Como se recuerda Rafael
Quevedo Flores fue Ministro de Agricultura en el gobierno anterior, pero tuvo
que renunciar en medio de una polémica, acusado de favorecer a sus empresas
avícolas con el ingreso de transgénicos. Aún así, la UPAO le concedió unos años
antes el premio “Antenor Orrego”.
En
el 2005 la Universidad Privada Antenor
Orrego (UPAO) anunció con bombos y platillos una alianza estratégica con TAL S.A., la reconocida agroindustrial
del norte, de propiedad de Rafael
Quevedo Flores, premiado y distinguido empresario liberteño, incluso las revistas
de entonces señalaban que la alianzaera un modelo innovador de gestión
empresarial en el país, sin embargo siete años después el sueño se
convirtió en pesadilla, y luego de varios ejercicios y ninguna utilidad para
UPAO, se decidió a interponer demanda de desalojo contra Agroindustrial UPAO S.A.C. solicitando la resolución de contrato
por falta de pago.
Esta
historia comienza cuando la UPAO adquiere, años atrás, más de 250 hectáreas de
terreno agrícola al Proyecto Especial Chavimochic,
ubicadas en el Alto Salaverry, para desarrollar negocios de agroexportación y
proyectos como una Incubadora de Empresas y un Centro de Experimentación
Agrícola. Todo iba a favorecer finalmente a los estudiantes de la UPAO. En el
camino se logra la alianza con TAL S.A., del grupo El Rocío, y ambos crean la Agroindustrial UPAO S.A.C., donde la universidad
tenía el 45%, a pesar que ellos aportaban el terreno, el accionariado restante
de 55% era propiedad de la empresa de Rafael Quevedo.
La
meta principal era exportar espárragos al mercado europeo, las utilidades
serían repartidas en proporción a las acciones. Para las autoridades
universitarias de la UPAO era un modelo emblemático del concepto
universidad-empresa, durante la gestión del Rector Dr. Guillermo Guerra Cruz. Sin embargo, cuando el año pasado entra la
nueva administración del Dr. Víctor Raúl
Lozano Ibáñez, se empieza a auditar los números y recién reparan en que el
lapso de 6 años la empresa no había dado ninguna utilidad para la UPAO y menos
era algo productivo en temas académicos o de prácticas para los estudiantes.
Esto
a pesar que según se anunciaba se estaba exportando centenares de toneladas de
espárrago a Europa. Como se puede apreciar en los balances financieros los
inmensos e inexplicables pasivos convertían a la empresa en poco rentable.
Ahora se sabe que el principal deudor de Agroindustrial UPAO sería precisamente
TALSA. Por otro lado, el gerente de la Agroindustrial UPAO es nada
menos que Ulises Rafael Ramón
Quevedo Berastain, hijo de don
Rafael Quevedo.
Como
se recuerda Quevedo Flores fue Ministro de Agricultura en el gobierno anterior,
pero tuvo que renunciar en medio de una polémica, acusado de favorecer a sus
empresas avícolas con el ingreso de transgénicos. Aún así, la UPAO le concedió
unos años antes el premio “Antenor Orrego”. Una pregunta sin contestar es
porque durante tantos años, los miembros del Directorio que representaban a la
UPAO, no supieron leer balances y menos cuidar el patrimonio universitario.
Entre
estos estarían el Dr. Luis Reyes
Sánchez (actual asesor jurídico de la UPAO), Javier Bustamante Baca (Jefe Imagen Institucional) y el
Dr. Víctor Hugo Chanduví Cornejo.
Otra pregunta es cómo se aceptó que TALSA tenga el 55%, eso implicaba “regalar”
el manejo de la empresa. Luego de varios meses de solicitar inútilmente cambios
en el manejo de la empresa, y ante el silencio de TALSA; ahora UPAO pide
la devolución del terreno de 250 hectáreas, el original Fundo UPAO.
Por
tal motivo, la Casa Superior de Estudios ha interpuesto una demanda de desalojo
contra Agroindustrial UPAO S.A.C. ante el 2° Juzgado Civil, el mismo que ha
admitido la demanda y ha ordenado un proceso sumarísimo que se espera ponga fin
a una promocionada alianza convertida hoy en un vergonzoso litigio, y permita
recuperar parte de su patrimonio a esta emblemática universidad trujillana.
1 comentario:
Este es un artículo tendencioso escrito por los actuales administradores de la UPAO quienes pretenden adueñarse de manera personal del terreno. Por qué no preguntan también a Quevedo de TALSA?
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