Ella es una mujer ejemplo de fortaleza y perseverancia; porque pese a las vicisitudes familiares, ama la vida. Nació el 10 de enero de 1913, tiene 5 nietos y 18 biznietos; y es la única sobreviviente de 4 hermanos. Aunque parezca increíble, la mujer más anciana de Coviriali, dice encontrarse bien de salud, y vive actualmente con su hija.
La mujer asháninca más longeva del distrito de Coviriali, en el departamento de Junín, es Enriqueta Shumpate Patiancuri, quien a sus 105 años cobró por primera vez la subvención económica del Programa Nacional de Asistencia Solidaria - Pensión 65 y también estrenó su DNI, mediante el cual pudo convertirse en usuaria del Programa. Doña Enriqueta, quien domina la lengua machiguenga y habla poco castellano, acudió la agencia del Banco de la Nación en Satipo, vestida con su tradicional cushma, para recibir los S/ 250 otorgados por Pensión 65, a las personas adultas mayores de 65 años en situación de extrema pobreza.
Al recibir los billetes en la ventanilla del Banco, la mujer asháninka dibujó una leve sonrisa en su rostro, y luego se los entregó a su nieta Magdalena, quien guiada por personal de Pensión 65 y de la Municipalidad de Coviriali, siguió los trámites para que su abuelita tenga DNI, y así pueda ser usuaria del programa social, desde el padrón de pagos correspondiente a enero-febrero. “Natomancha” es como llaman cariñosamente a Enriqueta, quien al llegar a la juventud, tejía canastas y tapetes, además de trabajar en la chacra, donde sembraba arroz, pituca, plátano, mauna, así como los peces de río: bagre, carachama, chupadora, barbón; y animales del monte.
Ella es una mujer ejemplo de fortaleza y perseverancia; porque pese a las vicisitudes familiares, ama la vida. Nació el 10 de enero de 1913, tiene 5 nietos y 18 biznietos; y es la única sobreviviente de 4 hermanos. Aunque parezca increíble, la mujer más anciana de Coviriali, dice encontrarse bien de salud, y vive actualmente con su hija, en la comunidad nativa de Umanavanti. Sin embargo, como es muy precavida, ha guardado “un poquito” de su primera pensión, en caso se enferme y necesite medicinas; y con el resto de la subvención económica, ha comprado un colchón, frazada y víveres.