sábado, 27 de febrero de 2010

ACCIDENTES, PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA ¿Y LA TOLERANCIA CERO?

A la administración pública no hay que tomarlo simplemente como una salvación a su falta de trabajo. Que eso es lo que ocurre siempre. Por ello la falta de identidad, de compromiso. ¿Dónde están los trabajadores y/o funcionarios de transportes para realizar las funciones de control a que están obligados?

Por: Enrique Benites Delgado

Los más de cincuenta ciudadanos fallecidos en solo dos días en fatídicos accidentes sufridos en las carreteras, es sumamente preocupante, han dejando en la orfandad a hijos y en el dolor a sus familiares. El exceso de horas de trabajo, el deficiente mantenimiento de las unidades, el estado físico y moral de los choferes, la adaptación de camiones en ómnibus, la informalidad de las empresas de trasporte, la falta de control en las carreteras, hacen que la incidencia en accidentes sea cada vez mayor.

El porcentaje de muertes por accidentes es alarmante, en lo que va de este año ya van cerca de 160 muertes a nivel nacional, es decir un promedio de dos muertes por día, peor que cualquier plaga del apocalipsis. Esta situación ya es un problema de salud pública, en cada accidente los hospitales vuelan, no hay camas, no hay medicina. Las personas quedan lesionadas y muchas veces inútiles de por vida. Se implementó la famosa “Tolerancia Cero” ¿Quién la hace cumplir?

Por diferentes motivos estuve presente por varios días, durante las noches, en los terminales de la salida que van a Lima, cuando algún ciudadano pedía una rebaja del pasaje, se “maleteaban” entre ellos diciendo: “mi unidad es ómnibus, el otro es un camión adaptado, es bamba”, “no arriesgue su vida, vaya en el mío que es mejor”, decía el otro… como pasajero ¿Qué haces a cuál subes? ¿A quién preguntarle quien decía la verdad? Durante todas esas noches no llegó ninguna autoridad para verificar el estado de las unidades, de los chóferes o las condiciones en que viajaban los pasajeros, si tienen SOAT o no, si salen a su hora o los hacen esperar hora tras hora.

Nada de eso. O, es que se les tiene miedo a los transportistas, son haraganes o están coludidos con ellos. Escoja usted. Si una persona busca un trabajo en una entidad pública y se lo dan, tiene y debe cumplir. Todo trabajador público se debe a los ciudadanos, se les paga de nuestros impuestos. Por lo tanto tienen que servirnos. Y, si se trata de trabajar, tienen que estar dispuestos a la hora que sea, de día, de tarde, de noche, hasta de madrugada, domingos o feriados. Si no les gusta que busquen otro trabajo.

A la administración pública no hay que tomarlo simplemente como una salvación a su falta de trabajo. Que eso es lo que ocurre siempre. Por ello la falta de identidad, de compromiso. ¿Dónde están los trabajadores y/o funcionarios de transportes para realizar las funciones de control a que están obligados? ¿Dónde están los jefes para programar esos operativos? Descansando en camita. Más bien lo de la “tolerancia cero” se la debemos pasar en calificativo de “cero” a cada uno de ellos, y no debemos “tolerar” más tanta irresponsabilidad.

A la empresa responsable se le debería sancionar con, por lo menos, un mes de suspensión de la autorización. Y, si no hay Ley, porque así dirán, entonces que se haga, para eso también pagamos alcaldes, regidores, presidentes regionales, consejeros regionales y congresistas, o quieren que sigan corriendo ríos de sangre por las carreteras.

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