lunes, 29 de octubre de 2007

¿EL CIRCO EN PRIMAVERA?

Señor Alva Castro, la delincuencia no se combate engañando al periodismo y la sociedad con acciones policiales pasadas y de rutina, reunidas de una y otra comisaría para darle matices de valor.

Por: Diomedes Morales
Los trujillanos estamos acostumbrados a ver funciones circenses en Fiestas Patrias y Fiestas Navideñas, pero jamás tuvimos oportunidad de acudir a este tipo de espectáculos, antes, durante ni después del Corso Primaveral. Resulta que nuestro renombrado Ministro del Interior se propuso aportar con su tardío granito de arena a tan esperada celebración y sin más ni más, rodeado de un espectacular contingente policial, puso pelos de punta a las más grandes bandas organizadas del país, cuyos cabecillas y miembros restantes optaron por poner pies en polvorosa en cárceles, pueblos jóvenes y asentamientos humanos del departamento ante las increíbles y arriesgadas misiones que estos robocops cholos efectuaron en tan sólo “48 horas de labor”.

Revólveres, escopetas, cartuchos y un par de vehículos abandonados por los facinerosos llenaron páginas enteras del periodismo local, unificado en ardoroso aplauso a tan sacrificada faena. Quiero recordarle al conformista pueblo trujillano que allá por la década del 70, un mayor de la que fue gloriosa Benemérita Guardia Civil del Perú, don José Zelada Vela, se propuso poner fin a la delincuencia y la corrupción reinante en las dos principales fuerzas policiales: GC y PIP. Para ello, formó un grupo de tan sólo 15 hombres al mando del fallecido Alférez. GC. Savo Macan Papa y con el apoyo logístico de un grupo de honorables ciudadanos encabezados por el Ing. Vicente Delfín Tizón, se dio inicio a una década de tranquilidad y orden en nuestra querida capital y pueblos aledaños.

Este llamado “Grupo de Emergencia” puso coto a corruptos policías que diariamente recorrían las calles en sus propios vehículos particulares para cobrar cupos a los forajidos que como hoy, hacían su agosto en las arterias trujillanas y sus alrededores. Tan sólo 15 valerosos policías, vestidos con el ropaje de la honradez, ética profesional, voluntad y amor a la camiseta, lograron “limpiar” esta ciudad y algunas otras a las que fueron invitados a trabajar por sus autoridades, verdaderamente preocupadas en atender las necesidades primordiales de sus pueblos. Señor Alva Castro, la delincuencia no se combate engañando al periodismo y la sociedad con acciones policiales pasadas y de rutina, reunidas de una y otra comisaría para darle matices de valor.

Para combatir la criminalidad organizada, tiene Ud. que renovar las Fuerzas Policiales a las mismas que debe declararlas en emergencia. Tal es el estado de cosas. Si las nuevas promociones egresan para ponerse bajo el mando de la corrupción policial, nada se habrá logrado. Trujillo necesita un cambio total de efectivos, los agentes de la DIVINCRI se han familiarizado con delito, desde aquel que arrebata una cartera hasta aquellos que comercializan droga al por mayor.

Y los pocos policías honestos (aquellos que para sobrevivir se emplean en sus horas libres) están atados de pies y manos por las leyes que se dieron o les fueron despojados en el primer gobierno alanista (así con minúsculas, no APRISTA) dizque en defensa de los Derechos Humanos. Lea Ud. la Quinta Montaña de Pablo Coelho y aplicando sus sabios consejos, pida a su gobierno que dé un paso atrás y reinicie su misión: gobernar al pueblo peruano. Tenga en cuenta que los Derechos Sociales de los Ciudadanos están por encima de los Derechos Humanos de la escoria de la sociedad.

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