Las encuestas bien elaboradas sirven con ciertos márgenes de error para medir la preferencia de los electores a favor de un determinado candidato, sin embargo cuando la encuesta es manipulada sesgadamente para favorecer a determinado candidato o agrupación política, se desnaturaliza y pierde valor.
Por: Amaro Rodríguez Santillán
La mayoría de candidatos para satisfacer su ego y promocionar su propaganda política en la contienda electoral, para alcanzar el cargo de alcalde provincial, alcalde distrital y de gobernador, fabrican sus propias encuestas y se ubican en un lugar de bastante expectativa y vivir fantasías azuzados por los infaltables ayayeros de turno.
Las encuestas bien elaboradas sirven con ciertos márgenes de error para medir la preferencia de los electores a favor de un determinado candidato, sin embargo cuando la encuesta es manipulada sesgadamente para favorecer a determinado candidato o agrupación política, se desnaturaliza, pierde valor y eso está ocurriendo con las improvisadas “encuestas” recientemente publicadas por las redes sociales y otros medios.
Después de todo, los candidatos y sus promotores que invierten sus dineros en campañas políticas, les asiste el derecho de alucinarse con fantasías, pero el común de los ciudadanos está obligado a meditar un momento y decidir responsablemente a quien es va apoyar con su voto soberano, tantas veces traicionado por quienes alcanzaron los ansiados cangos.
En estas circunstancias, más que los pergaminos en el frondoso currículum vitae de los candidatos, se necesita conocer la calidad moral de la persona que aspira ocupar el cargo de alcalde o gobernador y entre esa gente responsable que no registra delitos pasados, o haberse burlado de la ley con grotescas argucias, a uno de ellos otorgarle nuestro voto.
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