Fue el primer miembro de la Corte Suprema del Perú que escuchó, investigó y reunió pruebas sobre la corrupción de la Gerencia General del Poder Judicial. Me enseñó a tener paciencia y a recopilar documentos que acreditan como se usa el presupuesto del Poder Judicial.
Por: Fernando O´Phelan Pérez
Son las dos de la tarde. Hay un cielo azul pálido: Vine a escribir sobre mi muerte. Para eso me senté aquí en el Cross Southn Tavern, un huarique irlandés escondido en San Angel. Tantas veces he pasado por aquí. En diez años nunca lo pise al igual que la Basílica de la amiga de mi madre. Era de madrugada. Zoe me llama: En Perú había muerto Javier Román, ministro de la Corte Suprema en el Perú. La muerte otra vez, como signo de dolor y consolación, como el tránsito en la mitad de la prueba.
Si muero quiero toda mi música celta en plena ceremonia fúnebre. Qué lugar en Lima acepta velorios con música, ni idea. Un poco de Glenn Miller, Aretha Franklin, Michelle Buble, Silvio Rodriguez, Amparo Ochoa y la canción del comandante Che Guevara (de las pocas incongruencias que me permito). Todas las de Miky Gonzáles y la versión remix de El Plebeyo que tiene Jaime Cuadra (y si pueden música de navidad en inglés).
Javier Román es el primer juez peruano que se muere dejándome un dolor en el corazón. Largas conversaciones en Costa Rica, México, República Dominicana y en Arequipa. Aprendí tanto hablando con él que su fama de cascarrabias se hacía invisible. Fue el primer miembro de la Corte Suprema del Perú que escuchó, investigó y reunió pruebas sobre la corrupción de la Gerencia General del Poder Judicial. Me enseñó a tener paciencia y a recopilar documentos que acreditan como se usa el presupuesto del Poder Judicial. Temas que ni siquiera el Comité de Gestión del Presidente Villa Stein discute hoy en sus sesiones.
Los consejos hoy debo aplicarlos en su honor. Por eso escribo para recordar en el día de su muerte, mi vida y la suya y la de tantos otros que aguardan un poco de felicidad. Claro, la música es tan clave en mi ceremonia fúnebre, como las dos pantallas o ecrams pasando mis fotos, aquellas que he tomado todos estos años. Dejaré grabada media hora, con mi voz para que todos sepan lo que pienso sin duda alguna. La muerte de Javier Román, de un arequipeño orgulloso y totalmente lúcido sobre el presente y sus pares.
Ese día en el Colegio de Abogados mientras condecoraban a Francisco Tàvara, descubrí lo que realmente pensaba de su condición de juez y su relación con la vida. Solo le pido disculpas por invitarlo a la Casa Moreyra y haberle dicho que Villa Stein creía en el cambio del sistema judicial. Batman vuelve, Dr Javier Román, vuelve para honrar su memoria y decirle a los druidas criollos que el tiempo se acaba antes del 21 de Diciembre del 2012.
Por: Fernando O´Phelan Pérez
Son las dos de la tarde. Hay un cielo azul pálido: Vine a escribir sobre mi muerte. Para eso me senté aquí en el Cross Southn Tavern, un huarique irlandés escondido en San Angel. Tantas veces he pasado por aquí. En diez años nunca lo pise al igual que la Basílica de la amiga de mi madre. Era de madrugada. Zoe me llama: En Perú había muerto Javier Román, ministro de la Corte Suprema en el Perú. La muerte otra vez, como signo de dolor y consolación, como el tránsito en la mitad de la prueba.
Si muero quiero toda mi música celta en plena ceremonia fúnebre. Qué lugar en Lima acepta velorios con música, ni idea. Un poco de Glenn Miller, Aretha Franklin, Michelle Buble, Silvio Rodriguez, Amparo Ochoa y la canción del comandante Che Guevara (de las pocas incongruencias que me permito). Todas las de Miky Gonzáles y la versión remix de El Plebeyo que tiene Jaime Cuadra (y si pueden música de navidad en inglés).
Javier Román es el primer juez peruano que se muere dejándome un dolor en el corazón. Largas conversaciones en Costa Rica, México, República Dominicana y en Arequipa. Aprendí tanto hablando con él que su fama de cascarrabias se hacía invisible. Fue el primer miembro de la Corte Suprema del Perú que escuchó, investigó y reunió pruebas sobre la corrupción de la Gerencia General del Poder Judicial. Me enseñó a tener paciencia y a recopilar documentos que acreditan como se usa el presupuesto del Poder Judicial. Temas que ni siquiera el Comité de Gestión del Presidente Villa Stein discute hoy en sus sesiones.
Los consejos hoy debo aplicarlos en su honor. Por eso escribo para recordar en el día de su muerte, mi vida y la suya y la de tantos otros que aguardan un poco de felicidad. Claro, la música es tan clave en mi ceremonia fúnebre, como las dos pantallas o ecrams pasando mis fotos, aquellas que he tomado todos estos años. Dejaré grabada media hora, con mi voz para que todos sepan lo que pienso sin duda alguna. La muerte de Javier Román, de un arequipeño orgulloso y totalmente lúcido sobre el presente y sus pares.
Ese día en el Colegio de Abogados mientras condecoraban a Francisco Tàvara, descubrí lo que realmente pensaba de su condición de juez y su relación con la vida. Solo le pido disculpas por invitarlo a la Casa Moreyra y haberle dicho que Villa Stein creía en el cambio del sistema judicial. Batman vuelve, Dr Javier Román, vuelve para honrar su memoria y decirle a los druidas criollos que el tiempo se acaba antes del 21 de Diciembre del 2012.
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