desde primera hora de la mañana de este lunes, las carreteras de acceso a la zona quedaron cortadas en medio del caos. Alrededor de 15.000 usuarios se han quedado sin electricidad en toda la región, según informó la empresa Enel al departamento de protección civil. En Roma, el temblor hizo crujir las antiguas casas del centro histórico e incluso las termas de Caracalla han sufrido desperfectos. Muchos vecinos también salieron a las calles a la espera de una réplica, aunque pasados unos minutos fueron volviendo a sus casas.
Los hospitales de la zona se han visto superados por la tragedia. Protección civil ha tenido que habilitar hospitales de campaña mientras el ministro de Salud, Maurizio Sacconi, ha hecho un llamamiento a la población para que done sangre. Por su parte, el presidente de la región, Ganni Chiodi, ha reconocido que la situación es de extrema gravedad y ha pedido a los ciudadanos que se reúnan en estadios de fútbol o al aire libre para evitar más daños. (Agencias)
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