Tras un maratoniano y decisivo debate, que ha durado más de 17 horas debido al empate técnico en la Cámara Alta, ha sido el presidente del Senado y vicepresidente del país, Julio Cobos, quien ha inclinado la balanza a favor del no.
Buenos Aires.- El Gobierno argentino vuelve a tambalearse en su tira y afloja con los agricultores. El Senado, con el voto del vicepresidente del país, Julio Cobos, ha tumbado la polémica ley de aranceles que quería aprobar la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que suma otro fracaso en el conflicto social con el campo argentino que se ha prolongado durante meses. El golpe le ha llegado a la presidenta sobre la campana y por donde menos lo esperaba.
Tras un maratoniano y decisivo debate, que ha durado más de 17 horas debido al empate técnico en la Cámara Alta, ha sido el presidente del Senado y vicepresidente del país, Julio Cobos, quien ha inclinado la balanza a favor del no. Sobre el presidente de la Cámara caía todo el peso de la crisis. De él dependía el último voto, después de que Gobierno y oposición llegaban a la medianoche con el mismo número de apoyos, 36 senadores cada uno, de un total de 72.
"Es el momento más decisivo de mi vida. Estoy tratando de expresarlo con mis sentimientos. Es una decisión difícil. Quiero que la presidenta y los argentinos entiendan que la ley no es la solución a este conflicto", ha dicho Cobos, en un discurso pausado y asumiendo la trascendencia del momento. "La historia no se cómo lo juzgará, pido perdón si me equivoco, pero espero que me vean como un hombre de familia y como todos ustedes, que asumo la responsabilidad en este caso. Actuo conforme a mis convicciones", ha añadido.
Aún así, y aunque ha frenado en seco el proyecto gubernamental, Cobos ha anunciado su intención de seguir hasta el final de su gestión junto a la presidenta argentina y ha pedido la elaboración de un nuevo proyecto. La decisión del número dos de Cristina Fernández ha sido sorprendente, aunque su distanciamiento con respecto a la cúpula del Ejecutivo era cada vez más acusado. Cobos procede del radicalismo mientras la presidenta es peronista. La tensión social ha sacado a relucir la tensión política de un Gobierno formado bajo mínimos.
Es una realidad que el Ejecutivo argentino se agrieta. Antes que el vicepresidente, algunos gobernadores del mismo partido que los Kirchner han anunciado su voto negativo. El rechazo supone un duro golpe para el kirchnerismo, que había hecho una fuerte apuesta a favor del proyecto. La polémica ley sobre los aranceles a la exportación de la soja (el principal cultivo del país), el trigo y el girasol, es un asunto que ha desatado el conflicto social en los últimos cuatro meses en Argentina, con cortes de carreteras, desabastecimiento en las ciudades y marchas multitudinarias en apoyo de la propuesta gubernamental o en apoyo del campo, contrario a ella.
Pero el resultado en el Senado ha sacado a las calles a los agricultores y dirigentes de las patronales rurales, mientras los cientos de simpatizantes del oficialismo han regresado a casa tras esperar durante horas frente a las puertas del Congreso. Los cacerolazos y bocinazos que se escucharon en barrios acomodados de Buenos Aires a últimas horas del miércoles contra el Gobierno y a favor de las posturas de los productores agrarios se repitieron tras conocerse el resultado de la votación. (Agencias)
Buenos Aires.- El Gobierno argentino vuelve a tambalearse en su tira y afloja con los agricultores. El Senado, con el voto del vicepresidente del país, Julio Cobos, ha tumbado la polémica ley de aranceles que quería aprobar la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que suma otro fracaso en el conflicto social con el campo argentino que se ha prolongado durante meses. El golpe le ha llegado a la presidenta sobre la campana y por donde menos lo esperaba.
Tras un maratoniano y decisivo debate, que ha durado más de 17 horas debido al empate técnico en la Cámara Alta, ha sido el presidente del Senado y vicepresidente del país, Julio Cobos, quien ha inclinado la balanza a favor del no. Sobre el presidente de la Cámara caía todo el peso de la crisis. De él dependía el último voto, después de que Gobierno y oposición llegaban a la medianoche con el mismo número de apoyos, 36 senadores cada uno, de un total de 72.
"Es el momento más decisivo de mi vida. Estoy tratando de expresarlo con mis sentimientos. Es una decisión difícil. Quiero que la presidenta y los argentinos entiendan que la ley no es la solución a este conflicto", ha dicho Cobos, en un discurso pausado y asumiendo la trascendencia del momento. "La historia no se cómo lo juzgará, pido perdón si me equivoco, pero espero que me vean como un hombre de familia y como todos ustedes, que asumo la responsabilidad en este caso. Actuo conforme a mis convicciones", ha añadido.
Aún así, y aunque ha frenado en seco el proyecto gubernamental, Cobos ha anunciado su intención de seguir hasta el final de su gestión junto a la presidenta argentina y ha pedido la elaboración de un nuevo proyecto. La decisión del número dos de Cristina Fernández ha sido sorprendente, aunque su distanciamiento con respecto a la cúpula del Ejecutivo era cada vez más acusado. Cobos procede del radicalismo mientras la presidenta es peronista. La tensión social ha sacado a relucir la tensión política de un Gobierno formado bajo mínimos.
Es una realidad que el Ejecutivo argentino se agrieta. Antes que el vicepresidente, algunos gobernadores del mismo partido que los Kirchner han anunciado su voto negativo. El rechazo supone un duro golpe para el kirchnerismo, que había hecho una fuerte apuesta a favor del proyecto. La polémica ley sobre los aranceles a la exportación de la soja (el principal cultivo del país), el trigo y el girasol, es un asunto que ha desatado el conflicto social en los últimos cuatro meses en Argentina, con cortes de carreteras, desabastecimiento en las ciudades y marchas multitudinarias en apoyo de la propuesta gubernamental o en apoyo del campo, contrario a ella.
Pero el resultado en el Senado ha sacado a las calles a los agricultores y dirigentes de las patronales rurales, mientras los cientos de simpatizantes del oficialismo han regresado a casa tras esperar durante horas frente a las puertas del Congreso. Los cacerolazos y bocinazos que se escucharon en barrios acomodados de Buenos Aires a últimas horas del miércoles contra el Gobierno y a favor de las posturas de los productores agrarios se repitieron tras conocerse el resultado de la votación. (Agencias)
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