Las autoridades en el desarrollo de sus políticas sociales no pueden obviar está latente realidad, y deben aplicar una política de subsidiaridad, para que los recursos aportados por los que más tienen sean derivados con criterio humano, en favor de financiar acciones orientadas a mitigar el intenso frio que sufren en carne propia los más pobres.
Por: Amaro Rodríguez Santillán
El inicio de la temporada invernal con frío riguroso en determinadas horas del día, afecta gravemente a la población más vulnerable, radicadas en precarias viviendas ubicadas en los asentamientos humanos y área rural de nuestra provincia y también en otras provincias de la región, sufriendo con mayor intensidad las inclemencias del tiempo los niños, generando enfermedades bronquiales agudas y también en los ancianos.
Frente a este gélido clima con temperaturas que descenderán más, según los pronósticos del SENAMHI, las familias que habitan improvisadas viviendas con techos de estera y plástico, sin ropa adecuada para abrigar a los infantes que hoy tiritan de frío, no podemos permanecer impasibles, y proponemos una respuesta solidaria con la ayuda que esté a nuestro alcance, para mitigar el friaje que hace escarnio en los indefensos niños.
Las autoridades en el desarrollo de sus políticas sociales no pueden obviar está latente realidad, y deben aplicar una política de subsidiaridad, para que los recursos aportados por los que más tienen sean derivados con criterio humano, en favor de financiar acciones orientadas a mitigar el intenso frio que sufren en carne propia los más pobres.
En estas circunstancias recordando el anhelo de servir al pueblo, según pregonan los candidatos para ser electos como autoridades en gobiernos locales y regionales, se les presenta una gran oportunidad de hacer una demostración de ese don de servicio al pueblo, especialmente a los más pobres, tal como lo vociferan y empiecen a ejecutar un trabajo social, que Dios les retribuirá. Las palabras los lleva el viento, los hechos son realidades y son amores.
Es momento de sugerir e invocar a la juventud en la que siempre se guardan la esperanza, en estos momentos que las familias más pobres son víctimas del friaje, dejar de lado la frivolidad, identificarse con la angustia de las familias muchas sin trabajo, que no pueden adquirir los elementos necesarios para protegerse del crudo invierno.
No olvidemos que numerosos niños son hijos de madres solteras, muchas de ellas, ni siquiera duermen pensando en cómo ganar honestamente unos soles, para adquirir el pan de cada día para sus hijos y dejarlos encargados o encerrados en sus viviendas para salir a trabajar, por ser víctimas de la cobardía de los hombres irresponsables, que engendraron hijos para abandonarlos.
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